Le robaron 14 veces: la odisea de un profesor de la UNLP y el Conicet en un barrio platense

Es, como suele decirse, su lugar en el mundo. Compró esa propiedad en los 90 con un crédito que recién terminó de pagar en 2014. Ahí están sus plantas, su quinta, su aire puro. Ese ambiente donde a los 76 años encuentra  inspiración para seguir escribiendo  libros, y artículos periodísticos y seguir activo como profesor de la UNLP y del CONICET, entre otras actividades. Pero ese lugar que él planeó como su paraíso es desde hace tiempo un infierno a causa de los robos que se suceden uno tras otro. Y es además un lugar donde late el peligro porque tal como están las cosas, el profesor Jesús Matías Filomeno Ocampo tiene que "agradecer" que los robos han ocurrido en su ausencia y que no le ha pasado como otros vecinos que han sido molidos a golpes por los malvivientes que andan impunes por la zona.

La historia del profesor e ingeniero en Comunicaciones Jesús Matías Filomeno Ocampo puede ser una postal más  de la inseguridad que se padece en La Plata, pero además es un relato de cómo la delincuencia se puede apoderar de la vida de las personas, condicionarla y obligarla a rendirse. La injusticia en su más puro estado.

"Mis hijas viven diciéndome que venda todo, que me compre un departamento en el centro y listo. Pero no quiero dar el brazo a torcer. Acá están mis plantas, mi quinta, mis árboles. ¿Por qué voy a darle a los ladrones el gusto de ir a encerrarme a un departamento?", dice el profesor Ocampo, como prólogo para contar el robo número 14 que en las últimas horas sufrió en su propiedad de  50 N° 2992, entre 154 bis y 155 del barrio platense de San Carlos.

Esta vez, como otras veces, los malvivientes aprovecharon su ausencia y la del casero que trabaja en el lugar. Y se llevaron cuanto pudieron, incluyendo un televisor que Ocampo había comprado el jueves de la semana pasada con un crédito de la ANSES.

"Lo pagué 28 mil pesos al contado", agrega. 

Los ladrones no se detienen ante nada. No hay reja que los frene y en una oportunidad se robaron las cámaras de seguridad que Ocampo había hecho instalar.

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En anteriores robos le llevaron su computadora personal donde tenía valioso material vinculado a su actividad docente y periodística. En un pen drive que los ladrones se llevaron sin la menor idea de su valor, había casi un nuevo libro terminado, cuenta.

El último robo fue durante el fin de semana entre las  20:30y las 22 del sábado. Ocampo no estaba en la casa y su casero  había salido a ver el partido de Estudiantes. Los ladrones acaso lo estaban vigilando. 

"Levantaron las guías del portón automático, entraron a la cochera, rompieron el vidrio de la cocina, entraron a los dormitorios y demás dependencias, tiraron las ropas de los placares, los libros de las bibliotecas, dejaron el freezer de la heladera abierto, y, hasta ahora, notamos la falta de dos televisores y un ventilador de pie", cuenta.

"No quisimos tocar nada para que la policía científica investigue", agregó Ocampo que hizo su denuncia número 14 en el Destacamento La Unión en 137 N° 1423 que tiene a cargo esta zona.

Ocampo tiene su propia visión de lo que está pasando en el barrio. Le apunta, como lo ha hecho otras veces en denuncias policiales, a un taller mecánico de la zona de donde alguna vez, cuenta, salió un sujeto y lo golpeó mientras él cortaba el pasto en la calle.

"Los vecinos tienen miedo porque los ladrones son de la zona. Yo no, no voy a dar el brazo a torcer. Mis hijas me dicen que venda y me vaya a un departamento pero no quiero, no es justo. La policía sabe quienes son", insiste con determinación y bronca.

Ocampo dice ser consiente que a pesar de los 14 robos todavía puede decir que "la ha sacado barata", porque hasta ahora nunca ha tenido a los malvivientes cara a cara, como sí le ha ocurrido a otros vecinos.

Para el profesor Ocampo ya no se trata de mudarse para cuidar sus bienes materiales. Sabe que el tema pasa por poner a salvo su vida, si es que las cosas siguen como están.