Poliamor : entre la controversia y el deseo sexual

El poliamor, si bien es una dimensión resignificada dentro de las relaciones sexoafectivas, cuenta con distintas opiniones entre los platenses. Algunos piensan que no es más que “blanquear” la falta de compromiso y consensuar con la pareja el acto de acostarse con otras personas. Por otro lado, al consultar a ciertos protagonistas pertenecientes a un público más joven, existen personas que, aunque no lo practican, confiesan una atracción por esta idea. En el medio también están quienes habilitan algunas partes, y otras no, de esta discutida práctica. Claro que también hay hombres y mujeres que adoptaron esta forma de vivir. En efecto, se propone un recorrido por las opiniones y los debates más comunes.

“Con mi pareja, después de la pandemia, decidimos ‘abrirnos’. Si bien no es precisamente un acuerdo ‘poliamoroso’, acordamos que somos una pareja con rasgos tradicionales, pero con algunos ‘permitidos’. Hay noches que salgo y no doy explicaciones de con quién me fui o a dónde. Lo mismo él (su novio). Al principio fue difícil, aunque nos seguimos adaptando”, confió Ximena, una trabajadora de la educación de 40 años que reside en La Plata y se animó a contar parte de su intimidad.

En variados temas generales, el aislamiento por los contagios de Covid aparece como un punto “bisagra” que marca a fuego, en este caso, las relaciones. Ese fue, también, el caso de Norberto, un policía cercano a los 50 años, que se separó de grande y, aunque no declara practicar el poliamor, lo desarrolla a modo de “pescador”. “No sé si lo que hago es poliamor, porque no siempre se trata de cariño. Ahora muchos lo llaman ‘chonguear’ el hecho de encontrarte y pasar una noche con alguien que te gusta, pero que no necesariamente te unirá algo serio”.

Julieta es una veinteañera de Ensenada que nunca tuvo un noviazgo duradero. Desde hace algunos meses se propuso sincerarse con cada persona con la que comparte intimidad y reconocerse como “poliamorosos”. “Me parece lo más justo para los demás. Necesitan tener claro cómo se dan las relaciones y que podemos parecer una pareja, a pesar de que me encuentre con otras”, afirmó. Marcos, de Berisso, sumó que, si bien no distingue la diferencia entre el poliamor y el “picoteo” con distintas personas, cree sentirse parte de esta nueva tendencia vincular: “No soy un tipo que se case con una sola mujer. Siento que me gustan personas distintas y no todo el tiempo las mismas”.

Hay hombres y mujeres que adoptaron esta forma de vivir y compartir

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En sectores más adultos, hay mayor reticencia. Osvaldo cumplió 65 años el mes pasado, lo celebró con su familia y recordó cuando su madre, 30 años mayor, le preguntó si uno de los deseos al soplar la velita era conseguir otra esposa. “Ella (la mamá) siempre me insistió, desde que me divorcié, en encontrar otra mujer. La verdad es que no se dio y no siento presión por eso. Si bien no creo en el poliamor, puedo encontrarme con diferentes mujeres de mi edad para conocernos y no necesariamente tenemos que ser pareja. Esa es una idea modera, pero tampoco veo sostenible esa vida donde hay que atender a mucha gente al mismo tiempo”, aportó.

El poliamor emerge como una opción alternativa a la tradicional monogamia / Freepik

Esta idea tiene que ver con lo mismo que piensa su amiga, Graciela, de 59 años, quien frecuenta con Osvaldo y mantienen una relación de “amigovios”. “Pienso que se trata de un acuerdo de época. Antes era para toda la vida, en los ‘90 y principios de los 2000 fueron los divorcios o la ‘doble vida’. Ahora surgió esto del poliamor, pero creo que tiene que ver con algo más mediático o de los jóvenes que con algo generalizado”, consideró.

UN ENFOQUE PARA COMPRENDER

En un mundo donde las dinámicas de las relaciones evolucionan constantemente, el poliamor emerge como una opción alternativa a la tradicional monogamia. Este estilo de vida desafía las convenciones establecidas al permitir a las personas explorar conexiones emocionales y románticas con múltiples compañeros simultáneamente.

En el corazón del poliamor se encuentra la premisa de la honestidad y la comunicación abierta. A diferencia de la monogamia convencional, donde la exclusividad es la norma, el poliamor implica que todas las partes involucradas estén al tanto y de acuerdo con las condiciones de la relación. La transparencia se convierte en la clave para evitar malentendidos y promover la confianza.

En este contexto, las relaciones poliamorosas pueden adoptar diversas estructuras. Algunas pueden seguir jerarquías, donde se establece un nivel de importancia entre las parejas, mientras que otras optan por no jerarquías, considerando cada relación como igualmente valiosa. Esta flexibilidad permite a las personas personalizar sus experiencias amorosas de acuerdo con sus necesidades y deseos.

Algunos piensan que no es más que “blanquear” la falta de compromiso y acostarse con otros

La gestión de los celos emerge como uno de los desafíos más destacados en el poliamor. Aquí, la autorreflexión y la comunicación son cruciales para abordar los sentimientos de inseguridad y mantener relaciones saludables. Los practicantes del poliamor a menudo destacan la importancia de la autoconciencia y el crecimiento personal en este aspecto.

En la práctica, el poliamor desafía las nociones tradicionales sobre la exclusividad emocional, reconociendo que las personas pueden tener la capacidad de amar a más de una persona al mismo tiempo sin que eso invalide o disminuya el amor que sienten por cada individuo. Este enfoque desmitifica la idea de que solo una relación puede ser significativa o satisfactoria.

Si bien el poliamor puede no ser la elección de todos, su creciente visibilidad destaca la diversidad de formas en que las personas pueden experimentar y construir relaciones. La clave para el éxito, ya sea en el marco del poliamor o la monogamia, reside en la comunicación abierta, el respeto mutuo y el consentimiento informado, recordando que no hay un enfoque único para el amor y la conexión humana.

EL ESTUDIO ESCLARECEDOR

En una sociedad que ha experimentado transformaciones significativas en la concepción de las relaciones afectivas, el poliamor emerge como una alternativa que desafía los moldes convencionales del amor monógamo. Un estudio reciente, publicado en Frontiers in Psychology, arroja luz sobre la popularidad y la estigmatización que rodea a esta práctica que involucra relaciones románticas y sexuales con más de una persona simultáneamente.

El poliamor, definido como un acuerdo consensuado que trasciende la exclusividad sexual, ha demostrado ser más común de lo que muchos podrían pensar. Según la investigación realizada por las Universidades de Chapman e Indiana Bloomington, el 11% de los adultos solteros encuestados en Estados Unidos había experimentado una relación poliamorosa en algún momento, mientras que el 17% expresaba su deseo de explorar este tipo de vínculo.

Los resultados del estudio revelan que, a pesar de su crecimiento, el poliamor enfrenta desafíos importantes, siendo uno de ellos la persistente estigmatización. Entre aquellos que han experimentado el poliamor, el 30% considera la posibilidad de repetir la experiencia, pero el 33% admite las dificultades emocionales asociadas, y el 21% reconoce que la posesividad puede ser un obstáculo en este tipo de relaciones.

La clave para el éxito, ya sea en el marco del poliamor o la monogamia, reside en la comunicación abierta / Pexels

En el contexto argentino, donde las formas tradicionales de relaciones están en constante cambio, el poliamor se presenta como una opción que desafía las normas establecidas. Odette Freundlich, directora de Centro Miintimidad, señala que el poliamor no se limita a las relaciones sexoafectivas, sino que cuestiona y desjerarquiza las relaciones en su totalidad.

El testimonio de Dana, una estudiante de Derecho de 25 años, ilustra la diversidad de experiencias dentro del poliamor. Dana identifica su práctica como “anarquismo relacional”, destacando que el poliamor va más allá de las relaciones exclusivamente sexuales y busca desafiar y cuestionar las estructuras convencionales de las relaciones.

Sin embargo, el camino del poliamor no está exento de obstáculos. Dana comparte sus dificultades al “salir del policloset” con sus padres, quienes tienen dificultades para comprender y aceptar su elección. La aceptación social también se presenta como un desafío, ya que solo el 14% de aquellos que no desean una relación poliamorosa expresaron respeto hacia quienes practican esta forma de amor no convencional.

El poliamor, lejos de ser una moda reciente, tiene sus raíces en las décadas de los 60 y 70, coincidiendo con la revolución sexual. El Dr. Eduardo Sandoval, investigador chileno del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible de la U. Autónoma , destaca que el poliamor no está en contra de la monogamia, sino que se presenta como otra opción válida.

La tendencia al poliamor, según Sandoval, también refleja un cambio en la concepción ideológica del amor romántico, cuestionando la idea de que una única persona pueda satisfacer todas las necesidades emocionales y afectivas. A medida que la sociedad evoluciona, el poliamor se posiciona como una forma de resistencia ante las normas tradicionales de las relaciones afectivas.