Claudio María Domínguez: “Todo el que salga a la vida como un pobrecito va a recibir una limosnita”

Tras un año que arrancó a pura radio, con su clásico “Hacete cargo” por Radio 10 y Pop, Claudio María Domínguez sumó más horas en los medios con su regreso a C5N donde, los fines de semana, presenta un monólogo que aborda diferentes temas espirituales.

A tres semanas de su vuelta a la señal, los números lo acompañan. Según sus registros, el ciclo, que además se repite de madrugada también con muy buena llegada, ya alcanza un promedio de 500 mil espectadores en todo el país.

Domínguez, que se hizo conocido hace medio siglo por haber triunfado en el ciclo de preguntas y respuestas “Odol Pregunta”, y después por haber trabajado en la distribución de cine y video, numerosos ciclos periodísticos y hasta guionista -de “La marca del deseo”- finalmente se quedó con la reflexión y la autoayuda.

En relación a la variedad de temas y la empatía que encuentra con la gente, características comunes en cada uno de los proyectos que emprende, manifestó: “Empatía es la sensación de que hay una unión de corazón de uno a otro, que el otro en realidad no es el otro, sino sos vos en ese cuerpo. Alguna vez me explicaron que si viviéramos la vida pensando que todo lo que le hacés a otro vuelve multiplicado en todo sentido, lo luminoso o lo denso, todo vuelve multiplicado en tu cuerpo, en tu mente y en tu energía”.

“La vida que estás teniendo es en este instante. Podés planificar pero no atarte a un resultado”

Según Domínguez, lo importante, para él, “es ayudar a la gente”. “Para mí es claro que no se puede salir a dañar y perjudicar a nadie sino más bien embellecer la vida la gente, trazar lineamientos para que ellos crean en sí mismos, y ese es el leitmotiv de lo que yo hago y está funcionando perfectamente. Hay que contarles a los demás que es el momento de creer en ellos mismos y de convertirse en los protagonistas de su historia de amor con la vida, no actores berretas de películas ajenas”, reflexionó.

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En relación al retroceso en la televisión de los cultos históricos y al avance de las iglesias pentecostales, el conductor sostuvo que “son muy pocos los que pueden transmitir mensajes de optimismo, aquí y el ahora y el creer en uno mismo, y de no vivir buscando rituales externos o autorizaciones oficiales, para ser felices. Siempre se dice que una persona verdaderamente religiosa, ya se ha hecho religiosa de la existencia y no tiene que ir a un templo a una determinada hora para que baje un espíritu santo y lo ilumine”.

A la hora de explicar esta realidad, Claudio María Domínguez apela a las estadísticas. “El gran fracaso de las religiones es justamente ese. Tenemos 8.500 millones de personas en el planeta de los cuales 8.000 millones tienen una ‘religión’ porque hay 186. Pero ¿por qué la gente no es feliz? Todos están llenos de rencor y resentimiento y se matan los unos a los otros, incluso el nombre de Dios. ¿Voy a una iglesia y lloro frente a una estatua creyendo que es un santo, y después no soy capaz de ver al santo en un enfermo o en un discapacitado...? No cierra”.

Referente espiritual, no duda en asegurar que, hoy por hoy, hay una necesidad que motiva a la gente. “Es la de conocer la verdad, qué somos realmente”. Y dijo que la “peor pobreza” no siempre es lo material, a veces es “la de la ignorancia, no saber quiénes somos y poder desarrollar el potencial infinito de una vida que se llame vida”. Asimismo, dijo que “debería haber no solo abundancia de guita sino de salud, endorfinas, de abrazos, de besos. Nos merecemos una vida de riqueza y no de pobreza o chiquitaje. Todo el que salga a la vida como un pobrecito va a recibir limosnita”.

De sus programas, según advirtió, lo que más le entusiasma es la posibilidad de dejarse llevar. “Cuando los hago voy perdiendo la noción del tiempo. Siempre soy feliz y no porque ahora tenga éxito masivo del Ibope de turno. Disfruto igual con un millón que con veinte espectadores”, sostuvo.

“Disfruto contar a la criolla los mensajes de esos grandes. Disfruto tanto que no pienso en el pasado, no recuerdo nada, no supongo, no me voy al futuro, estoy en el aquí y ahora en éxtasis. Este es un ‘sacro oficio’”, consideró, sobre su “trabajo”, al que no siente como “trabajo” sino como una bendición.

En relación al futuro, dijo que no lo piensa como una expectativa y contó que uno de los temas claves de sus charlas “es que la vida que estás teniendo es en este instante”. Cultor del carpe diem, dijo que “se puede hacer una planificación, es verdad, pero no atarte a un resultado. En la medida que visualizo lo que deseo, se va a precipitar el resultado. Se agradecido y nunca prefieras tener razón. ¿Querés tener razón o ser feliz?”.

Esa disyuntiva, aclaró, se da porque “el otro también quiere tener razón y va a haber una lucha de egos”, entonces, propone “ceder pero no negociar mi libertad, porque no se negocia”.