Estudiantes parece no darse cuenta de su realidad y Gimnasia se ilusiona al sentir que llegan parejos

El tiempo “muerto” que origina la abundancia de feriados se convierte en el momento ideal para vivir la previa de un partido que jamás pasará desapercibido en el pulso de la ciudad. Los dos están mal. Hundidos en la tabla, viendo como otros reciben elogios y edifican sueños de clasificación a las copas internacionales. De todos modos, lo que va a pasar el próximo domingo los compromete a tratar, por todos los medios, de ofrecer su mejor versión.

Las urgencias de Gimnasia son mayores. Su obsesión hoy se centra exclusivamente en salvarse del descenso y en el tránsito hacia ese objetivo parece haber hecho un cambio beneficioso a partir de la llegada de Darío Ortíz. No hay maquillaje que pretenda atemperar los miedos. Todavía está metido en el barro y los temores no se han ido. Quizás en esa circunstancia radique su principal virtud: tener plena conciencia de lo que se está jugando.

Estudiantes, en cambio, da la sensación de estar aceptando con mayor resignación que calma este penoso presente. Desde que volvió de las vacaciones sólo ganó frente a Patronato; y aquel día terminó arrinconado en su campo. Pasó el ciclo del “Chino” Benítez y, sin explicaciones de ninguna índole, así, como si los malos resultados fueran lloviznas aisladas de un frente de tormenta que ya se va a disipar, asumió en forma interina Pablo Quatrocchi. Mientras en las redacciones se buscan datos que perforen el hermetismo institucional, y Gabriel Milito es el nombre que todos afirmamos que será el nuevo entrenador, Estudiantes volvió a perder. Mostrando un poco más de vigor que caídas recientes, pero volvió a perder con justicia. Y así llegará a la gran cita dominguera.

DOS VENEZOLANOS AL ATAQUE Y FARAVELLI

La irritante tibieza expresada por Independiente fue la alfombra perfecta para que Gimnasia construyera una tan sobria como merecida victoria. Sin brillos, ¡hace tanto que no tiene!, pero con ganas de ir para adelante, el “Lobo” logró lo que tanto necesitaba. Volver a gritar un gol y que haya servido para sumar tres puntos significó el mejor regalo para los que lo acompañan siempre en el Bosque. No es otro equipo, es el mismo de siempre, sin un volante central ni un mediocampista creativo, pero con un poco más de orden y vitalidad para elaborar jugadas de ataque.

Hurtado y Vargas, dos jovencitos con hambre de gloria, merecen quedarse donde están. El “Pelado” Silva luce fuera de foco. Los venezolanos acelerando con la pelota al pie y el “Loro” Faravelli merodeando el área rival sin temor a equivocarse, es una humilde fórmula para seguir trabajando. También Comba y Tijanovich aportan desde las bandas corriendo muchísimo. El ataque está mejor. Le sigue faltando un volante central típico para terminar de armarse. Musis tiene otra semana para darle duro a su puesta a punto. Si pudiera sumarse bien, sería una inyección de carácter y experiencia sumamente valiosa.

Gimnasia mira por la tele los problemas de Estudiantes y se ilusiona. Siente que están parejos. Que este clásico es una moneda lanzada hacia arriba y hay que esperar cómo cae.

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¿QUÉ ES LO MÁS VALIOSO? ¿CUIDAR AL CLUB O A MILITO?

Estudiantes se está acostumbrando a perder y eso es letal. Sorprende que los que toman decisiones no adviertan el real peligro de una coyuntura que, en breve, difícilmente cambie. La demorada finalización de la obra del estadio es, curiosamente, el escudo que se pone adelante de un equipo gastado por el insobornable paso del tiempo. Milito tendrá poder para barajar y dar de nuevo con un plantel que pide a gritos ser renovado. Pero eso ocurrirá durante el receso y mientras tanto ¿qué?

Llama la atención que la CD asuma el riesgo de afrontar el clásico con un técnico acomodado allí para la ocasión. Pablo Quatrocchi hace lo que puede y es justo escribir que el equipo algo mejoró en un partido donde tenía todas las de perder. ¿Por qué Milito o quien fuere no puede debutar en un clásico? ¿Por qué hay que preservar al técnico en lugar de intentar sanar a un equipo que está enfermo de impotencia? No se entiende. Los códigos y ciertos modismos del fútbol rozan la insensatez. Si a Estudiantes le llega a ir mal el próximo domingo estará todo bien, porque lo más importante es que el segundo ciclo de Gabriel Milito empiece con el guardapolvo impecable, sin ninguna mancha de derrota.

Otro clásico ya llegó. Esta vez no hay favorito. Ambos saldrán a jugar sabiendo que podrá pasar cualquier cosa.