“La ola sin fronteras”: el surf como un puente entre argentinos e ingleses

Surfistas y cineastas, Julián (33) y Joaquín Azulay (31), apodados por sus amigos como los Gauchos del Mar, estrenan en La Plata su última aventura, “La ola sin fronteras”, un documental en el que registraron su travesía más especial, una expedición de 50 días por las inhóspitas Islas Malvinas a las que llegaron buscando a las únicas personas que allí practican surf y que, para su sorpresa, eran también dos hermanos que, como ellos, también habían nacido después de la guerra de 1982.

Heredando la pasión de su padre, uno de los pioneros del deporte en 1963 y quien les enseñó y compartió el amor por el mar y la naturaleza, los hermanos Azulay comenzaron a practicar surf cuando tenían 8 años y, desde entonces, no han largado jamás la tabla. A medida que fueron creciendo, y en medio de sus viajes buscando olas perfectas, pensaron que podían hacer algo más allá que registrar sus travesías sólo para ellos. Tras regresar de una expedición por la costa del Océano Pacífico desde EE.UU. hasta Argentina, conformes con el material fílmico que tenían, decidieron darle un marco documental y lo presentaron en festivales. “Llamativamente comenzó a ganar premios” -tienen más de 40 en todo el mundo-, asegura Julián sobre su debut, “Gauchos del Mar”, que llegó a Netflix. Luego vinieron dos documentales más, “Tierra de Patagones” y “Península Mitre”, que también fue parte de la cartelera del gigante on demand. Nueve años pasarían para su última aventura fílmica, “La ola sin fronteras”.

En “La ola sin fronteras”, los Gauchos del Mar salen a explorar este archipiélago de más de 700 islas, con el objetivo de unir y construir puentes a través del deporte y de la naturaleza. Durante casi dos meses, realizaron una expedición compartiendo culturas y buscando olas a pie, en camioneta, en aviones inter-isleños y en velero, logrando llegar a rincones e islas deshabitadas, sorprendiéndose por las bellezas naturales que las componen. Y en este marco, el acercamiento con los hermanos isleños, con el mar como puente, zanjando cualquier diferencia histórica, simbólica y cultural.

“Nos une el mar y ahí es donde creemos que todos somos iguales. El mar es el nexo de todos los continentes”, sostiene Julián Azulay, en diálogo con EL DIA, sobre la base que propició este encuentro y su éxito en el sentido de “generar un diálogo y construir una amistad con sentido de paz”.

De alguna forma, el hecho de haber nacido los cuatro después de la Guerra de Malvinas les dio cierta amplitud para ver el contexto desde una perspectiva distinta. “Hubo que cruzar barreras y romper prejuicios de ambos lados hasta poder generar esta relación”, reconoce el surfista, aunque cuenta cómo lo pudieron superar: “Fue permanecer mucho tiempo en las islas e ir entablando relaciones con respeto”.

A pesar de que mucho se habla sobre la supuesta hostilidad de los isleños para con los argentinos que visitan las islas, Julián confiesa que tuvieron un buen trato pero a raya. “A veces, al principio de los encuentros con nuevas personas que conocíamos, había cierta distancia pero luego esas iban desapareciendo. Es cuestión de acercarse, compartir una charla, costumbres y ver que somos todos personas, humanos”, cuenta Julián, que, para no entrar en terrenos pantanosos decidieron, durante su estadía, no tratar el tema de la soberanía.

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Los hermanos Moffat, como se llaman los surfistas isleños, vieron el documental y quedaron muy conformes. “Estaban muy contentos con el resultado de la película y creemos que de ambos lados logramos romper barreras y construcciones mentales del otro pueblo, y entender que podemos tender puentes y construir vínculos”, asegura y relata que siguen en contacto. “Nos dijeron que estaban impresionados con todo lo que habíamos recorrido y que no imaginaban que iba a haber otro equipo de filmación que explorara las islas tan detalladamente”.

Con respecto a las mayores dificultades del proceso de filmación de esta película, Julián cuenta que recién consiguieron permiso dos días antes de volar a las Islas. “Había mucha incertidumbre con ese tema ya que teníamos todos listo para partir pero si no teníamos ese permiso se iba a complicar mucho poder documentar allá”. En Malvinas, la mayoría de las tierras son privadas y, por eso, tuvieron que golpear puerta a puerta para pedir permiso para entrar las estancias y a sus playas. “Al principio fue complicado y pero luego, poco a poco, nos fueron abriendo las puertas. Fue todo un proceso lento que sin dudas valió la pena”.

Consultados en relación a qué era lo que sabían/pensaban de Malvinas antes del viaje y qué se trajeron después, Julián reconoce que “siempre fue un tema muy importante y sensible, con mucha carga emocional. Desde chicos siempre escuchamos hablar sobre las Islas pero mayormente enfocado en la guerra de 1982. Por lo cual teníamos una visión únicamente desde ese punto de vista”. Tras la aventura isleña, los hermanos se trajeron “una idea de un lugar bellísimo por su geografía, su peculiar fauna marina, aprendimos de su cultura, de cómo funcionan las cosas allá e hicimos nuevos amigos”.

Cuenta que durante la estadía fueron encontrándose a diario con restos de la guerra, que aparecían sin la necesidad de ir a buscarlos. “Están muy presentes. Los vimos por primera vez cuando quisimos entrar a algunas playas y estaban cerradas por la presencia de minas y sus respectivos carteles. Luego vimos restos de helicópteros y aviones muy cerca de los caminos principales y también nos adentramos en los campos de batallas para poder comprender un poco más lo sucedido; que fue realmente una locura”.

Más allá de la carga simbólica y cultural, ¿es Malvinas un lugar propicio para practicar el surf? Admite Julián que se encontraron con olas de muy buena calidad, sin embargo, reconoce que “las condiciones climáticas son tan adversas que se hace muy difícil que todos los factores se alineen para generar buenas olas”. Según relata, han llegado a pasar casi dos semanas sin poder entrar al mar. De todos modos, el balance fue más que positivo: “Es una linda sensación poder correr buenas olas en las Islas y mucho más poder compartirlo con dos hermanos locales”.

En el marco de una gira de presentación y proyección con la que están recorriendo la Provincia, los hermanos Azulay mostrarán “La ola sin fronteras” mañana en el Teatro de Cámara de City Bell, diagonal Urquiza entre 462 y 464, en dos funciones, a las 18 y 20. Tras las proyecciones, los directores responderán preguntas del público y habrá un pequeño set musical de Joaquín Del Mundo, en el que también habrá ofertas gastronómicas. Debido a la capacidad limitada de la sala, se recomienda adquirir las entradas a través de www.gauchosdelmar.com/eventos, en los locales Camarón Brujo (9 esquina 49), La Ola Madre (Ensenada) o en la puerta del teatro, el mismo día. También se pueden reservar a través de las redes sociales de Instagram o Facebook como @gauchosdelmar.