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Dinastías sin corona: historias de reinados que ya no existen

Por guerras, cambios políticos y hasta exilios, algunos monarcas han dejado su país de origen llevándose con ellos el legado de la familia real que no pudo continuar

Dinastías sin corona: historias de reinados que ya no existen

El Bautismo del príncipe Pablo de Grecia. La reina Federica de Grecia con sus tres hijos: Sofía (luego reina de España), la princesa Irene y el rey Constantino de Grecia que lleva de la mano a su hija Alexia. Sentada, la reina Ana María de Grecia con el recién bautizado

13 de Diciembre de 2020 | 07:46
Edición impresa

Por VIRGINIA BLONDEAU

vivirbien@eldia.com

Hace algunas semanas recordábamos en estas mismas páginas a aquellas familias reales que, aunque conservan prosapia, abolengo y, en algunos pocos casos, propiedades y riquezas, ya no gobiernan en los países de sus ancestros. Por guerras, revoluciones, anexiones o, simplemente, por esos refresh que cada tanto vive el orden mundial, sus abuelos o padres han tenido que emigrar y la mayoría de ellos han nacido o vivido en el exilio.

Pero casi ninguno ha olvidado glorias pasadas y en mayor o menor medida tienen algún reconocimiento aunque la tierra de origen sea ahora una república.

Incluso hay dos casos en que ellos mismos fueron alguna vez reyes: Constantino II de Grecia y Simeón II de Bulgaria.

Constantino pertenece a la impronunciable dinastía Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y reinó en Grecia entre 1964 y 1967. Y si con estos datos no pueden aún ubicarlo bastará con decirles que es el hermano de la reina consorte Sofía de España, madre de Felipe; hermana con la que, además, se encuentra muy unido.

Los Glücksburg reinaban en Grecia desde 1863 aunque con bastante poca suerte. Cada tanto, una revolución los sacaba del trono y, al tiempo y a falta de una mejor solución, los mandaban a buscar y otra vez se instauraba la monarquía. La relación entre los políticos griegos y la corona fue siempre muy complicada. Es posible que quienes reinaron no hayan sido los mejores monarcas pero hay una historia que demuestra cuánto se ensañaron con ellos: en 1920, mientras toda su familia estaba en el exilio, reinaba Alejandro I, un monarca sin poder, títere del presidente de turno y prácticamente preso en el palacio de Tatoi. Alejandro paseaba un día por los jardines cuando vio que su perro y uno de sus monos domésticos se estaban peleando; al querer separarlos el mono lo mordió. Alejandro no le dio demasiada importancia y todo hubiera quedado en una anécdota graciosa si no fuera porque la herida se le infectó, no recibió asistencia médica adecuada y, a pesar de sus ruegos, no se le permitió el ingreso al país de nadie de su familia. Alejandro murió luego de una terrible agonía.

El péndulo república-monarquía continuó los años siguientes y cuando falleció el rey Pablo en 1963, su hijo Constantino lo sucedió. Tenía 24 años, se había casado con la jovencísima princesa Ana María de Dinamarca y, aunque amaba Grecia, estaba más preparado para pilotear un velero que un país. La remó como pudo hasta que en 1967 los militares dieron un golpe de estado.

Constantino sabía más de veleros que de su país. La remó como pudo hasta el golpe militar de 1967

 

Intentó recuperar el poder años más tarde pero cuando vio que no era popular abdicó y se radicó en Londres con su familia. Tino, de todas formas, había aprendido la lección y se preparó económicamente para el exilio. Si bien la casa griega no fue de las más ricas, pudo, con holgura, criar a sus cinco hijos en los mejores colegios y formar parte de la élite cercana a los Windsor, quienes le tomaron mucho cariño a tal punto de nombrarlo padrino del príncipe Guillermo, hijo de Carlos y Diana. Como buen griego, los Juegos Olímpicos le dieron revancha, porque, además de ganar en 1960 la medalla dorada en vela, es, desde 1963, miembro del Comité Olímpico Internacional.

Recordemos que él y su esposa visitaron Argentina en 2013 cuando se celebró la reunión del COI en el Hotel Hilton de Buenos Aires. Justamente ese mismo año vieron cumplido el sueño de regresar a Grecia en forma definitiva; su salud está muy deteriorada y es su deseo pasar sus últimos años en su país natal. Su hijo Pablo heredará los derechos dinásticos cuando Tino fallezca.

Pablo tiene 53 años y lejos de casarse con alguien de la realeza lo hizo con la hija del millonario estadounidense Robert Miller, el rey de los Duty-free shops de los aeropuertos del mundo. Marie Chantal Miller y sus hijos son muy activos en las redes sociales y nos cuentan cada paso que dan, la mayoría de ellos relacionados con el mundo de la moda y las finanzas. Viven entre Londres y Nueva York y van poco a Grecia. Se les critica ese modo de vida tan frívolo y desentendido del orgullo dinástico. Tal vez habrán pensado: “En Grecia nos quieren poco y nunca como reyes ¿vale la pena jugar a ser príncipes cuando se puede ser rico sin culpas?” Y así van por la vida. La única vez que Marie Chantal opinó sobre algo relacionado con la realeza fue en abril de 2018 para criticar a la reina Letizia de España.

Es posible que la bronca viniera de antes ya que el príncipe Pablo de Grecia y Felipe, actual rey de España, eran muy amigos hasta que Letizia apareció en el horizonte. Pero la oposición de ellos se hizo pública cuando en aquellas Pascuas hace dos años Letizia le impidió a la reina Sofía, su suegra, sacarse una foto con su nieta. El video dio vuelta al mundo y Marie Chantal posteó rápidamente un comentario que decía: “¡Ninguna abuela se merece ese tipo de trato! Wow, ha mostrado su verdadera cara”.

Las dinastías no reinantes tienen personajes con vidas muy ricas en experiencias

 

A falta de interés de Pablo, el segundo hijo del rey, Nicolás, se ha mudado a Grecia junto con su esposa Tatiana Blatnik. La pareja es todo lo que Constantino podría desear para que lo suceda: deportistas, cultos, hermosos, aman Grecia y están pendientes de su salud. Tatiana, si bien nació en Venezuela, tiene un lejano parentesco con una casa principesca alemana y fue educada en Suiza. También es muy activa en redes sociales pero no solo no critica a nadie sino que muestra su trabajo benéfico y los tesoros que la familia conserva tales como la vajilla de sus suegros, platos pintados a mano por la tía carnal de su marido, la reina Margarita de Dinamarca, y la cubertería de antiguos reyes de Grecia.

Los demás hijos del rey Constantino están por el mundo y en su mundo: Alexia vive en las islas Canarias, Teodora, que es actriz, y Felipe, el benjamín, viven en Estados Unidos y a ambos la pandemia les ha frustrado sus planes de boda. Esperamos que no tengan que posponer más tiempo ambas celebraciones y que pronto podamos volver a ver a la familia griega reunida.

Decíamos al principio que el otro ex rey es Simeón de Bulgaria pero su historia de vida es totalmente diferente a la de su par griego. En ese país de los Balcanes la dinastía Sajonia-Coburgo-Gotha reinó desde 1908 pero tampoco fue un camino de rosas. El zar Fernando I duró poco ya que tuvo que abdicar por su pésima gestión en la Primera Guerra Mundial. Le sucedió su hijo, Boris III quien para hacer frente a la inestabilidad política de su país eligió el peor de los caminos: acercarse a Adolfo Hitler. Varias veces atentaron contra su vida de modo que, a pesar de haber muerto en un avión por un ataque cerebral, la versión de un envenenamiento siempre estuvo en el imaginario popular.

Le sucedió su hijo Simeón que contaba con solo 6 años. Aunque se formó un consejo de regencia para sostenerlo en el poder, tres años después, en 1946, el ejército aliado liberó Bulgaria y dispuso la formación de una república. Simeón y su familia se exilaron en España en donde él formó, con la española Margarita Gómez Acebo, una extensa familia.

Simeón siempre se mantuvo conectado con su país de origen que, durante años, perteneció a la Unión Soviética. Recién en 1996 pudo regresar y, viendo que la reinstauración monárquica era inviable, decidió servir a su país formando un partido político y presentándose a elecciones.

Simeón y su familia se exilaron en España en donde él formó una gran descendencia

 

Con el nombre de Simeon Borisov Saxkoburggotski fue nombrado Primer Ministro el 24 de julio de 2001. Varios movimientos lo apoyaron en los cuatro años que duró su mandato pero esas mismas fuerzas fueron acusadas de corrupción y Simeón perdió las elecciones siguientes y se retiró de la política.

Los Bulgaria, como se los conoce en España, han estado siempre presentes en las celebraciones de la familia real española y, de hecho, uno de sus hijos es padrino de bautismo de la infanta Sofía, hija del rey y de Letizia.

Simeón tiene hoy 83 años y lleva sobre sus espaldas una gran tristeza: su hijo y heredero tuvo un terrible accidente de auto en 2008 del que nunca se recuperó y cuyas lesiones le provocaron la muerte siete años más tarde. El actual heredero es entonces Boris, el hijo del fallecido príncipe Kardam.

El resto de sus hijos, Kyrill, Kubrat, Constantin y Kalina, tienen sus propias profesiones y familias y, si bien su padre siempre les ha inculcado el amor por Bulgaria, están totalmente alejados de las cuestiones dinásticas y políticas.

Abrir la puerta de las dinastías no reinantes es entrar en un mundo de personajes desconocidos con vidas muy ricas en experiencias. Todos ellos forman parte de la historia reciente de Europa y los iremos conociendo poco a poco.

Por el momento nos corresponde comenzar a ver cómo están nuestros royals preparándose para estas festividades. ¿Cómo serán las tarjetas de salutación que envíen? ¿Dónde pasarán la Nochebuena? ¿Qué dirán en sus discursos? Los misterios se irán develando en las próximas entregas. Nobles o plebeyos, todos merecemos la mejor de las Navidades y ese es nuestro deseo para los lectores de estas páginas.

 

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El Bautismo del príncipe Pablo de Grecia. La reina Federica de Grecia con sus tres hijos: Sofía (luego reina de España), la princesa Irene y el rey Constantino de Grecia que lleva de la mano a su hija Alexia. Sentada, la reina Ana María de Grecia con el recién bautizado

Felipe y Teodora de Grecia con sus respectivas parejas

Simeón de Bulgaria

El príncipe de Gales con El príncipe Pablo de Grecia

Alexia de Grecia con su marido, Carlos, y Nicolás de Grecia con su esposa, Tatiana

Simeón II con su familia

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