El Lobo dejó atrás una semana para el olvido y sumó un punto con mucho sabor a futuro

Pese a las bajas por COVID-19, lesiones y expulsiones, Gimnasia afrontó el encuentro clave ante Talleres por la tercera fecha de la Zona Campeonato B con el objetivo de volver a sumar de a tres para meterse en la pelea por la clasificación.

Así, Martini y Mariano decidieron los ingresos de Miranda y Pérez García en el mediocampo para abastecer a Contín y Ramírez, los dos puntas del equipo. En cuanto a la defensa, Ayala se ubicó en el lateral derecho ante la expulsión de Weigandt, con Morales haciendo las veces de primer central (Goltz lesionado), en pareja con Guiffrey (Coronel lesionado).

En frente, Medina, DT de un elenco cordobés de buen certamen, apostó a lo que ya venía mostrando, con Valoyes como su hombre más incisivo y el buen trato de pelota en la zona de creación con Pochettino y Fragapane, todo con Retegui de punta.

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Ante la propuesta de ambos de buscar el arco rival, el trámite se hizo rápidamente de ida y vuelta, y la “T” tuvo la primera de contra, con un buen remate del mencionado Pochettino que encontró igual respuesta de Broun para llevar tranquilidad.

A partir de eso, el Lobo, con buenas apariciones de Miranda, logró acercar peligro desde la izquierda y gracias a un gran tiro libre, Ayala demostró su enorme pegada para estallar la pelota contra el travesaño de Blázquez, quien había tenido su bautismo de fuego la fecha pasada en el agónico empate ante Atlético Tucumán. Pérez García insistió, también de afuera, pero encontró bien parado al mencionado Blázquez, en las dos que tuvo el local en los primeros minutos.

Sobre los 15´, y dentro de un partido que ya pregonaba futuras emociones, Fragapane habilitó a Retegui por izquierda, quien definió cruzado y la pelota se fue cerca del segundo palo de “Fatura”.

Tras ese aviso visitante, los de Medina tomaron el control y el juego pasó a disputarse más que nada en campo del Lobo. Sin embargo, un desperfecto en el suministro eléctrico, a los 18´, frenó el ímpetu de ambos y el cruce se vio demorado durante varios minutos, algo contraproducente y muy contrario a lo que pregonaban en el rectángulo de juego.

Tras ese parate, que duró cerca de 25 minutos, Silvio Trucco, con la anuencia de las autoridades del Bosque, reanudó las acciones y en apenas segundos, la “T” llegó al primero. Díaz le ganó en velocidad a Ayala por su sector y Morales salió al cruce, cometiéndole falta. De ese tiro libre, sobre la izquierda, el Lobo se cerró mucho y la visita jugó rápido para Méndez, quien remató fuerte desde la puerta del área y contó con un desvío ante el que Broun nada pudo hacer.

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Así, Talleres puso en el marcador lo que había insinuado antes del corte de luz, y pese a que la idea inicial del cuerpo técnico estuvo en hacerse dueño de la pelota, Gimnasia no logró hacerlo por varios instantes, en los que poco pudo conectar el tridente de Miranda, Pérez García y Paradela, con Ramírez y Contín; sobre todo antes del gol.

Tras el mismo y con mucha vergüenza deportiva, el Lobo fue en búsqueda del empate y encontró opciones a parir de la pelota quieta, con un tiro libre de Miranda que se fue cerca del palo izquierdo de Blázquez, y una patriada de Ayala, mucho mejor en ataque que en defensa, que recorrió varios metros y llegó algo exigido a un disparo que murió en las manos del arquero visitante.

CAMBIOS QUE LE HICIERON BIEN

Para el complemento, Martini y Messera tomaron nota y mandaron a la cancha al pibe Bruno Palazzo (debut absoluto), mientras que Morales pasó al lateral y Ayala se ubicó en el centro del campo junto a Mancilla. El ingreso del juvenil liberó al paraguayo, y el Lobo comenzó a crecer. De hecho, minutos más tarde del pitazo de Trucco, el propio Palazzo, en su segunda acción en Primera División, encontró entre líneas a Morales, quien enganchó para el medio y definió de zurda, pero le pelota se perdió en el techo del arco de Blázquez.

Como un primer aviso de lo que luego sucedería segundos más tarde, tras la presión de Ramírez, y en posición similar, el “Yacaré” apuntó bien, fusiló al arquerito visitante y decretó el 1 a 1 con mucho sabor a justicia.

De esta manera, con la igualdad merecida, el Lobo creció mucho. Pérez García y Miranda encontraron el nexo que no tuvieron en la primera mitad y llegaron más chances para el local, siempre con Ayala como eje del medio, distribuyendo para sus compañeros.

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El propio Miranda, tras una gran jugada colectiva, probó de afuera y la pelota se fue cerca. También a partir de la pelota quieta llegó otra chance, pero a los de Martini y Messera les faltó precisión, por lo menos hasta un momento muy especial de la noche.

Cuando Talleres comenzaba a crecer producto del cansancio local (generando los futuros ingresos de Licht, Carbonero, Barrios y Mammini), el pibe Palazzo apareció en el área opuesta tras un córner de Ayala y, sin ponerse para nada nervioso, escribió su primera gran página en el Club, con el 2 a 1 y el delirio del banco Mens Sana.

Sin embargo, aprovechando la intención local de buscar el tercero y liquidar el partido con un gran remate de Barrios que se fue cerca, la visita encontró espacios y Soñora, muy solo en la puerta del área, se perfiló con tiempo y espacio y dejó sin chances a Broun para apagar la ilusión Tripera con cinco para el cierre.

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El Lobo tuvo una última, muy bien construida a un toque desde los pies de Barrios, Mammini y Carbonero, pero el colombiano estrelló su disparo cerca del palo izquierdo de Blázquez.

Así, Trucco le puso punto final a una historia en la que el Lobo mereció más y dejó una buena imagen. Pese a todo.