
Fernando Muslera, primer refuerzo Pincha, fue presentado en City Bell: "Estudiantes compite siempre"
Kicillof le respondió a Milei: “El que insulta y grita es porque no tiene razón”
Apoyo de Clubes Unidos de Villa Elvira al Centro Fomento Los Hornos tras la demanda millonaria
Avanza en La Plata el mural del Papa Francisco "más grande del mundo"
Derrumbe en una obra y obreros atrapados entre los escombros en La Plata
Tensión, policías en el edificio y Wanda "atrincherada" en el departamento
Choque frontal entre dos pickups en Ruta 3 involucró a cinco platenses, que resultaron heridos
Estudiantes venderá sus generales a 39 mil pesos: cómo será la compra y retiro de entradas
La OEA le pidió a la Argentina y al Reino Unido volver a negociar por Malvinas
Del Tinder al cara a cara: cuáles son los grupos de La Plata para conocer gente y cuándo se reúnen
Brad Pitt recordó sus días en La Plata, cuando revolucionó a la Ciudad: "Comíamos como reyes"
Provincia: avanza la Ley que obliga a infractores de tránsito a cumplir trabajos comunitarios
Música, teatro, shows y más: la agenda de espectáculos para este finde
Tras allanamientos en La Plata, ya son tres los detenidos por tirar caca contra la casa de Espert
Se supo: cuáles fueron las causas de la muerte del actor René Bertrand
¿Freed from desire?: Lola del Carril y Marc Crosas, el equipo que "ya ganó" en el Mundial de Clubes
Comentarios sexuales y abuso: la denuncia de la joven de La Plata contra el ginecólogo chileno
Donald Trump presiona a Irán: el programa nuclear en la mira
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Ezequiel Fernández Moores
Novak Djokovic no es Jesucristo crucificado en la cruz, como dramatiza su familia desde Serbia, “un pueblo orgulloso” que hoy se siente “atacado” porque su hijo pródigo (algo terco) creyó que le sería fácil ingresar sin vacunas a un país que cerró fronteras, encerró ciudadanos y eligió el aislamiento como mejor método para combatir la pandemia. Djokovic no es Jesucristo, pero es el mejor tenista del mundo y nueve veces campeón del Grand Slam australiano, cuyas autoridades le habían dado el okey para viajar. También dieron el okey las autoridades políticas federales, que aportan dinero para el torneo. Y también pareció darlo el propio primer ministro Scott Morrison, cuando primero dijo que el okey al serbio era un asunto federal, hasta que advirtió furia popular, su gobierno resolvió entonces que el visado del tenista no era el correcto y lo envió al hotel de inmigrantes que llevan años en esa misma situación, solo que no le importan a nadie porque no se llaman Novak Djokovic.
¿Cómo el entorno del mejor tenista del mundo no previó que iba a ser complejo que un símbolo antivacunas (involutariamente, o no, Djokovic lo es) pudiera ingresar fácilmente a uno de los países más duros respecto del Covid y en pleno rebrote pandémico? ¿Y cómo fue posible que una nación de ese llamado Primer Mundo como Australia manejara tan mal un caso que tenía claro destino de noticia mundial? La dura Australia fue centro de críticas primero porque permitió jugar a Djokovic. Luego se dijo que Australia era algo así como un modelo porque rectificó y trató como un ciudadano simple a un divo del deporte. Y ahora Australia está siendo vista como torpe hasta el infinito. Haciendo uso y abuso político del caso Djokovic. Buena parte de la prensa local alega que la torpeza mayor fue acaso de Tennis Australia (TA) responsable primaria de que todo estuviera bajo control. Sin Roger Federer ni Rafael Nadal, el Abierto de Australia, que pidió dinero a los bancos para mantenerse a flote, ahora arriesga quedarse sin Djokovic. O, peor. Si el serbio gana este lunes su reclamo judicial, no es difícil imaginar que su eventual ingreso a la cancha será un teatro del absurdo.
Serbia, donde Djokovic es hoy más héroe nacional que nunca, complica el cuadro cuando habla de patria y religión. El caso no es menor para un mundo que debate los límites entre la responsabilidad colectiva y las libertades individuales en medio de una pandemia que costó demasiadas muertes y pérdidas como para pretender reducirlo a la terquedad de Djokovic. El mejor tenista de los últimos tiempos (que lucha por ser el mejor de todos los tiempos) tiene su derecho, como cualquiera, de expresar sus propias ideas. Y, atleta formidable como es, tiene también el derecho de cuidar su cuerpo libre de carnes y químicos y como le plazca. Pero Djokovic forma parte del mismo mundo que los niños que le alcanzan las pelotas, le acercan la toalla y le sostienen el paraguas que lo protege del sol. Y la salud de esos niños vale tanto como la de él mismo. Ayer se supo que un argumento clave de Djokovic para ingresar a Australia fue un contagio de diciembre (que lo eximía de vacunarse). Pero al día siguiente del contagio, el mismo gobierno serbio aparece premiando en ceremonia pública a Djokovic, honrado en Belgrado con un sello postal. Las imágenes están a la vida de todos. Nole ayuda poco. Eso está claro.
No debe ser fácil ser Djokovic cuando su papá Srdjan compara a su hijo con “Jesucristo” y mamá Dijana describe a Novak como “un revolucionario que está cambiando al mundo”. El propio Djokovic habló alguna vez de su esfuerzo por ser aceptado y querido, sugiriendo que un serbio no goza del mismo estatus que otros (¿Federer y Nadal, por ejemplo?). Crecido en medio de las bombas por la guerra que azotó a la ex Yugoslavia, Novak, de 34 años, formó sus propias ideas sobre medicina alternativa y el rol de Serbia en el mundo. Es menos “políticamente correcto” que el suizo y el español, ambos casi un catálogo de buena conducta. Novak no le temió nunca al centro de la escena, todo lo contrario. Arrogante y simpático. Inclusive aun hoy pretende liderar sindicalmente a los cientos de jugadores que animan el circuito que lo tiene ahora como figura central. No debe ser fácil tanta presión cuando, además, trabaja desde hace años exhibiendo talento y esfuerzo para dominar la cumbre. Ovaciones, aplausos, dinero y fama. ¿Cómo se verá el mundo desde esas alturas?
ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES
HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS
Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales
¿Ya tiene suscripción? Ingresar
Full Promocional mensual
$650/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6100
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Acceso a la versión PDF
Beneficios Club El Día
Básico Promocional mensual
$500/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3950
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Diario El Día de La Plata, fundado el 2 de Marzo de 1884.
© 2025 El Día SA - Todos los derechos reservados.
Registro DNDA Nº RL-2024-69526764-APN-DNDA#MJ Propietario El Día SAICYF. Edición Nro. 6986 Director: Raúl Kraiselburd. Diag. 80 Nro. 815 - La Plata - Pcia. de Bs. As.
Bienvenido
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
Bienvenido
Estimado lector, con sólo registrarse tendrá acceso a 80 artículos por mes en forma gratuita. Para más información haga clic aquí
DATOS PERSONALES
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
¿Querés recibir notificaciones de alertas?
Para comentar suscribite haciendo click aquí