Scaloni: modo Estudiantes

Un día bien temprano Ángel, más conocido como “Chiche” en el pueblo, tomó el auto y se dirigió por la ruta rumbo a La Plata con sus dos hijos, Lionel y Mauro. Corría 1996, cuando ambos hermanos Scaloni se incorporaron a Estudiantes.

Claro que detrás de esa historia hay un capitulo previo. Los Scaloni se criaron en Pujato, una localidad de 3.966 habitantes emplazada en una rica región agrícola del Departamento de San Lorenzo, al sur de la provincia de Santa Fe.

Lionel comenzó a jugar en el Club Sportivo Matienzo. Ángel, su papá, formaba parte de la Comisión Directiva y Subcomisión de Fútbol. “Era un ganador total”, lo recuerda uno de sus primeros técnicos. “Se puede decir que era algo así con el Cholo Simeone del equipo”, lo describe otro.

En tanto, Alberto Gianfelice, que lo conoció desde pequeño a Lionel. Beto jugaba en la primera división de Sportivo Matienzo; mientras que Scaloni lo hacía en las categorías juveniles.

La polenta de scaloni para dejar en el camino al “pacha” cardozo, de Vélez / Archivo

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“Lionel cuando de chico era un polvorín en todo sentido, jugando, protestando. Era terrible. Nada que ver con lo que es ahora. Esa templanza que cuenta, se ve que la tomó de sus años en el exterior. Pero el temperamento y la sangre la tiene”, lo describe Beto Gianfelici.

Claro que a Lionel por su capacidad futbolística le sobraba para seguir jugando en el Sportivo Matienzo así que fue a probar suerte a Newell’s como muchos chicos de esa región. En el verano de 1994 llegó a la Lepra para incorporarse al club. En ese entonces era un joven rebelde, de carácter fuerte, estatura mayor a la media y una larga cabellera.

Llegó con la clase 1978 de Newell’s para disputar el tradicional torneo Latinoamericano Sub- 16 que organizaba el club Quilmes de Mar del Plata.

“Ese equipo no perdió durante cuatro años en la Liga Rosarina (todavía no competía en las divisiones menores en AFA). Ganaba todos los campeonatos a los que se presentaba. Viajamos incluso a Estados Unidos y Perú. En Mar del Plata fue el cierre de un proceso”, recordó Abel Almada, uno de los formadores del nacido en Pujato.

“El Chacra, como le decíamos nosotros a Lionel, era loco, loco. Rebelde. Pero buena persona, noble. Por su temperamento no se llevaba muy bien con los técnicos de inferiores, aunque conmigo jamás tuvo un problema”, aclaró.

“Lionel era una máquina. Corría y metía mucho. Pero el mejor de la categoría, lejos, era Diego Mateo”, consideró Almada, detector de talentos que trabajó con Jorge Griffa.

Lo cierto es que Newell’s resultó subcampeón en la décima edición del Latinoamericano de Quilmes. Clasificó a la final de ese torneo con un triunfo sobre Estudiantes con tantos de Diego Quintana. En la final, el conjunto rosarino cayó, precisamente, con el Granate 1 a 0.

Ese fue el trampolín para que Scaloni se afirmara en las divisiones menores de Newell’s. Con edad de sexta división, ya le habían echado el ojo para llevarlo a Primera División, a principios de 1995, con 17 años.

No era un gran momento de la Lepra. Ya había comenzado el recambio tras las grandes campañas con Bielsa. El entrenador era el Profe Castelli y varios pibes asomaban a la gran vidriera. Scaloni se hizo notar. Primero le tocó ir al banco de suplentes, practicaba con los de primera y esperaba la chance de que le tiraran la camiseta titular.

Y enseguida llegó el debut de Lionel. El 30 de abril de 1995, en el marco del torneo Clausura. Fue en un partido de visitante frente a San Lorenzo que terminó con la derrota de Newell’s 3 a 0. Scaloni jugó los primeros 45 minutos. Los que le dio el técnico Raúl Donsanti.

Evidentemente el nivel de juego de Scaloni y del equipo le jugaron en contra. Fue reemplazado por Marcos Borges, un ignoto delantero brasileño que pasó desapercibido por Newell’s.

Scaloni fue titular por el sector derecho de la línea de mediocampistas de un equipo que formó con Cejas; Basualdo, Raggio, Pablo Paz y Siviero; Scaloni, Castagno Suárez, Aquino y Recalde; Baldivieso y Gabrich.

En total, Scaloni jugó un total de doce partidos con la rojinegra. Claro que algo se “rompió”. Entró en conflicto con el club rosarino por lo que su padre decidió sacarlo. Por medio de un intermediario desembarcó en Estudiantes junto a su hermano Mauro con el pase en su poder.

Hizo una prueba, que la superó con creces. Corría el año 1996. En su llegada a La Plata, los hermanos Scaloni se instalaron en un hotel de 54 entre 1 y 2, pero una vez que firmaron contrato se mudaron a un departamento céntrico de calle 45.

Scaloni desborda a Guglielminpietro, en el un clásico / Archivo

No tardó mucho para que Scaloni hiciera su presentación en la Primera División con la camiseta albirroja. Fue el 17 de noviembre de 1996, cuando Estudiantes visitó a Vélez Sarsfield en el marco de la décima tercera fecha del torneo Apertura.

Estudiantes se impuso 2 a 0 y formó con Bossio; Zapata, Quatrocchi, Azconzábal y Ricardo Rojas; Scaloni, Catán (Biazotti), Priotti, Gastón Córdoba y Nigro; Martín Palermo. Los goles fueron anotados todos en la primera etapa. El encargado de abrir la cuenta fue el “Tonga” Córdoba a los 23 minutos por medio de un tiro libre penal con un remate cruzado de zurda al palo izquierdo, mientras que el arquero se arrojó hacia el otro sector.

En el segundo tanto fue participe Scaloni. Palermo la tiró larga para el mediocampista que ingresaba por la derecha como un tractor. Trabó abajo. Ganó la posesión de la pelota, después se sacó a otro defensor de Vélez y mandó el centro atrás para que definiera Fabio Nigro cuando se cumplían 38 minutos de la primera parte: 2 a 0, que a la postre sería el resultado definitivo.

En ese partido, Vélez, dirigido técnicamente por Osvaldo Piazza, presentó una alineación alternativa, ya que en la semana debía jugar contra Cruzeiro por la Copa Libertadores; mientras que con el triunfo en Liniers, Estudiantes abandonaba la última colocación de la tabla de posiciones del torneo.

Scaloni se afianzó en el equipo titular de Estudiantes. A tal punto que José Pekerman ya lo venía siguiendo de cerca y lo mandó a Hugo Tocalli, su ayudante en el seleccionado juvenil a observarlo. El exarquero quedó maravillado con su andar y le dio el visto buen para que comience a entrenar con la Selección Argentina Sub-20.

Y formó parte del seleccionado argentino que se consagró campeón en el torneo, que se disputó en Malasia, en 1997. Además de Lionel Scaloni también estuvo otro jugador albirrojo, Bernardo Romeo, mientras que Gimnasia aportó a Leandro Cufré y Sebastián “Chirola” Romero.

En definitiva, el plantel del seleccionado argentino que se consagró campeón al vencer en la final a Uruguay 2 a 1 estuvo integrado por los siguientes jugadores: Leonardo Franco, Cristian Muñoz, Fabián Cubero, Leandro Cufré, Diego Markic, Diego Placente, Walter Samuel, Lionel Scaloni, Juan Serrizuela, Esteban Cambiasso, Nicolás Diez, Juan Román Riquelme, Pablo Rodríguez, Sebastián Romero, Pablo Aimar, Martín Perezlindo, Diego Quintana y Bernardo Romeo.

Scaloni tuvo un rol preponderante en el partido de cuartos de final frente a Brasil, ya que marcó el desequilibrio con un gol de su factura a los 34 minutos del segundo tiempo, mientras que después Martín Perezlindo se encargaría de sellar el pase a semifinales de Argentina al anotar el 2 a 0.

A la vuelta de Malasia, Scaloni se reincorporó a Estudiantes. La figura del extremo derecho rosarino creció con el paso de los partidos. Se fue ganando al público albirrojo, que a su llegada lo miraba de reojo con cierto recelo.

En definitiva, Lionel Scaloni totalizó 41 partidos con la casaca de Estudiantes incluidos aquellos partidos del ámbito local como lo de la Supercopa de Campeones (ver cuadro aparte).

A fines de 1997, llegó una oferta de parte de La Coruña de España. En el momento de firmar con Estudiantes se hizo un contrato a préstamo sin cargo y con una opción de compra del pase a su padre. El club español hizo un ofrecimiento que rondaba los seis millones de dólares. En aquella época la dirigencia albirroja decía entre otras cosas que “el padre de Lionel se portó muy bien con nosotros porque respetó todo lo que habíamos acordado cuando arribó al club”.

En definitiva a Estudiantes le terminaron quedando libres de impuestos casi dos millones y medio de dólares por el pase de Lionel Scaloni a La Coruña, que también incluyó el traspaso de su hermano Mauro al equipo español.

Compartiendo la mesa de la pretemporada en Necochea con quatrocchi y aguilar (derecha) / Archivo

En una de las tantas entrevistas que realizó Lionel Scaloni dejó sentado lo que significó su paso por el club albirrojo. Se deshizo en elogios para la institución y su idiosincrasia.

“Cuando llegué, no podía creer con lo que me encontraba. Estudiantes tiene algo que transmite que es difícil de encontrar en otro club. Una mística, una manera de ser. La verdad que la pasé muy bien. Adoro al club y a su gente”, afirmaba Scaloni.

Aquel pibe que llegó a Estudiantes con 17 años hoy se encuentra haciendo historia como técnico del seleccionado argentino. Sin lugar a dudas, Scaloni, pese a no ser surgido del club, lleva el ADN albirrojo como todos aquellos jugadores que pasaron por el club.