Padres helicóptero: ¿Cómo dejan que sus hijos se independicen?

Se está volviendo adulta una generación cuyos padres no tienen la mejor fama. Demasiado protectores, muy controladores, siempre rondando en torno a sus hijos. A principios de los 2000 una terapeuta familiar estadounidense acuñó para ellos el concepto de “padres helicóptero”.

En el transcurso de los años se sumaron otras definiciones no muy halagüeñas: “padres curling” o “cortacésped”, que quitan todo obstáculo del camino de sus hijos, “bubble-wrap-parents”, a los que les gustaría envolver a sus hijos e hijas de la cabeza a los pies en un plástico de burbujas para que no les pase nada.

¿Es diferente el inicio de la vida adulta de los adolescentes que crecieron bajo estas influencias? Aun cuando el cordón umbilical se haya cortado hace ya casi dos décadas, en esta etapa de la vida se trata otra vez de independizarse, de adquirir la capacidad de pararse sobre las propias piernas, de tomar decisiones y de asumir responsabilidades. Pero, ¿eso puede ocurrir si los padres no sueltan el lazo?

PADRES Y MADRES CON MÁS MIEDOS

“Lo que de hecho aumentó son los miedos de los padres en relación al futuro de los hijos”, comenta Claus Koch. Este psicólogo investiga cómo surgen los lazos entre padres e hijos y qué influye en ellos, justo en los años de la adolescencia y la primera juventud.

Más que en las generaciones anteriores tienden a querer evitar los peligros para sus hijos y al mismo tiempo subrayar ideas de rendimiento. Esto último lo suelen hacer sobre todo los “padres helicóptero”, mientras que madres y padres “curling” buscan sobre todo que el camino de sus hijos hacia el futuro esté libre de tropiezos.

Koch insiste en que ninguno de los dos conceptos tiene base científica y aconseja no meter a todos los padres de esa generación en la misma bolsa. Sobre todo no incluir en la categoría de “helicóptero” a todos los padres que se ocupan con sensibilidad de sus hijos.

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“Para el desarrollo de los hijos es importante que se sientan seguros y contenidos”

“Para el desarrollo de los hijos es importante que se sientan seguros y contenidos, que hayan experimentado reconocimiento y aceptación. Eso los coloca en la situación de convertirse en un adulto independiente y con sentido de la responsabilidad”, dice el psicólogo.

“A los padres les debería importar cómo capacitan a su hijo para que pueda tomar sus propias decisiones”, señala también Mirjam Uchronski, que en la Universidad Técnica de Múnich asesora a jóvenes que aún no saben qué estudiar.

Uchronski no considera que básicamente se los vea más indecisos porque sus padres se ocuparon de demasiadas cosas. “Muchas veces no saben aún mucho sobre sí mismos. Pero también están los que desde niños saben, por ejemplo, que quieren ser médicos”.

En la Universidad Técnica de Múnich también hay eventos informativos para padres, pero no con el fin de que madres y padres luego se hagan cargo de la decisión de qué va a estudiar su hijo. “Más bien se trata de transmitirles conocimiento sobre cómo funciona una carrera hoy en día y dónde pueden informarse al respecto”, dice Uchronski.

Antes no había tantas posibilidades y “como padres hay que tener presente esa evolución, al igual que el hecho de que hoy en día se estudia de otra manera a como se hacía en su juventud”.

Los apuntes de las clases de hace 30 años no pueden dar una imagen realista de los requerimientos actuales de la carrera de ingeniería.

El mejor apoyo que puedan ofrecer madres y padres es estar disponibles como interlocutores para el hijo, dice Uchronski: “Después de todo, para los adolescentes son quienes más los conocen y quienes más les pueden ayudar a saber más sobre sí mismos”.

La situación se vuelve problemática si proyectan sus propias preocupaciones sobre sus hijos y no confían en que puedan tomar su vida en sus manos. “Si se supervisa constantemente a niños y adolescentes, no aprenden a asumir responsabilidades y a cuidarse a sí mismos”, dice el psicólogo Koch. Demasiado control genera inseguridad. “Los niños llegan a la conclusión de que el mundo es peligroso si son vigilados constantemente”.

GENERACIÓN Z PLANIFICA, GENERACIÓN X PREFIERE LA FLEXIBILIDAD

A los jóvenes nacidos en torno al cambio de siglo se los llama también Generación Z. Susanne Böhlich, profesora especializada en recursos humanos, analiza con qué ideas y expectativas llegan a la profesión y qué los diferencia de generaciones anteriores.

El mejor apoyo que puedan ofrecer madres y padres es estar disponibles como interlocutores

“La Generación Z valora mucho la planificación y la seguridad”, asegura Böhlich. Eso la diferencia claramente de la Generación X, nacida en los 80 y 90, que tiene un gran deseo de autorrealización, flexibilidad y libertad. Los más jóvenes, en cambio, “son más cuidadosos, realistas y se fijan en lo que es posible”.

¿Eso se debe a los padres sobreprotectores? Böhlich dice que seguramente es un factor que influye, pero igual de importantes son los temas con los que los jóvenes se vieron confrontados hasta ahora en su vida: la crisis climática y también la pandemia de coronavirus. “Todos anhelamos actualmente más previsibilidad. Será interesante ver cómo cambia la perspectiva de las generaciones por la pandemia”. (DPA)

¿Sobreprotegidos? Los temores de los padres pueden dificultar el pase a la adultez de los hijos / DPA