Brujería: el arte que nunca pierde vigencia

Pérdidas, rupturas sentimentales, problemas de salud o rachas de “mala suerte”, son situaciones difíciles de atravesar y que hacen que algunas personas busquen soluciones en el esoterismo. Aunque contempla disciplinas que suelen ser vistas con cierto recelo, sobre todo por quienes se precian de ser personas más “racionales”, existen desde tiempos inmemorables y siempre encuentran sus adeptos. También ennuestra ciudad.

No necesariamente debe ser una urgencia personal de tintes graves como los problemas de salud... son muchas las cosas por las que las personas se vuelcan a las “soluciones mágicas”. Esto se vio claramente en la época del Mundial de Qatar, donde las tradicionales cábalas convivieron con las prácticas de las brujas -aficionadas o no- que le curaron el ojeado a Messi o que ronda a ronda congelaron papeles con los nombres de los rivales de la Selección. Muchos, hasta algunos muy escépticos, se subieron al “que las hay las hay” y confiaron en lo que ocurría.

¿Quiénes están detrás de todo esto? Cuando se habla de rituales o brujería, es común pensar en personajes oscuros. Es que la palabra bruja remite inevitablemente a los cuentos de hadas, a esas mujeres malignas que atentaban contra la vida de las protagonistas, muchas de ellas princesas jóvenes e indefensas.

Pero quienes se reconocen como brujas en la actualidad no se identifican con esos seres malignos. Lejos de todas las connotaciones negativas, estas personas aseguran que no hacen más que trabajar con las energías sin buscar hacer el mal: solo leer, interpretar o encausar los canales energéticos que se abren ante sus sentidos.

Victoria, platense por adopción, tiene 25 años y desde muy pequeña estuvo en contacto con el mundo esotérico. En el pueblo del que es oriunda, ante cualquier inconveniente su familia consultaba con un brujo de confianza. Incluso, ya de grande, cuando retornaba a su casa cada verano en los recesos de sus estudios en la UNLP ella iba a ver a José, un brujo que en ocasiones no hacía más que escucharlos y funcionaba como un apoyo fundamental en sus vidas.

A la par de su carrera universitaria, poco a poco se introdujo de lleno en este mundo y ahora Victoria es tarotista y reikista. Además, practica velomancia y registros akashikos. “Hago terapias holísticas que ayudan a la evolución y a trabajar la energía. No me dedico al tarot predictivo sino al evolutivo, porque se centra más en la energía y en los procesos, no en decirle al otro ‘te va a pasar esto’ o ‘te va a pasar lo otro’, sino que hace foco en cuál es la energía”, explicó.

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Aunque en algún momento llegó a identificarse como “bruja”, reconoció que en este momento particular de su vida “no sé si me considero bruja, pero sí creo que estoy mucho más abierta o mucho más receptiva a la energía que otras personas”, sostuvo. Y añadió que “hoy con el boom de estas disciplinas mucha gente salió a autodefinirse como bruja y no lo son. Estudiar lo hace cualquiera, pero hay gente que tiene mucha más facilidad para hacerlo y creo que esas son las ‘brujas brujas’, las hereditarias”.

DE “BRUJA” A SOSTÉN EMOCIONAL

Hay personas que son asiduas a consultar con las “brujas”, a tirarse las cartas o hacerse “limpiezas”. Pero muchas otras llegan empujadas por situaciones límites como problemas de salud o laborales y encuentran en estas disciplinas un refugio.

Muchos llegan por situaciones límites: de salud o laboral. Pero otros por “mal de amores”

En el caso de los clientes de Victoria, la mayoría comparten un factor común: el mal de amores. “Muchos vienen y me dicen ‘me separé y quiero volver a estar con él’ o ‘quiero que me digas si tiene otra persona’ y no funciona así. Lo que puedo hacer es ver si las personas están en la misma energía, si están resonando igual y a partir de ahí ayudarlos a entender que hay que dar vuelta la página y seguir con la vida”, relató al respecto. Esta no es una tarea sencilla, “es difícil decirle eso a la gente y que lo entienda porque piensan que es todo muy mágico: ‘ah listo, me tiras las cartas y se me soluciona la vida’ y no, son procesos. Es por eso que hago el tarot evolutivo, en el que se trabaja con las energías, entonces les digo ‘tenés esto disponible, tenés que trabajar esto o lo otro’. Son consejos empáticos para que entiendan que todo es un proceso, pero nada es mágico”.

Aseguró que estos casos le dan “fiaca”, porque le llegan con temas imposibles de resolver al punto de que una clienta “quería que le dijera exactamente en qué mes se iba a poner de novia, algo que nunca vas a saber seas bruja o no”, detalló. Además apuntó que lo que más escucha en las sesiones de tarot es “‘quiero saber si tal persona gusta de mí’ o ‘si mi pareja me está engañando’ o ‘si le hicieron algo para alejarlo de mí’, ese tipo de cosas son re comunes”.

EL PELIGRO DE LOS QUE SE APROVECHAN

Tan vieja como la brujería, son aquellos que aprovechan un momento de debilidad de las personas para su propio beneficio. Abundan quienes ofrecen estas soluciones mágicas o prometen que el ser amado va a volver con ellos, eso sí, a cambio de una suma de dinero.

Para evitar caer en malas manos, Victoria recomendó que “primero vean cómo esa persona ejerce el tarot, porque si lo primero que te dice es que tenés una macumba, hay que empezar a sospechar”. Puede pasar que efectivamente “tengas una macumba, pero ahí lo que tenés que ver es la forma en la que lo dice o hace. Una persona que lee el tarot correctamente no te va a decir nada muy hiriente de una; va a tener tacto para hacerlo, va a proteger la energía sobre muchas cosas, porque lo que se abre ahí es un portal energético, es muy importante protegerse uno y proteger al otro”, dijo.

Un punto clave para darse cuenta si se está frente a alguien que utilice estas cosas para su favor se ve cuando el que “te dice que tenés una macumba es justamente la misma persona que te lo va a solucionar y la misma que va a hacer que tu pareja te vuelva a querer. Probablemente ahí hay algo raro. El que hace una buena practica del tarot no busca venderte todo, sino que busca ayudarte a solucionar y a sanar si te están diciendo algo grave así nomás y te ofrece solucionarlo de la nada es porque te está estafando”, aseveró.

Algo crucial es entender que las soluciones mágicas no existen y que estas disciplinas son un apoyo más para acompañar. “Lo que yo aprendí en este tiempo es que si me voy a tirar las cartas también voy al psicólogo o al médico, todas estas terapias son alternativas para acompañar procesos reales. Si estás atravesando una enfermedad, esto no te va a sanar, te va a hacer más fácil el proceso. A veces pasa que la gente viene y te dice ‘solucioname este problema’, y no, no lo puedo hacer porque esto es energía y te ayudo a moldear tu energía”.