La historia de los paleontólogos platenses premiados con el Konex

La paleontología es una disciplina de gran tradición en la Argentina y especialmente en La Plata, en donde gracias al trabajo de científicos locales, quienes fueron verdaderos pioneros en el área, se armaron equipos de investigación que traspasaron generaciones enteras. Tal es el aporte de los platenses a la paleontología nacional, que entre los cinco profesionales premiados por la fundación Konex se encuentran Zulma Brandoni de Gasparini y Sergio Vizcaíno, ambos Doctores en Ciencias Naturales nacidos en la ciudad.

Año a año la fundación Konex reconoce a las personalidades destacadas de los distintos ámbitos de la cultura nacional, en esta ocasión sus premios son otorgados a las personas más influyentes de la ciencia y tecnología de la última década. El Doctor Sergio Vizcaíno aseguró que al enterarse que era uno de los seleccionados se emocionó mucho, “me quedé sin palabras”, ya que fue algo que “me tomó por sorpresa, no me la esperaba. Es un reconocimiento que viene de un ámbito ajeno al científico en el que yo me muevo. Hasta ahora todos los reconocimientos habían sido de gente que está evaluando el trabajo mío con una visión más especifica de la disciplina. Si bien en este caso hay jurados que son de la ciencia y que entienden, la fundación es una entidad externa”, señaló.

“Para mí es un honor, es un premio a la trayectoria y un reconocimiento a la Facultad de Ciencias Naturales y al Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), porque fuimos dos los premiados, los dos de generaciones distintas, lo que demuestra la continuidad de la calidad académica en nuestra casa de estudios”, expresó la Doctora Zulma Brandoni de Gasparini.

Infancia en la Ciudad

Zulma nació en La Plata en 1944. Se crió en La Loma, barrio del que se ausentó solamente cuando sus investigaciones la llevaron a la cuenca neuquina o algún otro punto del mapa en el que requerían de su conocimiento. Pero su arraigo con la Ciudad siempre fue muy fuerte, al punto de que “hoy en día vivo a 30 metros de la casa en la que nací”, confirmó Brandoni de Gasparini.

“Como todos los chicos de ese momento fui a la escuela pública del barrio, la Nº 19 General San Martín, que estaba a una cuadra y media de casa. Después hice el colegio secundario en el Liceo Víctor Mercante, que en aquella época era solo de mujeres, en donde tuve una formación excepcional, la mayor parte de nuestros docentes eran profesores de la Universidad, así que el nivel era excelente”, relató.

Desde muy joven siempre le interesó la ciencia, por lo que cuando terminó el secundario ingresó a la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP, donde se recibió de Licenciada en Zoología. “Después hice el doctorado en paleontología, por el que tengo el título de Doctora en Ciencias Naturales”, contó.

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Ella fue una pionera en todo sentido, fue la primera mujer paleontóloga en ingresar tanto a la Academia Nacional de Ciencias como a la Academia Nacional de Ciencias Exactas Físicas. Pero también marco un antes y después en la ciencia con sus investigaciones sobre los reptiles marinos mesozoicos de América del Ser y el Caribe, tema que había sido poco abordado y que actualmente siguen siendo estudiados por nuevos equipos de investigación.

Pero a pesar de gozar de un gran reconocimiento en un principio “no fue todo tan fácil”, reconoció la científica. Es que cuando ella comenzó su carrera era otro contexto, “las mujeres debían casarse, eso era lo esperable y cuando estudiaban no elegían carreras científicas particularmente. No era nada común, lo habitual era seguir el magisterio, ser maestras, abogadas o contadoras, pero en ciencia éramos pocas”, recordó. Se casó con Carlos, su novio de la adolescencia con quien, tal como lo indicaban los mandatos de la época, formaron una familia pero sin descuidar sus carreras, al punto de que a los 23 años, mientras hacía su tesis doctoral, ya tenía a sus dos hijos.

“Sí, hubo algunos momentos difíciles, pero tuve un gran apoyo, fundamentalmente del Doctor Rosendo Pascual, que era el jefe de la división para la paleontología, uno de los más reconocidos de ese momento. Si él no me hubiera aceptado yo no hubiera podido empezar a trabajar en vertebrados”, manifestó. Y añadió: “Fue difícil en el sentido que hubo que abrir caminos, no solamente por el hecho de ser mujer, sino porque -por propia decisión- exploré campos que no estaban explorados en Argentina y en el mundo escasamente explorados”.

“Yo soy primera generación de platenses”, sostuvo Sergio Vizcaíno y detalló: “Mi mamá era de Coronel Suárez y mi papá de Arribeños”. Los primeros años de su vida los pasó en “un chalecito de la época de las construcciones de Perón, atrás del Batallón de Comunicaciones. Después mi papá que había sido empleado de comercio abrió su propio local en calle 12 y nos mudamos todos a vivir atrás. El negocio se llamaba ‘Carelita’ y fue un punto emblemático de la ciudad por 30 años”, recordó.

Vivió una infancia como la de muchos niños de la época, “no fui un ‘nerd’ de la ciencia desde chico, hacía lo mismo que todos, jugaba a los soldaditos, a los cowboys y con mi hermano durante el verano íbamos a la colonia. Me interesaban los animales, me gustaban mucho los caballos, la vida al aire libre y el deporte”, describió.

“Me gustaba mucho la lectura también, mi mamá era maestra y no había podido acceder a la universidad por lo que tenía mucho interés en que nos formáramos intelectualmente con mi hermano. Pero en mi familia las posibilidades que se barajaban eran las carreras tradicionales y lo más cercano que se me ocurría era veterinaria, ni sabía que existía biología. Pero cuando terminé el secundario me puse a averiguar, me enteré de la existencia de la carrera y empecé. Al principió pensaba que me iba a dedicar a la biología marina, pero a partir del cuarto año me empecé a definir por esto”, señaló Vizcaíno.

Además de la ciencia, otra de sus pasiones es el fútbol y supo combinarlas muy bien. Es que el investigador supo aplicar sus conocimientos sobre biomecánica para el entrenamiento deportivo, lo que lo llevó a trabajar con arqueras de fútbol de la Ciudad y actualmente ejerce en un centro de formación deportiva.

Investigaciones destacadas

Con trayectorias tan amplias como las de estos científicos es difícil destacar un solo momento de sus carreras, pero siempre hay investigaciones que guardan con un particular cariño. “Tuve la suerte de trabajar a lo largo de gran parte de la Argentina gracias a la paleontología. También tuve la posibilidad de trabajar con fósiles de la Antártida, si bien no viajé al continente blanco porque a las mujeres no se nos permitía en esa época, el Museo de La Plata hace 50 años que explora y descubre fósiles de vertebrados, invertebrados y plantas en la Antártida. Lo que nos ha permitido hacer aportes muy importantes a mucha gente, ya cuatro generaciones que venimos explorando esos temas. Además estudié los primeros reptiles marinos que se descubrieron en todo el continente blanco, no solamente en la península antártica, y el primer dinosaurio también descubierto en la Antártida”, destacó Brandoni de Gasparini.

Pero otro de los momentos más emblemáticos de su carrera lo vivió en la Cuenca Neuquina, lugar en el que desarrolló gran parte de sus investigaciones. “En esa zona hay fondos marinos de hace 150 millones de años, en donde caían una buena parte de los reptiles marinos que allí vivían. Empecé ahí y luego se fueron formando equipos que continuaron a lo largo del tiempo”, relató.

En su caso Vizcaíno destacó que además de las exploraciones en el campo también recuerda con cariño “los momentos en los que se concretan las publicaciones de las tareas”, es que a su entender el valor de la proyectos se encuentran de “manera integral, no solamente en los hallazgos”. Esto se debe a que “la paleontología que yo hago no es específicamente de descubrimientos”, indicó.

En ese sentido explicó que “hace 20 años que estoy trabajando sobre una formación que se conocía desde fines del siglo XIX, que se había abandonado su estudio porque se creía que estaba todo dicho, y que en realidad lo que nos permite es un poco estudiar cómo era la Patagonia millones de años atrás, en un momento con el calentamiento global parecido al actual. Con lo cual, o por lo menos está propuesto, es proyectar a partir de esto como pueden cambiar las cosas”, indicó y confirmó: “El tipo de paleontología que más me llena es la de encontrar los lugares en los que puedo hacer un trabajo más integral, más allá de algún hallazgo. Estudiar toda la fauna y la flora dentro de lo posible, con especialistas de otras disciplinas para tener un montón de otra información que permite hacer la reconstrucción ambiental general”.

El valor de los reconocimientos

Entre tantos premios que ha recibido Zulma, quien es la paleontóloga en actividad más longeva del país, obtuvo un reconocimiento muy particular, un dinosaurio fue bautizado en su honor. “Fue algo muy lindo, yo no lo descubrí por supuesto. Fueron los doctores Coria y Salgado que lo nombraron ‘Gasparinisaura cincosaltensis’, por mi apellido de casada que yo lo usaba en mi vida profesional y por Cinco Saltos, la ciudad en la que se halló”, describió la científica.

Se trata de “un dinosaurio realmente pequeño, herbívoro, no es que me dedicaron una gran bestia” bromeó Zulma y añadió: “Fue un lindo reconocimiento, fue un acto de mucho afecto de estos grandes paleontólogos”.

Tanto este reconocimiento que le otorgan sus pares, los son brindados por la academia y ahora también el que les da la fundación Konex, son recibidos con alegría por ambos científicos. “Yo soy un defensor de que los esfuerzos tienen que tener recompensa, aunque sea una palmada en la espalda, pero siempre tiene que haber una recompensa. Entonces cada reconocimiento es muy bien recibido, nunca los tomo como un premio más, mucho menos este Konex”, expresó Vizcaíno.

Ambos coincidieron en que este tipo de premios no son un logro individual, sino que posicionan a la UNLP en lo más alto. “Un mensaje que yo trato de darle siempre a los chicos más jóvenes cuando están encerrados pensando que lo más importante es su proyecto y que si no le pagan o no le dan determinadas cosas no lo pueden hacer, es que hay que buscarle la vuelta para hacerlo igual”, manifestó Vizcaíno y cerró: “Lo que yo hago es tratar de ser productivo en el más alto nivel posible, no solo por mi proyecto, sino por esto de que con eso le estoy devolviendo a la gente, tratando de posicionar a la universidad pública y al CONICET en el nivel más alto”.

“Los esfuerzos tienen que tener recompensa, aunque sea una palmada en la espalda”