“Una academia de violencia”: forcejean con una nena durante un asalto

La delincuencia en la Ciudad volvió a mostrar una de sus peores caras vulnerando nuevamente la inocencia de una menor de edad. Durante un robo ejecutado en la casa de una familia de Barrio Norte, una mujer y sus dos pequeñas hijas vivieron -el pasado miércoles- horas de desesperación y espanto por el accionar de tres violentos delincuentes.

El hecho tiene lugar tan solo 24 horas después del brutal golpe cometido en una propiedad de 72 entre 150 y 151, en el barrio platense de Los Hornos, en el que los asaltantes sembraron el terror con pistolas y una feroz golpiza, que propinaron a una mujer y a sus dos hijos, a los que sorprendieron en medio de la noche, cuando descansaban.

A los asaltantes no les fue suficiente con adueñarse de los teléfonos y billeteras de las víctimas, sino que además demostraron una total falta de humanidad al castigar a la dueña de casa al punto de provocarle varios cortes en el rostro por los que debió ser atendida en un centro de salud.

Ayer, nuevamente una mujer y su hijas quedaron a merced del delito. Según pudo confirmar este diario, una banda de al menos tres delincuentes con el rostro completamente cubierto, perpetró un asalto en una finca ubicada en 6 entre 38 y 39.

Se trata de una zona que se caracteriza por tener un fuerte movimiento tanto peatonal como vehicular. Sin embargo, alrededor de las 19, cuando la actividad comercial de calle 7 comienza a finalizar y el tránsito disminuye, el sector se convierte en un páramo desolado. Ni siquiera el hecho de estar a metros de la avenida 38 y, cerca de la comisaría segunda, revierten la situación.

Aprovechando estas circunstancias, dos individuos ingresaron ayer a la morada de esta familia con fines ilícitos. La pesadilla para esta familia comenzó a las 22.15. Cuando a esa hora se abrió la puerta principal de la vivienda, a la dueña de casa le pareció “muy raro”.

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Siempre en base a la versión policial, actuaron con tal nivel de sigilo y astucia, que luego de barretear un portón y una puerta, en la casa recién se dieron cuenta de la presencia de extraños cuando se abrió la puerta, sonaron las bisagras y comenzó a ladrar un cachorro de apenas 6 meses.

Estaba segura de que su marido no era. Desde hacía una semana venía avisando que el miércoles volvería alrededor de las 12 de la noche, ya que se iba a dirigir a la localidad de Avellaneda para asistir al duelo entre su equipo, Racing, y Newell’s. Fue en ese marco que la mujer salió de su habitación y confirmó sus malos presentimientos.

Los ladrones no escatimaron en acciones violentas y forcejearon de manera brutal con la propietaria del inmueble una vez que se toparon con ella. Mientras la víctima rogaba que la reunieran con sus hijas, los sujetos comenzaron a preguntarle por los dólares.

Los intrusos también incurrieron en un tremendo daño psicológico, ya que además de taparle la boca a la dueña de casa, en repetidas ocasiones también forcejearon con una de las nenas en un intento por hacerla callar.

Cuando lograron tener la situación bajo su control, uno de los intrusos destrozó el dispositivo que controla la alarma de la casa. Luego, mientras “el más violento” custodiaba a la familia, los restantes comenzaron a interrogar a la mujer.

Dando por sentado que en esa casa había divisas estadounidenses, los sujetos empezaron a exigir a la víctima que indicara dónde tenía los dólares.

Pese a que la damnificada aseguró que lo único que tenía para entregar era la plata de la billetera, los ladrones no le creyeron y la golpearon en varias partes del cuerpo. Para que le creyeran, la mujer le pidió que la llevaran hasta el lugar en el que tenía guardados sus ahorros.

De ese modo, la mujer entregó a los asaltantes un total de $200 mil.

Una vez que los sujetos tuvieron en su poder el botín dinerario, el líder del clan volvió a impartir instrucciones. Esta vez, la orden era “romper y revolver todo” hasta encontrar los dólares.

Tal como decía la mujer, no encontraron ni un sólo billete verde. Por ello se terminaron apropiando de los relojes y prácticamente toda la indumentaria del hombre, incluyendo una colección de camisetas de Racing.

El golpe duró un poco más de media hora. Justo cuando en Avellaneda, Gastón Martinerena marcaba el 2 a 1 agónico que le terminó dando el triunfo a la Academia, los ladrones abandonaron la escena dejando en su huida una estela de dolor y sufrimiento.