Sus lágrimas fueron la de un país entero. De la tristeza se pasó a la alegría, por el bicampeonato de América que consiguió la Selección. Sin embargo, Lionel Messi tuvo que abandonar por primera vez una final con la Albiceleste por lesión. Algo verdaderamente atípico y que conmocionó a todos. A los 20 minutos de la etapa complementaria, quedó tendido en el suelo luego de clavar su tobillo derecho contra el césped. Para que Messi no se levante..

Los minutos corrieron y ya no había más nada que hacer, porque el capitán no podía ni pisar. Fue reemplazado por Nicolás González y ni bien dejó la cancha, comenzó a llorar desconsoladamente, por tener que dejar al equipo por primera vez en una final.

Además del tobillo derecho, también sintió una molestia en el isquiotibial de la misma pierna. Su físico le jugó una mala pasada, luego de un partido de alta intensidad y disputa. El capitán no estuvo en la plenitud que hubiese querido durante la Copa América, pese al gran esfuerzo que hizo para jugar todos los partidos.

Sin embargo, como referente y capitán, alentó a sus compañeros desde el banco. Con el tobillo hinchado y mucho dolor, explotó de alegría con el gol de Lautaro Martínez en el segundo tiempo del alargue. Los minutos corrieron y todo quedó en una anécdota, ya que Leo levantó un nuevo título con Argentina.

Su historia con la Selección comenzó nada menos que en el Diego Armando Maradona de Argentinos Juniors. Guiño del destino que sus nombres estuvieran unidos desde aquel capítulo inicial, con un amistoso de la Sub 20 ante Paraguay que se organizó de la noche a la mañana y en el que ingresó por Ezequiel Lavezzi en el segundo tiempo para dar a conocer todo su talento. Un gol y dos asistencias fueron el saldo personal de aquel 8 a 0 del 29 de junio del 2004, su primera vez con la camiseta que nunca cambió.

De allí en adelante, y como una especie de deja vu de lo que le había tocado vivir durante su crecimiento físico, todos capítulos muy complejos.

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Comparaciones odiosas, gloria en el Blaugrana y durísimos tropiezos con la Albiceleste fueron prácticamente una constante para el pibe que debió tragar muchísimo veneno y para el cual lo hecho en la obtención del Mundial Sub 20 de 2005 y la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos del 2008 parecían no valer absolutamente nada. Siempre se le pidió más. Siempre se le exigió más. Y nadie como él se puso el techo tan alto. El talento y el deseo siempre estuvieron. La determinación también. Sólo restaba encontrar el grupo y, sobre todo, el contexto. Tras varias frustraciones, incluidos los golpes más duros su carrera como el subcampeonato del Mundial de Brasil 2014 ante Alemania y las dos caídas consecutivas frente a Chile por Copa América, todo parecía indicar que Messi se despediría de la Selección sin lo que siempre mereció.

Aquella declaración en junio de 2016 luego del subcampeonato en la edición centenario del certamen, precisamente en Estados Unidos, retumbaron en todo el país y el “10” pudo rever una decisión que parecía tomada. Tuvo que pasar una tormenta más. Rusia 2018, al que Messi y Argentina llegaron de milagro, se dinamitó rápidamente tanto puertas adentro como en el verde césped. Sin embargo, de esas ruinas se construyó este presente con sabor a justicia.

La Copa América del 2021, en el Maracaná y ante Brasil, fue el primer paso. La Finalissima ante Italia en Wembley, donde no hubo equivalencias ante el entonces campeón de la Eurocopa, el segundo. El Mundial de Qatar 2022, con la histórica final frente a Francia, la confirmación. Y anoche, logró ser parte de otra página dorada, con la obtención del bicampeonato de América. Sin dudas, el mejor de todos...