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Estados Unidos-China: ¿la disputa final ha comenzado?

Estados Unidos-China: ¿la disputa final ha comenzado?

Damián Cichero

30 de Diciembre de 2025 | 01:11
Edición impresa

eleconomista.com.ar

Durante años, la política exterior de Estados Unidos estuvo centrada en Europa y Medio Oriente. Sin embargo, desde hace ya más de una década, el objetivo es otro: contener el ascenso de China.

En 2011, el expresidente Barack Obama anunció su histórica política de “giro hacia Asia” y, en el curso del primer mandato de Donald Trump, se confirmó que, partir de ese momento, había comenzado una competencia sistémica entre el país más poderoso del mundo y el aspirante a remplazarlo.

Ahora, casi 10 años después de aquel mandato de Trump, la situación no ha cambiado mucho, incluso este mismo año una segunda guerra comercial entre Washington y Pekín se ha desarrollado. De hecho, la competencia con China ya es una confirmación oficial: en la última Estrategia de Seguridad de Estados Unidos, publicada en noviembre, Washington argumenta que “desde que la economía china se reabrió al mundo en 1979, las relaciones comerciales entre nuestros dos países han sido y siguen siendo fundamentalmente desequilibradas. Lo que comenzó como una relación entre una economía madura y rica y uno de los países más pobres del mundo se ha transformado en una relación entre casi iguales”.

Además, la intención china de reunificarse con Taiwán es un asunto seriamente preocupante para EE UU debido al dominio de esta isla en la producción de semiconductores, lo que divide el noreste y sureste de Asia en dos teatros distintos, algo clave si se tiene en cuenta que un tercio del transporte marítimo mundial pasa anualmente por el mar de China Meridional.

“Un desafío de seguridad relacionado es la posibilidad de que cualquier competidor controle el mar de China Meridional. Esto podría permitir que una potencia posiblemente hostil imponga un sistema de peaje sobre una de las vías comerciales más vitales del mundo o —peor aún— cerrarla y reabrirla a voluntad. Cualquiera de esos dos resultados sería perjudicial para la economía de EE.UU. y sus intereses más amplios”, sentencia el documento.

Es en este sentido que, lejos de esperar una mejora en las relaciones entre Washington y Pekín, lo más probable es que las tensiones vayan en aumento, aunque esto también será perjudicial para EE.UU. como consecuencia de su alta interdependencia económica con China. Por ejemplo, este mismo año, Trump tuvo que dar marcha atrás con parte de sus aranceles con el Gigante Asiático, luego de que este lo amenazara con dejarlo fuera del suministro de tierras raras, elementos fundamentales para el desarrollo de alta tecnología.

Así, la gran cuestión es cómo la administración de Trump -y sus sucesores-, llevarán a cabo esta competencia con China sin perjudicar al propio pueblo estadounidense. Al respecto, y en diálogo con El Economista, Esteban Actis, doctor en Relaciones Internacionales, explicó que EE UU, “más que frenar el ascenso de China, -que en algún momento hubo una ambición de hacerlo durante el primer mandato de Trump y los primeros años de Biden- ahora ya se considera a este país como un competidor estratégico”.

Tierras raras

“Lo que está buscando Estados Unidos con respecto a China es tener una ventaja negociadora para lograr, en el corto plazo, autosuficiencia en las cadenas globales de valor, sobre todo en aquellas de bienes considerados de usos duales (civil-militar)”, agregó. En este sentido, Actis destaca las negociaciones que este año funcionarios de ambos países han tenido en asuntos como el de las tierras raras, donde la vulnerabilidad de Estados Unidos es muy fuerte y China tiene una ventaja clara (dicha situación se invierte con los chips de IA de Nvidia).

Por eso, para el especialista “lo que está haciendo EE UU, más que frenar el ascenso de China en sí, y esto queda muy claro en América Latina y el Caribe, con la nueva estrategia de seguridad nacional, es intentar cortar los vínculos de interacción, sobre todo en la dimensión estratégica y tecnológica de sus propios socios con China. Generar justamente estos ecosistemas de vinculación, excluyendo a China, a sus empresas, a sus proveedores”.

Por otro lado, en lo que respecta a la reunificación entre Taiwán y China, algo que Pekín ha reconocido que podría llevar a cabo incluso a través del uso de la fuerza (están separadas desde el fin de la guerra civil china en 1949), Actis cree que la administración de Trump tiene una definida concepción del mundo basada en áreas de influencia, y hasta está menos comprometida con sus servicios estratégicos en el Asia-Pacífico.

“Hay una idea de respetar las zonas de influencia, las periferias de los grandes poderes. Esto pasa con Rusia y China. La administración Trump, a diferencia de Biden, no ha tenido ambivalencias con respecto a la idea de una sola China. Y esto ha sido muy bien valorado por ellos”, agregó. Por ello, concluye que, “en realidad, la importancia de Taiwán pasa porque allí está TSMC, actor clave en la producción de semiconductores. Si no existiese esa empresa y si Taiwán no fuese un actor clave en la materia, creo que esta administración no vería con malos ojos una mayor influencia de China sobre Taiwán”, agregó.

Siguiendo con esta línea, para Actis la cuestión clave es que EE UU y China siguen siendo interdependientes en materia económica, por lo que en ese marco se podrán ver treguas. Treguas que pueden durar porque la administración Trump, a diferencia de la de Biden, tiene una visión mucho más realista y pragmática con China, ya que no apunta contra el sistema político chino y las supuestas violaciones de derechos humanos. “En el horizonte, lo que estamos viendo es una profundización muy fuerte del desacople económico entre EE UU y China, sobre todo en materia tecnológica. Por ello, la gran pregunta es cuál de los dos logrará reducir las vulnerabilidades que la interdependencia mutua genera en el menor tiempo posible.

¿EE UU va a poder producir y procesar tierras raras en los próximos cinco años de manera autosuficiente antes de que China logre su autosuficiencia en todo el ecosistema de IA? El primer actor que lo logre tendrá una ventaja muy fuerte sobre el otro”, sentenció.

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