Sentados: A. Ringuelet, T. Torres, R. Mateos, G. Sastre, Beatriz (Hermana Superiora), E. Sanz, E. Cueto Rúa, R. Rahman, R. Torossian, L. Pedemonte. Fila del medio: H. Pelusso, C. Perroni, C. Scorians, J. J. Grosso, P. Cánepa, R. Berridi, R. Emmerich, J. Mielnicki, C. Cipolla, L. Barba, F. Dubarry, A. Flores, R. Collar, R. Drut. Fila Superior: C. Spacarotel, C. Marti, D. Giacomone, A. Flores, A. Urban, H. Mosca, H. Cherry y D. Rebollo
Una combinación de motivos se convirtió en la excusa para un encuentro de médicos del Hospital de Niños “Sor María Ludovica”. Profesionales en actividad y otros ya jubilados compartieron un almuerzo en el Gonnet Paleta Club, donde celebraron el Día del Médico, los 50 años de servicio de varios de ellos, el cumpleaños de ese centro médico, y recordaron el legado de la institución que marcó su vida profesional.
El encuentro se dio en el marco del aniversario 131º de la fundación del histórico hospital pediátrico platense.
Aquella primera etapa (en 1894) estuvo impulsada por el Estado provincial y la Sociedad de Beneficencia, que concibieron un espacio destinado exclusivamente a la atención pediátrica. Aunque la piedra fundacional se colocó en 1889, la apertura formal llegó cinco años más tarde, luego de un intenso proceso de construcción.
Los comienzos del Ludovica fueron modestos: dos salas de madera con capacidad para 60 camas, un portón de acceso y la dirección del doctor Arce Peñalba, quien decidió donar la totalidad de su sueldo al establecimiento.
En la asistencia diaria colaboró la congregación Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, como era habitual en la época.
Entre aquellas figuras fundacionales se destacaba Antonina de Angelis, nacida en un pueblo de los Apeninos italianos y llegada luego a La Plata, donde sería conocida para siempre como Sor María Ludovica.
Su tarea comenzó en la cocina y la despensa, limitada por el idioma y la falta de instrucción formal, pero su compromiso la llevó a convertirse en administradora primero y superiora después. Falleció en 1962, tras una vida dedicada al bienestar de los niños, y fue beatificada por el papa Juan Pablo II en 2004.
Durante el encuentro de ayer, los médicos realizaron una fotografía grupal sosteniendo su imagen, como homenaje y memoria viva. También participó la Hermana Superiora Beatriz.
HISTORIA, PRESENTE Y FUTURO
Entre los presentes del almuerzo estuvo también el director ejecutivo del Hospital de Niños, Gustavo Sastre, quien destacó la importancia de sostener la tradición del hospital pero con una mirada contemporánea.
Sastre subrayó que el Sor María Ludovica vive un proceso de modernización, con nuevas obras, tecnología de alta complejidad y mejoras que fortalecen la calidad y seguridad asistencial. “El SAC (Sistemas de Atención Centralizada) es el corazón operativo del sistema, permite que la atención funcione con previsibilidad, accesibilidad y continuidad real del cuidado”, señaló.
Asimismo, destacó el crecimiento formativo del hospital, que volvió a ser elegido como sede de residencias pediátricas articuladas con Neonatología y Terapia Intensiva Pediátrica. Afirmó que el hospital alcanzó el cien por ciento de vacantes de residencia.
Para Sastre, el desafío es sostener la línea que el hospital trae desde su fundación. Como él mismo sintetizó, “cada inversión, cada innovación y cada logro confirma un rumbo claro: para los niños, lo mejor”.
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