Las PASO, Ficha Limpia y Cristina, entre suspicacias y prioridades para el Gobierno

El gobierno de Javier Milei se ha hecho experto en actuación política, en especial en el Congreso, desde una situación de debilidad objetiva notable. Por ejemplo, mientras hace pocos días la Cámara de Diputados aprobaba el proyecto de ley de Ficha Limpia, que se supone es un paso adelante para mejorar la calidad de la representación política, el oficialismo presentaba en el Senado, a través de un aliado obvio, el dictamen que avala el pliego del polémico Ariel Lijo -mote que le cabe por su historia viscosa como juez federal- para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Mirado con el prisma de los principios, para muchos es una contradicción. Porque el personaje en cuestión, dado su vasto historial en Comodoro Py y las múltiples denuncias e investigaciones que ha afrontado relacionadas con su honorabilidad, justamente refutarían el concepto madre del proyecto de Ficha Limpia.

Es por eso que la semana que se inicia estará regida por la sospecha: ¿realmente quiere el Gobierno que se apruebe en el Senado la iniciativa Ficha Limpia -en sus inicios, impulsada por el PRO- que podría dejar fuera de la cancha electoral a Cristina Kirchner, depositaria de una condena en doble instancia por la causa Vialidad? ¿O preferiría la dilación, desde el convencimiento no blanqueado de que se trata de una iniciativa que no es prioritaria para los libertarios?

Es que, en lo relacionado al tema Ficha Limpia, La Libertad Avanza está en una situación incómoda. A esta altura, su relato anti-casta, anti-corrupción “de todo lo que vino antes”, está bastante atado a cómo se comporte en este tema.

Para entenderlo, hay que remontarse a fines de noviembre del año pasado cuando la Cámara baja debía reunirse para tratar esta iniciativa. Aquella vez no hubo quórum. Y eso pasó porque de los 13 diputados que no asistieron e impidieron la sesión, ocho pertenecían a LLA. Se instaló así, en el mundo político y acaso en parte de la opinión pública, la idea de que existió algún tipo de entendimiento entre el Presidente y Cristina. Quien, digámoslo, sería casi la única dirigente de jerarquía nacional afectada por la eventual restricción del doble conforme.

Milei tuvo que prometer lo que hizo ahora: incluir Ficha Limpia en extraordinarias como un modo de decir que el Gobierno, en realidad, quiere que el proyecto avance. Obvia pregunta: ¿porqué ahora sí y hace dos meses no? ¿Qué cambió en el medio? Misterio.

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En un par de días, la cuestión de la ficha impoluta se debatirá en la comisión correspondiente de la Cámara Alta, primer pantallazo de las reales intenciones del oficialismo.

Posturas y las sesiones ordinarias

Se sabe que el peronismo la rechazará, en comisión y cuando llegue al recinto. Los radicales probablemente la avalen, el macrismo también. ¿Qué harán los pocos libertarios y aliados incondicionales -léase representantes de provincias alineadas con la Rosada, sobre todo, por la bondad de la billetera presidencial? Será una primera foto clave para el relato mileísta, que oficialmente asegura que tirará a favor de la iniciativa.

Lo más probable es que Ficha Limpia pase para la agenda de sesiones ordinarias, ya que las extraordinarias terminan el 21 de este mes. La dinámica de las ordinarias es otra, signada por los infinitos vericuetos reglamentarios que posibilitan el sueño infinito de los proyectos.

Un detalle interesante sobre Ficha Limpia se vio en el debate en Diputados, en la voz del legislador radical formoseño Fernando Carbajal. Aseguró que conceptualmente está a favor -de hecho votó en ese sentido- pero alertó sobre la posibilidad de otorgarle una herramienta de disciplinamiento político a señores feudales como el gobernador de esa provincia, el peronista Gildo Insfrán, que maneja la Justicia local con gente propia. Desde el cadente de mesa de entrada de Tribunales hasta el presidente de la Corte Suprema provincial.

Básicamente dijo que podría sacar un doble conforme para anular a cualquier rival y así evitar que se presente a elecciones. Para pensarlo. Porque en términos judiciales Argentina no es un mundo ideal.

La suspensión de las PASO

El Senado sí debería abocarse a la suspensión de las PASO en la semana que se inicia. Se necesitan 37 votos para convertirlo en ley. Acá sí el Gobierno aparece como un impulsor fervoroso, bajo el argumento de que el país ahorraría una millonada. Puede ser verdad, pero además Milei quiere eliminar un mecanismo que posibilitaría desafíos a su autoridad. Como Cristina, quiere ser el único dueño de la lapicera que define las candidaturas de La Libertad Avanza. En rigor, en la práctica, será su hermana, la que armó un partido nacional color violeta con cero experiencia previa.

Es casi seguro que las PASO se eliminen. Los partidos opositores, aún cuando les convendría mantenerlas para ordenar sus cuitas internas, saben que la mayoría de la opinión pública avala la idea. Pero será un problema, eventualmente transitorio, para la provincia de Buenos Aires.

Si no hay PASO nacional, probablemente el gobernador Axel Kicillof busque la suspensión de las Primarias provinciales y desdoble el comicio para cargos provinciales, con la tradicional lista sábana, de los nacionales, que se harán con la nueva boleta única. Se estudian dos opciones: agosto o noviembre. Esta última, sería después de las legislativas nacionales.

Kicillof acaba de obtener un argumento empírico para el desdoblamiento, que es rechazado por Cristina y fogoneado por el incipiente “kicillofismo” (intendentes y dirigentes que ya no se alinean con la ex presidenta): la Provincia hizo un simulacro de elección concurrente. Es decir, en la que conviven los dos sistemas, en caso de no desdoblarse. Fue caótico.

En cada mesa electoral bonaerense votan unas 300 personas, desde las 8 a las 18. El experimento con el doble método arrojó que sólo llegó a votar la mitad, unas 150 almas. Conclusión: se necesitaría más tiempo (imposible) o más mesas (casi duplicar el gasto). Lo dicho: para Axel es un argumento formidable para desdoblar. Para la Rosada, si no se hace, sería la excusa perfecta para culpar a la Provincia por eventuales demoras y complicaciones. Final abierto.