Con reproches, Cristina dio señales de tregua en la disputa con Kicillof

Cristina Kirchner publicó ayer un extenso texto en sus redes sociales para terminar -por ahora- con el tironeo que mantenía con Axel Kicillof por el esquema de votación en la provincia de Buenos Aires y que venía tensionando la vida interna del oficialismo provincial. La expresidenta avisó que sigue considerando un “error político” desdoblar el comicio de este año en Buenos Aires. Es decir, votar los cargos provinciales en un día diferente de los nacionales, tal como resolvió el gobernador en su decreto de convocatoria. Sin embargo, la titular del PJ nacional también anunció que, en base a la autoridad partidaria que le da ese cargo, le solicitó a su tropa legislativa bonaerense que retire el proyecto de concurrencia electoral que había impulsado -elegir todo el mismo día- y colabore con la aprobación de la suspensión de las Primarias Abiertas, tal como pidió el mandatario.

“No se puede, ni se debe seguir distrayendo tiempo y energías, restándolas a lo que realmente importa: encarar y resolver los verdaderos problemas que sufren los bonaerenses y que, a no dudarlo, se agravarán después de la devaluación impuesta por el gobierno de Milei tras un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, advirtió Cristina en su carta.

Según la exvice del gobierno anterior, la concurrencia tiene una conveniencia económica (“no destinar cuantiosos recursos con el desdoblamiento” ) y, claro, política porque “es un error provincializar la elección”.

En efecto, Cristina viene diciendo esto hace rato, convencida de que para el justicialismo es mejor enfrentar al gobierno nacional desde el cuestionamiento al ajuste económico del primer año y del reciente acuerdo con el FMI. Esto es, nacionalizar el comicio. Asegura que eso será más difícil si se desdobla, porque el no peronismo procurará fijar temas de discusión vinculados a la gestión provincial de Kicillof. Sobre todo en lo referido a la seguridad, punto débil de gobernador.

En su texto de ayer pasó una linda factura. Recordó que el año pasado, en una reunión del PJ provincial, ella manifestó este parecer y nadie pidió la palabra para “argumentar las conveniencias del desdoblamiento”. Claramente se refirió a Kicillof, sentado junto a ella en aquella oportunidad. “Sobre todo, teniendo en cuenta que ése era el ámbito más propicio, en términos políticos e institucionales, para hacerlo; ya que se contaba con la presencia de toda la dirigencia partidaria y de gobierno, tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo de la Provincia”, se explayó.

Es enteramente cierto lo que dijo y por eso dejó expuesto al kicillofismo, que emprendió su cruzada desdobladora como parte de una lógica de empoderamiento del gobernador dentro de la alianza que gobierna la Provincia, conformada por su gente, el cristi-camporismo y el massismo del Frente Renovador.

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Del lado de Axel responden que recién a fines de enero último, una vez que el Congreso nacional aprobó el sistema de Boleta Única de Papel para cargos nacionales, ellos comenzaron a hacer las simulaciones de cómo sería votar con ambos sistemas (para lo provincial rige la tradicional lista sábana) y los resultados fueron negativos, con proyecciones de demoras interminables si todo se hace el mismo día. También eso es cierto.

El turno de la Legislatura

Aún con el tono firme de la carta, la movida de Cristina supone un gesto hacia la unidad del oficialismo, cuando ya se hablaba de una posible ruptura justamente por las diferencias en la concepción de lo electoral. Desde hoy, cuando la Legislatura aborde la cuestión, la amenaza de imponer la concurrencia en octubre por ley (lo que implicaba la postura político/jurídica de que el gobernador no tiene atribuciones para fijar la fecha de los comicios) ya no debería ser tal. Y, en cambio, habrá consenso para voltear las PASO por este turno, como pidió Axel y como quiere la mayoría de la oposición.

Así, los bonaerenses votarían en dos jornadas separadas este año: las legislativas provinciales el 7 de septiembre y las elecciones para diputados nacionales el 26 de octubre.

Cristina, pues, le tiró la pelota a Axel quien, hay que decirlo, también ha tenido un discurso pro- unidad. El texto de la ex presidenta fue una forma de comunicarle al gobernador -y al mundo político en general- que, si la cosa sale mal (léase, derrota), ella no tendrá la culpa. Un “yo avisé”, digamos. Y una manera de dejar en claro que ya no hay motivos para que kirchenrismo duro y el kicillofismo explícito vayan separados a las urnas.

En rigor, no es tan así. Porque, suponiendo que lo legislativo se plasme según los deseos de Kicillof, resta la tarea de la confección de las listas de candidatos a senadores y diputados provinciales y concejales. El gobernador sabe muy bien, porque se ha rodeado de barones del Conurbano hoy enemistados con Cristina pero que antes fueron sus súbditos, que la dama procurará seguir siendo la dueña de la lapicera para confeccionar las listas. Ella, a través de su hijo Máximo, domina además la junta electoral del PJ bonaerense.

¿Reparto o por afuera?

La carta de Cristina de ayer no implica la aceptación de una de las máximas que pretende lograr el kicillofismo: reparto equitativo de postulaciones en el peronismo en todos los niveles, una división en todo caso en tres partes si se cuentan las pretensiones que también tiene Sergio Massa. Esa es la discusión que se viene ahora. Y lo que, para los más talibanes del independentismo de Axel, todavía deja abierta la puerta a la posibilidad de un choque con el cristi-camporismo por afuera de la estructura oficial del justicialismo si se insiste con el ninguneo al gobernador. Son lo que, por las dudas, ya están armando un frente propio con varias agrupaciones menores.