"Luchito" Lovatto y la historia del platense con Síndrome de Down que es campeón mundial

Hay historias que trascienden el deporte. Que emocionan, inspiran y hacen vibrar el alma. Y una de ellas tiene arraigo platense y con corazón enorme: Luchito Lovatto, el joven formado en CF Ringuelet que se consagró campeón con la Selección Argentina -"Los Halcones"- en la Genuine Cup 2025, un torneo que no solo celebra el fútbol, sino que honra la inclusión, la amistad y los sueños de quienes, como él, rompen barreras.

Luciano Mauricio Alexis Lovatto (26), que tiene Síndrome de Down, fue uno de los representantes nacionales que viajó a Houston, Estados Unidos, junto a la delegación de FADDIM (Federación Argentina de Deportes para personas con Discapacidad Intelectual). Allí, entre el 27 de julio y el 2 de agosto, se disputó con Los Halcones la Genuine Cup con la participación de 30 equipos de todo el mundo, albergados por la prestigiosa Universidad Rice, sede de partidos y actividades que quedarán para siempre en la memoria de estos atletas.

El certamen tuvo un arranque soñado para la Albiceleste: debut con triunfo 3-0 frente a Kautech LT de Lituania, victoria también por 3-0 ante Yokohama Marinos de Japón, mismo resultado frente a Seoul FC de Corea del Sur, y un sólido 4-1 en la final contra WKS Slask Bez Barier de Polonia. Luchito fue parte del equipo en todos los encuentros -anotando un gol-, sumando entrega, alegría y talento. Porque si algo tiene el fútbol, es que a veces el amor por la camiseta se vuelve más fuerte que cualquier obstáculo.

Más que competencia, experiencia y amistad

Pero la Genuine Cup fue mucho más que goles y finales para los Halcones. Fue una celebración de la vida. El primer día completo en tierras norteamericanas los llevó al Centro Espacial Johnson de la NASA, donde Luchito y sus compañeros exploraron las fronteras del universo, aprendieron sobre viajes espaciales y comprendieron que no hay límites para soñar.

También vivieron una noche inolvidable en el Daikin Park, casa de los Astros de Houston, donde disfrutaron de un partido de béisbol bajo las luces del estadio, entre risas, canciones y emoción. Porque no solo se trató de competir, sino de compartir.

En medio de la competencia, los atletas participaron de una jornada de descanso en la cumbre Genuine Connect, un espacio de encuentro y reflexión global que puso en el centro del debate el valor del deporte como herramienta de inclusión y empleo. Luchito, como tantos otros, no solo fue futbolista: fue embajador de un mensaje universal, ese que dice que todos, sin excepción, merecen un lugar en la cancha, en el trabajo, en la vida.

Junto a él, también dijeron presente representantes de Racing Club y Boca Juniors, siendo este último equipo también ganador en otra categoría. Pero en medio de las luces, los festejos y las medallas, hubo una imagen que conmovió a todos: la sonrisa de Luchito, abrazado a sus compañeros, envuelto en la bandera argentina, con la mirada brillante y el pecho inflado de orgullo.

Ringuelet, su casa futbolera

Su historia conmovió a La Plata cuando comenzó a entrenar con la categoría 2005 del Club CF Ringuelet, equipo que forma parte de la Liga Amateur Platense, tras un acuerdo que se logró sobre marzo de 2022.

Aunque Luchito nació en 1998 y, por edad, no correspondía a esa categoría, llegó acompañado por amigos del barrio que ya jugaban allí y expresó su deseo de sumarse. Dijo que jugaba "de 10", con convicción, y desde el primer día mostró entusiasmo y compromiso: fue el primero en llegar a los entrenamientos y el último en irse, según expresaron en Pase a la Liga.

Ante su situación, el club decidió formalizar un pedido especial a la Liga, exponiendo el caso en una reunión de Comité. La respuesta fue unánime: los dirigentes aprobaron su incorporación a la categoría 2005 como una forma de abrir las puertas del fútbol amateur a jóvenes con discapacidad intelectual. Junto a su mamá Dora, firmó y todo fue alegría.

Jugó amistosos, sumó minutos y se integró completamente al grupo. Bajo la dirección de Joaquín Gaudino y “Yayo” Matoso, se convirtió en uno de los más queridos del plantel, por su alegría y constancia.

Ese primer paso, humilde pero profundo, lo llevó más lejos de lo que muchos imaginaron: en los últimos días, formó parte de la Selección Argentina que representó al país en la Genuine Cup en Houston, Estados Unidos, consagrándose campeón del mundo junto a la delegación de FADDIM.

Porque ese chico logró un permiso y poder jugar oficialmente, que jamás dejó de luchar ni de creer, hoy puede decir que fue campeón del mundo. Y sobre todo, puede enseñarnos que el fútbol es mucho más que un deporte: es una forma de unir corazones y pasiones.