VIDEO. Fin de la ilusión: Gimnasia, sin resto para la pelea grande, ya piensa en la Libertadores

Fue el fin de la ilusión, del sueño grande de lograr el campeonato. Néstor Gorosito, los jugadores, los hinchas, todo Gimnasia se ilusionó con una escalerita de cuatro partidos, de tres juegos como local, de ganar todo para en gran medida jugársela mano a mano con Boca en el Bosque el miércoles que viene. Y nada pudo ser, porque el Lobo se tropezó en el primer escalón y quedó con el sabor amargo de pelear por el ingreso a la Libertadores (hace 8 meses, una utopía) pero con la satisfacción de haber dejado todo.

Le faltó algo más al Lobo para pelear el campeonato. Pero, hay que decirlo ahora en medio de la tristeza del sueño trunco y con la ilusión de jugar la copa más importante del continente, la campaña tripera es fantástica. Sin refuerzos, con la tremenda adversidad que significó la lesión de Cristian Tarragona, sin Carbonero (ahora sí, importante en Racing en la etapa de definiciones) y con lesiones graves que le achicaron el planetl, no hay nada que recriminar. Un pase mal dado, un cambio tardío o un gol errado no cambian una ecuación notablemente favorable: basta recordar el pasado cercano y para qué se armó este equipo, para entender que la campaña es para aplaudir. Un poco más era proeza. Mucho más, milagro.

La tarde parecía ser distinta en el inicio. Arrancó encendido Gimnasia, con intensidad para buscar las pelotas divididas y con mucha predisposición para buscar la ventaja desde el inicio del juego. Así, cuando no había pasado casi nada, una gran habilitación del uruguayo Alemán para Franco Soldano terminó con control y zurdazo del delantero, mejor desde la idea que desde la concreción.

San Lorenzo propuso un 3-4-3 un tanto particular, con un centro delantero alto como Andrés Vombergar volcado sobre la derecha y un peligroso Ezequiel Cerutti por la punta opuesta.

Así como Cerutti era una tentación para la visita, el Lobo podía lastimar como Ramón Sosa desde la derecha y Benjamín Domínguez por la izquierda. A efectos prácticos, al mediocampo tripero le costó imponerse en la lucha, porque Cardozo tenía demasiados espacios para cubrir y Alemán no terminaba de hacerse dueño de la pelota.

Dentro de un partido parejo, a medida que fue ganando confianza Gimnasia comenzó a marcar algunas diferencias. A Morales le anularon un gol por una infracción de Fratta. El Lobo demostró su peligrosidad también desde la pelota quieta.

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Si bien el juego no mostró acciones de riesgo contra los arcos, los dirigidos por Néstor Gorosito se mostraron siempre más ambiciosos más allá de que las ideas no tuvieran correlato en el peligro sobre Augusto Batalla.

Guillermo Enrique, de buen primer tiempo, capturó un rebote de un tiro de esquina y su fuerte disparo, aunque desviado, fue la primera acción de cierto peligro sobre los arcos. El correntino, desde el lateral derecho, marcó un camino que no encontró eco en Sosa y en Ramírez, de quienes el equipo dependió para ser más picante en ofensiva. Solo la habilidad de Benjamín Domínguez, con destellos, levantó a los hinchas de sus asientos en la platea Basile.

En el descuento, un centro desde la izquierda del ataque del Ciclón encontró a mitad de camino a Rey, Agustín Giay alcanzó a tocar hacia adentro y Guillermo Fratta, cerca de la línea, no dudó a la hora de rechazar el balón. Fue el único momento de zozobra para el Lobo, más preocupado por forzar el ritmo del juego.

El inicio de la segunda mitad comenzó con una desinteligencia entre Enrique y Morales que no pasó pasó a mayores porque el remate de Ezquiel Cerutti fue débil a las manos de Rodrigo Rey.

En la contra, Eric Ramirez nunca vio a Soldano que ingresaba solo por el medio. Para unos u otros, el pre anuncio de un segundo tiempo con más emociones. Lo tuvo Juan Ignacio Méndez, que con tiempo y espacio se tuvo fe y sacó un zurdazo bajo que pegó en el caño izquierdo de Rey, que no llegaba a esa pelota más allá de la estirada.

Un pelotazo largo de Brahian Alemán para Ramírez que picó hacia la izquierda encontró al delantero de Concordia, que mandó un centro bárbaro que encontró la cabeza de Franco Soldano y una buena reacción de Augusto Batalla para sacar la pelota al corner, aunque quedó toda la sensación de que esa pelota iba afuera.

Un pase en profundidad de Juan Ignacio Méndez para Vombergar obligó a Colazo a cortar el ataque con una falta que derivó en su expulsión. Sin ser ocasión manifiesta de gol, la infracción desde atrás de Colazo llevó a Darío Herrera a mostrarle la tarjeta roja.

El Lobo quedó con 10, y encima del tiro libre llegó la apertura del marcador con una pirueta maravillosa de Adam Bareiro. Una mezcla de tijera y chilena digna de un mejor partido, un gol soñado del paraguayo para el 1 a 0. 11 contra 10, cuesta arriba todo para Gimnasia, con 25 minutos por jugar.

Gorosito rearmó la línea de 4 con el ingreso de Melluso por Benjamín Domínguez aún antes del gol. Insúa había puesto antes al “Perrito” Barrios por Cerutti. Movió el banco otra vez Pipo, con el ingreso de Alan Lescano en lugar de Eric Ramírez. Gimnasia era un manojo de nervios desperdigado por el campo de juego, luchando contra su poca claridad y el reloj que seguía avanzando. Más tarde, el ingreso de Alexis Domínguez por el lesionado Alemán fue un intento de sumarle peso a la ofensiva, cuando ya casi no se jugaba.

San Lorenzo se manejó como pez en el agua en el final del partido. Algunas amarillas y la expulsión de Giay para dejar a los equipos 10 contra 10 a falta de 3 minutos más el descuento no alcanzaron para frenar la bronca de los hinchas con el árbitro.

En el final, un remate de Matías Melluso, alto, fue de lo poco que pudo aportar Gimnasia en ataque, enredado en el planteo de San Lorenzo y en sus propios errores. Exigido al máximo, no tuvo con qué forzar el juego. Y así, se fueron las ilusiones.

Más allá del sueño trunco de pelear por el título es una gran campaña del equipo de Néstor Gorosito

Un cabezazo de Soldano, lo único de un equipo que casi no llevó peligro al arco de Batalla.