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Swingers: salir a la “luz”; una práctica que muchos ya no ocultan

La comunidad en Argentina busca salir de la clandestinidad. Las reglas, la confianza en el otro y la seguridad propia, son los pilares en los que se basan quienes intercambian parejas y que no quieren esconderse más

Swingers: salir a la “luz”; una práctica que muchos ya no ocultan

La comunidad swinger argentina busca que el Congreso reconozca su estilo de vida / WEB

31 de Diciembre de 2023 | 02:07
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A mediados de año la comunidad swinger argentina logró un hecho inédito a nivel mundial, fue el primer organismo de este tipo en obtener la personería jurídica y ser reconocido por un estado nacional. Se trata de la Asociación Civil Swinger Libre de Argentina (ASLA) que desde hace años pelea por los derechos de las personas que realizan esta práctica y que ahora espera que su pedido llegue al Congreso.

Salir de la clandestinidad, demostrar que es un estilo de vida más como tantos otros y dejar de lado la discriminación fueron los pilares principales en los que se basaron sus miembros para dejar de esconderse y ponerse esta causa al hombro.

“Nosotros existimos hace décadas”, manifestó con vehemencia Germán Magallán fiscalizador de ASLA y miembro de la comunidad desde hace más de 20 años. “Hace muchísimos años que existimos, pero nuestro estilo de vida siempre fue mirado de costado por la gente que no entendía porque llevábamos adelante esas prácticas sexuales”, indicó uno de los impulsores de la organización.

El objetivo principal que persigue ASLA es la de representar a los miembros de la comunidad ante hechos de discriminación, que según detalló son muchos “sobre todo en el interior del país. Por ejemplo una pareja de Entre Ríos tuvo que mudarse de pueblo por haber sufrido escraches, le rompían la casa, le tiraban piedras, le mandaban a la policía. O nuestra vicepresidenta, Yamila Ibarra, que vive en Mar del Plata tuvo muchos episodios violentos por intolerantes que no entienden este tipo de vida”, detalló y completó que entonces “la función de la asociación es decir que nosotros existimos, somos parte de la sociedad, que todos vean que estamos y formamos parte, no somos un bicho. ¿Somos una minoría? Sí lo somos, pero como tantas otras, como la comunidad LGBTIQ, igual que todos”.

Un estilo de vida

El manto de clandestinidad bajo el que se desarrolla el swingerismo solo sirve para que los prejuicios germinen. Poco se sabe con exactitud como son estos encuentros y como se maneja la comunidad.

Es que sí, a pesar de que se crea que dentro del swingerismo “vale todo” que es un ámbito de libertad absoluta hay reglas que “son como la Biblia” sostuvo Germán. La primera de estas normas es que “no es no” y esto se respeta a rajatabla “la persona que rompe con esto es excluida de la comunidad, incluso si el que quiere convencer a alguien de hacer algo es su propia pareja, si el marido le dice a la mujer ‘hacemos tal cosa’ y la mujer dice no, no le puede insistir”, explicó. Mientras que el segundo mandamiento es el cuidado a la hora de tener relaciones, siempre pregonan el uso de profilácticos para prevenir infecciones.

Por otro lado corren las reglas que tienen hacia su interior cada pareja, “por ejemplo hay algunas que no pueden besar, porque capaz el beso implica un sentimiento más de amor, cada uno tiene sus propios códigos”, señaló.

Atrás en el tiempo quedó la regla del estricto intercambio de parejas, es decir en el que solo mantienen relaciones entre sí matrimonio con matrimonio, “eso es algo que se hacía al principio y a lo que en la comunidad llamamos ‘swingers ortodoxos’, hoy casi que no se cumple porque encontrar una pareja que sea afín a la misma pareja y los cuatro estén de acuerdo es muy difícil, entonces hay otras prácticas como pueden ser tríos u otras cosas”, afirmó Germán.

Dejar la clandestinidad

Germán tiene 54 años, ingresó a la comunidad swinger en 1997, en estos 26 años tuvo tres parejas dentro del mismo círculo, “con una estuve diez años, con otra cinco y con la otra dos pero este momento estoy solo”, contó. Si bien la mayoría de las personas acuden a los encuentros en pareja no es un requisito obligatorio, “dentro de la comunidad conviven varias personas, las parejas porque el swinger es fundamentalmente de parejas y los solos y solas”, quienes se acercan a los bares o lugares donde se llevan a cabo los encuentros.

El tiene una productora de contenido swinger llamada “Secretum”, es uno de los miembros fundadores de ASLA y hace tiempo que dejó de ocultar este aspecto de su vida. “Yo ya estoy re jugado”, bromeó sobre blanquear su modo de relacionarse. “Mi hijo lo sabe, trabajo en una empresa de seguridad y ahí también saben, tengo que dar el ejemplo si quiero que la asociación sea visible no me puedo estar escondiendo”, se sinceró.

Gracias a los años que lleva dentro de la comunidad pudo observar que “las parejas jóvenes son las más jugadas y no temen contar que son swingers, incluso a principio de año un matrimonio con hijos chiquitos salieron en los medios contando su historia, sin ocultar sus identidades y con fotos de ellos”. Pero no hay que perder de vista “que no todas las circunstancias personales son las mismas. Tal vez hay matrimonios que están con los suegros, con cuñados o con hermanos que no lo entenderían y bueno, tienen que mantener un bajo perfil. Pero cada vez son más los que lo cuentan”, aseguró.

Seguridad y sinceridad como bandera

Aunque no se tratan de reglas hay ciertos valores que rigen a la comunidad y uno es de la sinceridad, “estamos totalmente en contra de la trampa”, aseveró Germán sin rodeos. “El que sale de su casa y le dice a su pareja que se va con amigos pero en verdad se va con otra persona está muy mal visto”, comentó.

Otro de los aspectos que resaltó Magallán fue el de la seguridad y la confianza en la otra persona. “Mucha gente me dice ‘tengo problemas con mi pareja me gustaría probar’ y mi consejo es que no. Si tenés problemas con tu pareja lo último que tenés que pisar es un lugar swinger. Ahí lo cagás del todo”, consideró y agregó: “el swinguerismo es para parejas que se tienen mucha confianza, que son amigos, que son cómplices, que la mujer le dice al marido ‘no sabes el potro que entró a la oficina, tiene un lomazo si lo agarro lo mato’. Esa clase de complicidad es necesaria”.

“Hace muchísimos años que existimos, pero nuestro estilo de vida siempre fue mirado de costado”

Un detalle que no pasó desapercibido en sus más de dos décadas de swinger es la seguridad y determinación de las mujeres. “Generalmente son ellas las que toman la iniciativa, los hombres por ahí son más inseguros y prejuiciosos o piensan que su pareja les está tendiendo una trampa ‘me trae acá a ver si piso el palito’, entonces el hombre llega con eso en la cabeza y no es así, la mujer realmente lo quiere hacer lo incita y terminan disfrutando los dos”.

La historia de ASLA

ASLA nació en el año 2003 “cuando un grupo de personas de la comunidad swinger compuesto por un matrimonio y un grupo de amigos, quisieron hacer la primera asociación”, relató Germán. “En ese momento presentaron los trámites en la Inspección General de Justicia (IGJ), pero les rechazaron la solicitud aludiendo a que incitaba a la infidelidad -el adulterio estaba regulado por el Código Civil- y a que no tenía como objeto un bien común para la sociedad. Ante esta negativa apelaron a la Cámara, donde recibieron otra negativa”, explicó.

De ese primer intento pasaron dos décadas, los tiempos cambiaron y desde la comunidad entendieron que por primera vez el viento estaba a su favor por lo que volvieron a insistir con la asociación ante las autoridades. “Fue en octubre de 2022 que con un grupo de autoconvocados empezamos a tener charlas para reflotar el proyecto creíamos que era el momento justo dado que esas cosas que lo impidieron hace 20 años atrás ya no estaban. En marzo de este año comenzamos con los trámites pertinentes y en agosto el inspector general de la IGJ lo aprobó”, detalló.

“Las parejas jóvenes son las más jugadas y no temen contar que son swingers”

Ahora el desafío que tiene la Asociación por delante es que el Congreso sancione una ley que los proteja, por el momento mantuvieron reuniones con distintos legisladores con quienes hablaron sobre el proyecto. “Lo que queremos es que no haya discriminación, sobre todo en los ámbitos laborales, los mismos reparos que tiene la comunidad LGBTIQ. Porque los actos de discriminación son graves, por ejemplo un chico que trabajaba en el Poder Judicial tuvo que renunciar, eso no se puede permitir más”, sentenció Germán.

 

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Germán Magallán

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