Fútbol platense: equipos con todos los jugadores de un mismo apellido

Cuando el siglo pasado comenzaba a abrir los ojos como un recién nacido, también lo hacía la pasión por el fútbol en la mayor parte del país; y La Plata, lejos de ser una excepción, se plegó a la práctica de ese deporte que pocas décadas atrás habían hecho conocer marineros ingleses a nuestras costas.

Pero fue recién a principios del siglo XX, con la aparición de equipos de barrio e improvisados clubes que luego fueron creciendo, que el fútbol comenzó a ganar terreno entre los jóvenes que en aquellos años tenían como principal referente al varias veces campeón Alumni, conjunto de Buenos Aires que además de su gran juego, también se hizo famoso por contar entre sus jugadores a siete hermanos Brown.

Pero nuestra ciudad contó seguramente con un equipo cuyo récord debe ser difícil de igualar en el mundo: La Sangre Football Club, del cual formaron parte, alternativamente, entre hermanos y primos, 20 jugadores de apellido Di Bastiano, integrantes de una misma y numerosa familia.

Deportivo La Sangre, en realidad, se llamaba La Sangre Football Club

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Lo peculiar del caso es que, pese a la gran popularidad que de inmediato provocó en La Plata, este equipo solamente jugó un año, en 1923.

La historia merece ser contada con algunos coloridos y pintorescos detalles que, más allá de lo anecdótico, sirven para conocer los primeros años del fútbol platense y cómo se manejaban los equipos y jugadores.

Parte de la familia Di Bastiano durante la reunión en la que se tomó la decisión de conformar el equipo de La Sangre

Hay que hacer hincapié en que, si bien algunos memoriosos lo recuerdan como Deportivo La Sangre, su verdadero nombre fue el de La Sangre Football Club, tal como consta en el acta de su creación.

UNA HISTORIA SINGULAR

En 1890, procedente de Massa d’Albe, bonito municipio italiano situado en el territorio de la Provincia de L’Aquila, en la región de Abruzos, arribó a La Plata para trabajar en el adoquinado artesanal de las recién nacidas calles platenses, Andrés Di Bastiano, futuro presidente de La Sangre.

“La Familia”, el equipo de 13 hermanos, primos, tíos y sobrinos Raverta, un conocido apellido de la sociedad platense de los primeros tiempos. Sus integrantes tenían entre 14 y 42 años

Tres años después de establecido en nuestra ciudad, Don Andrés convocó a sus cinco hermanos para afincarse en nuestra ciudad. Los seis Di Bastiano se casaron y formaron familias numerosas, a tal punto que, para mediados de la década de 1910, entre mujeres (18) y varones (34), había 52 primos, que se reunían en fiestas bien al estilo “tano”.

Para inicios de la década siguiente el fútbol ya era muy popular en La Plata donde se habían fundado varios clubes, muchos de los cuales estaban nucleados en la Federación Platense, algunos en una informal “Liga de Verano”, y otros en una liga alternativa denominada “Asociación Francisco Mancini”, una escisión de la primera.

Vicente Di Bastiano era el más habilidoso delantero del equipo La Sangre (gentileza Revista Un Caño)

En algunos de esos primeros clubes, como General Belgrano, Independencia, Huracán, Platense, Circunvalación, Peñarol Platense, Ever Ready, Gutenberg y 12 de Octubre, todos de la Federación Platense, ya venían jugando algunos de los Di Bastiano.

Fue en una fiesta familiar del 9 de noviembre de 1922 cuando Lorenzo, futuro arquero, lanzó la idea de formar un equipo integrado únicamente por jugadores que llevaran el apellido Di Bastiano.

Días después se formalizó la iniciativa en un acta, denominándose al conjunto como La Sangre Football Club, con 49 socios y una comisión directiva en la que se alistaron varias de las primas para organizar bailes, rifas, “pic nics” en La Balandra y otras actividades sociales a efectos de recaudar dinero para la indumentaria deportiva necesaria.

Lorenzo (al arco); Andrés y Ángel (defensores); Juan, Mario y Bernardo (volantes); Roberto, Liceo, Liberato, Vicente y Antonio (delanteros). Esa podría decirse que en un principio fue la formación ideal del equipo de los Di Bastiano.

Pero también, según los casos, jugaban Franco, Rómulo, Francisco, otro Bernardo, Gregorio, Alberto, Esteban, Bernadito y Cecilio.

“Juan era el único con el que La Sangre metió la mula, porque era primo segundo y no primo hermano”, contó en EL DIA hace décadas el por entonces jefe de redacción, el inolvidable Osvaldo Tomatti, en una de sus recordadas “Columnas de Mercurio”.

La Sangre participó en la “Asociación Francisco Mancini”, que al no ser “oficial”, permitía que jugadores de equipos de la Federación Platense tomaran parte en equipos de su campeonato.

En esa liga jugaban, entre otros equipos, River Plate de La Plata, Circunvalación, Belgrano, Río de la Plata (de Ensenada), Peñarol Platense y Porteño.

El equipo de Peñarol Platense de 1928. agachado, al medio, Antonio Di Bastiano con su hijo del mismo nombre, quien a su vez fue el padre del Dr. Gabriel Di Bastiano, actual titular de la entidad gremial que nuclea a los bioquímicos platenses

“Antes de cada partido, el jugador de La Sangre debía rendir cuentas sobre su conducta (en su vida personal); si le detectaban algún problema, debía conformarse con mirar el partido desde afuera”, narró en uno de sus libros el periodista, historiador y colaborador de EL DIA, Horacio Ferretti.

A LA CANCHA

En el verano de 1923 los Di Bastiano disputaron cinco encuentros amistosos imponiéndose en todos (2-0, 4-1, 1-0, 5-0 y 6-1).

Sus primeros partidos hicieron que La Sangre ganara una gran popularidad que fue creciendo a medida que se acrecentaba a medida que se desarrollaba el torneo.

En el único campeonato que disputó La Sangre, en 1923 como se dijo, el conjunto se ubicó en el segundo lugar de la tabla de posiciones con doce partidos ganados, una igualdad y una sola derrota a manos del River Plate local, que obtendría el título. Los Di Bastiano convirtieron en el certamen 20 tantos y recibieron solamente cinco.

La popularidad de La Sangre en La Plata era muy grande, pero en la fiesta de fin de año de 1923, los Di Bastiano, considerando que ya se habían “dado el gusto” de formar un equipo de fútbol familiar, tomaron la decisión de disolver La Sangre Football Club y volver cada uno de ellos a sus respectivos clubes de origen para no perjudicar los intereses de esas instituciones.

De los descendientes de los integrantes de La Sangre, se profesionalizó Nelson Di Bastiano, hijo de Juan, quien en 1957 pasó de Gimnasia a Portugal.

Rubén Di Bastiano, nieto de Lorenzo (“El Mono”), jugó profesionalmente al fútbol en la década de 1970 en Gimnasia y luego en Temperley.

“LA FAMILIA”

Otro caso singular en los comienzos del fútbol de nuestra ciudad a principios del siglo pasado y que también, casi de manera ignota, superó a la formación del mítico y conocido Alumni de la ciudad de Buenos Aires con sus siete hermanos Brown, fue el del equipo platense que llevó el nombre de “La Familia”, y que tuvo una existencia efímera.

“La Familia” era la de trece hermanos, primos, tíos y sobrinos Raverta, un conocido apellido de la sociedad platense de los primeros tiempos.

Los mellizos Barros Schelotto en Gimnasia

En realidad, según se cuenta, los Raverta armaron un equipo de fútbol como para “sacarse el gusto” de jugar en familia pero con integrantes muy disímiles en sus edades que iban desde los 14 a los 42 años.

Esa fue la causa de que sus éxitos deportivos no fueran demasiados destacables, algo a lo que tampoco aspiraban los Raverta, cuya máxima aspiración era jugar entre familiares.

El equipo titular formaba con Hilario, Oscar, Néstor, Américo, Isidro, Ricardo, Segundo, Cipriano, Raúl, Elbio y Luis. También estaban Luisito y Pepe a los que en algunos partidos ponían en lugar de los más veteranos.

OTROS CASOS

Volviendo a las crónicas sobre reminiscencias de los orígenes del fútbol platense que Don Osvaldo Tomatti volcaba hace siete décadas atrás en sus columnas en EL DIA, “Mercurio” recordaba que el club del que era hincha ferviente y confeso, Abastense Argentino, durante algunos años estuvo jugando con un plantel conformado únicamente por siete hermanos de apellido Hornos y otros tantos de la familia Lasta.

El propio Tomatti había jugado en Overland, un equipo de la tercera división de la Federación Platense y cuya delantera estaba integrada por cinco hermanos de apellido Tapia.

En 1906 en el Club Belgrano jugaban cuatro hermanos Vampa (Augusto, Alfredo, Arturo y Edmundo), 4 Sbarra y 4 Ceriotti.

UN HITO EN EL PROFESIONALISMO

Ya cuando el fútbol en Argentina había dejado atrás el amateurismo e ingresado en la etapa profesional, en Estudiantes de la Plata se produjo un hecho inédito para ese deporte en nuestro país.

Ocurrió el 5 de mayo de 1935 cuando Estudiantes, como visitante, enfrentó a Platense en su viejo estadio del barrio porteño de Saavedra.

En esa ocasión, tres hermanos Sbarra, descendientes de los que a comienzos del siglo habían jugado en el Club Belgrano de nuestra ciudad, conformaron la línea media albirroja, circunstancia que se repitió en tres ocasiones más en ese mismo año.

Los hermanos Sbarra marcaron un hito sin precedentes en el fútbol profesional de AFA: los tres integraron la alineación titular de Estudiantes, un 5 de mayo de 1935, ante Platense, en Saavedra, por la 7ª fecha del campeonato de aquel año.

Fueron cuatro en total los partidos en que los tres Sbarra se dieron el lujo de escribir, con un solo apellido, el mediocampo albirrojo en los albores del profesionalismo. Productos del semillero pincharrata, conjugaron los conceptos de familia y sentido de pertenencia que identifican el ADN neurálgico del club.

Raúl, Roberto José y Delfor Sbarra, en el Pincha de 1935 / Museo de Estudiantes de La Plata

La crónica oficial de Estudiantes señala que “Raúl era el mayor y se desempeñaba como half (mediocampista) izquierdo. De los tres hermanos, fue el que más jugó en el histórico equipo de ‘Los Profesores’. Roberto José, en tanto, era mediocampista central y hasta jugó en la Selección Nacional, donde fue campeón del Sudamericano 1941; además, fue DT pincharrata en 1953, y junto a Negri en 1961, cuando incorporó a Kistenmacher. También fue periodista deportivo y la Sala de Conferencias de Prensa del Country Club de City Bell lleva su nombre como homenaje. Delfor, el tercero, jugaba de half derecho. Lo hizo entre 1935 y 1940, contando ocho partidos oficiales en campeonatos regulares de la Asociación”.

Más acá en el tiempo están los casos más conocidos de los hermanos Diego y Daniel Bayo en Gimnasia, y el de los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto, también con la casaca mens sana, que jugaron en un mismo equipo.

En Gimnasia también los hermanos Juan y Roberto Gayol formaron parte del mismo equipo en la década de 1940, mientras que Ricardo y Walter Kuzemka lo hicieron en 1983; y Enzo y Germán Noce compartieron equipo durante algunos años a fines de los ‘90.

“Mercurio” recordaba que el club del que era hincha, Abastense Argentino, estuvo jugando con un plantel conformado únicamente por siete hermanos de apellido Hornos y otros tantos de la familia Lasta

PADRE E HIJO CAMPEONES DE AMÉRICA

Y al hacer referencia al fútbol de nuestra ciudad y las ligazones familiares, no se puede menos que destacar con particular importancia el caso del histórico apellido pincharrata Verón y sus tres generaciones vistiendo la casaca albirroja. Juan Ramón, su hijo Juan Sebastián y su nieto Deian (volvió al León y es parte del plantel que dirige Eduardo Domínguez, tras cumplir el préstamo en Deportes La Serena de la primera división de Chile).

Pero demás está decir que La Bruja y La Brujita, cada uno en su respectiva época de jugador, comparten el inusual honor de haberse consagrado con Estudiantes como Campeones de América, aunque Juan Ramón lo hizo en tres ocasiones.

Y como el legado brujeril alcanza límites impensados, Juan Sebastián continúa en el club ejerciendo su segunda etapa como presidente de la institución.

Juan Sebastián, Juan Ramón y Deian Verón, en la reinauguración del Estadio Jorge Luis Hirschi / PRENSA EDLP