Para Estudiantes, la goleada fue el sabor del reencuentro

Volvió Estudiantes. Y lo hizo renovado. Aplastó de principio a fin a Central Córdoba al que goleó 5-0 para decirle adiós a más de un mes sin victorias y reencontrarse con su mejor versión, ahuyentar fantasmas y, de paso, ilusionarse otra vez con clasificarse a los cuartos de final de la Copa de la Liga. Al menos sabe que depende de sí mismo y ahora tiene el pecho inflado para afrontar las fechas que le vienen por delante,

El Pincha tuvo un primer tiempo de reencuentro. Otra vez fue un equipo ambicioso y voraz, con vocación ofensiva y llegadas. Pero, sin dudas lo mejor, recuperó la precisión que había perdido en los últimos partidos y de lo que tanto se había hablado. Incluso el propio Eduardo Domínguez se había quejado que por errar tantos pases se habían complicado un partido que estaba casi en el bolsillo en la excursión por Chile.

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Otras buenas señales que le dejó al DT ese primer tiempo fueron las actuaciones de Gastón Benedetti por la banda izquierda y la de Guido Carrillo en ataque. Los dos jugadores se perdieron demasiados partidos por diferentes lesiones y anoche mostraron su boleto como para subirse al colectivo de la doble competencia.

Desde la mitad de la cancha se fueron gestando los ataques de Estudiantes. Bien Zuqui (otro que volvió a ser el jugador de tiempo atrás), Ascacibar y José Sosa, quienes con pases cortos y al pie del compañero, desmarcándose y para adelante, le dieron la verticalidad que se había borrado y el equipo fue, sencillamente, otro.

Edwuin Cetré y el bailecito del festejo luego de convertir, con un golazo, el tercero del Pincha, que aplastó al Ferroviario de Balbo / Fotobaires

A los 8 minutos llegó la apertura con un golazo de Tiago Palacios, que recibió en el vértice derecho tras un tiro de esquina que jugó rápido Cetré para Sosa y este habilitó al uruguayo, que no bien entró al área le reventó el arco al arquero rival para el 1-0 que empezaba a marcar una tendencia.

En esos primeros 45 minutos el local fue superior a Central Córdoba salvo unos breves pasajes de desconcierto. Porque la visita si bien mostró una falta total de disciplina defensiva tuvo algunos interesantes movimientos en ataque. Un remate de Sanabria que dio en el palo derecho de Mansilla y un tiro cruzado de Atencio fueron sus únicas llegadas siempre dentro de un equipo anárquico.

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El Pincha fue superior porque tuvo dinámica y precisión. Y porque físicamente se vio a un equipo más liviano, seguro con la pelota y amigado con el campo de juego, veloz como pocas veces.

Dos veces le sacaron el gol al Ruso Ascacibar, el colombiano Cetré reventó el palo izquierdo y Palacios casi marca el segundo. Por eso estaba al caer el gol de Estudiantes y lo hizo Guido Carrillo, el héroe de la final de la Copa Argentina y que se sacó la mufa de encima en el punto del penal, donde debe estar más seguido. Allí recibió habilitación de Cetré, que le ganó la espalda tras un centro cruzado a Laquidaín, la bajó de pecho y le cedió el gol al delantero, que necesitaba el gol como ninguno otro.

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Para el segundo tiempo Domínguez reemplazó a Sosa con Enzo Pérez y el equipo mantuvo su alto nivel. Y la pregunta en el ambiente: ¿no será momento de jugar con uno solo de ellos ya que cumplen funciones similares y así liberar otro jugador para el recorrido?

El colombiano casi de cabeza anota el tercero y luego avisó. Pero una contra dejó al colombiano sobre el extremo izquierdo y desde una posición complicada anotó su primer gol, un verdadero golazo para el 3-0 parcial, el que le bajó la persiana al partido. No hubo lugar para nada más y fue una gran noticia para el Pincha, que pudo bajar las revoluciones y no tuvo la necesidad de jugar al máximo.

Palacios y Cetré, por afuera y adentro, fueron los que marcaron mayor desequilibrio

Y mucho más luego del cuarto gol, cuando iban apenas 10 minutos. La jugada la inició Cetré (a esa altura una pesadilla) pero tuvo a Guido Carrillo como el autor intelectual. Frenó la pelota, hizo pasar de largo al arquero y tiró un centro al segundo palo, por donde Tiago Palacios empujó al fondo de cabeza para el delirio de los hinchas y la satisfacción del entrenador, que decidió darles descanso a Ascacibar, Benedetti y Carrillo, res posibles titulares el martes por la Copa.

Estaba tan favorable el partido que Javier Correa hizo el quinto casi de prepo. Quiso gambetear y no pudo, pero la defensa rival jugó tan mal que la pelota le quedó para lanzar el latigazo que se transformó en el quinto gol.

Estudiantes se floreó ante un rival pobrísimo y sin esquema. Se reencontró con su juego y con los goles. Tuvo puntos muy altos y sumó tres puntos que eran una obligación en la previa. Es verdad que la victoria de Defensa y Justicia no le hizo el sábado tan ideal, pero sabe que depende de sí mismo para clasificarse a los cuartos de final de la Copa de la Liga: ganarles a Boca o Lanús le darán el pasaporte.

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