Familias con chicos internados en los hospitales no están solas

Tener un hijo internado es uno de los momentos más duros de cualquier persona y más cuando se vive a varios kilómetros del hospital. Conscientes de eso, en La Plata decenas de voluntarios multiplican las acciones solidarias para que las familias tengan un techo en el que pasar la noche, un plato de comida caliente o la posibilidad de pasar un rato en una sala con todas las comodidades. Todo sin gastar un centavo.

Desde hace más de una década un grupo de motoqueros formó el “Centro Cultural Los Lobos”, en avenida 13 entre 527 y 528. La idea fue dar una mano tanto a centros comunitarios como a padres del interior con hijos internados en hospitales de la Ciudad.

En el Centro Cultural Los Lobos se hicieron muchas celebraciones por el Día del Niño, pero una de las actividades más valiosas es dar alojamiento a padres del interior con hijos internados en La Plata, ya que hay lugares gratuitos para madres pero los hombres no contaban con ninguno.

“El nuestro es un parador masculino, lo mantenemos sin subsidios, ni donaciones, solo con actividades que organizamos desde el motociclismo y con el centro cultural. Todo lo hacemos a pulmón”, contó Juan Pablo Alonso, conocido como “Mono”, de Los Lobos y uno de los fundadores.

Según se explicó, ese centro es el único de esas características a nivel nacional. Se reciben padres del interior con hijos internados en el “Hospital de Niños Sor María Ludovica”, en el “Hospital de Gonnet”, en el “San Martín”, en el “Rossi” y también en el “Gutiérrez”. Todos llegan hasta ese espacio con una recomendación del servicio social del centro asistencial en el que se encuentran los pacientes.

“Los alojamos de manera gratuita, siempre aclaramos que este no es un lugar para gente de la calle. Los padres llegan a eso de las 6 de la tarde y se quedan hasta las 7 u 8 del día siguiente”, apuntó el motoquero solidario.

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Los padres reciben la cena, disponen de infusiones, ropa de cama, toallas, elementos de higiene personal, cocina y heladera. “Es una casa completa para ellos”, se contó con satisfacción.

Con una dinámica similar, durante tres décadas un grupo de mujeres nucleadas en Voluntarias Platenses llevó adelante un dormicentro en 6 entre 60 y 61. Allí se recibió a madres con niños internados en el Sor Ludovica.

El espíritu fue acompañar a las mujeres en momentos de gran angustia, esperarlas cada noche con un plato de comida caliente, una cama, un baño en condiciones para que se pudieran asear y al día siguiente ofrecerles un buen desayuno. Todo sin ningún costo y con la asistencia de un pequeño grupo de voluntarias.

Hasta la pandemia, un grupo de docentes y voluntarias también abrió una casa para acoger a familias del interior que llegaran a esta ciudad por problemas de salud. El proyecto se llamó “Padres por Padres”. Por distintas razones no pudieron seguir con la obra y ahora el edificio le da techo a estudiantes del interior.

La “Casa Ludovica” también ofrece un espacio a niños en tratamiento que requieren estrecho seguimiento sin hospitalización, o para aquellas altas hospitalarias que necesitan una estancia transitoria cerca del hospital hasta el alta definitiva.

En general, los pacientes alojados en la “Casa Ludovica” se encuentran en observación post-egreso, procesos de rehabilitación traumatológica o de quemados, o deben someterse a cirugías de baja complejidad (ambulatoria) o que requieren intervenciones sucesivas.

Las actividades desarrolladas en el hogar de tránsito están planificadas y supervisadas por una trabajadora social, que integra el área de Servicio Social del “Hospital de Niños de La Plata, Sor María Ludovica”. La profesional atiende las necesidades sociales de los convivientes de la Casa y se ocupa de articular el ingreso del paciente y su mamá a partir de la coordinación con los profesionales del Hospital que realizan el pedido de alojamiento.

En el primer piso del Hospital de Niños, la “Fundación de Ronald McDonald” creó una sala familiar. Allí, pueden descansar de lunes a viernes, de 8 a 27 horas, hasta dos padres por pacientes internados en la terapia intensiva.

El espacio de 300 metros cuadrados funciona desde 2017, cuenta con un acogedor living para descansar, hay juegos de mesas, libros, un televisor. Además hay baños con duchas; un sector comedor con capacidad para 75 personas, aunque el flujo regular es de 35 concurrentes.

Hay una cocina en la que se pueden calentar viandas y hacer infusiones; además se dispone de una heladera. Los padres que necesiten lavar ropa disponen de un lavadero en el que se puede completar el ciclo de lavado.

“La idea es acompañar a los padres en espacios de contención porque suelen pasar extensas jornadas en la terapia y acá encuentran un lugar para descansar, ducharse, comer o participar de alguna actividad que los distraiga un poco”, resumió Gonzalo Metz, responsable de la sala.

En el espacio se ofrecen talleres de tejido y costura con instructoras que son voluntarias y por lo general los familiares pueden confeccionar prendas o muñecos que terminan en una tarde.

Sebastián Espinosa es uno de los padres que suelen pasar por ese espacio para descansar un rato. También lo hace su esposa Mariana. “Desde el 28 de abril tenemos internado a Manuel. Somos de City Bell, pero queremos estar todo el día cerca del nene. Incluso, muchas noches duermo en el auto”, sostuvo Sebastián. Allí, además de tomar o comer algo caliente, puede poner a cargar el celular o sentarse a descansar para cortar la tarde.

Cada mañana un grupo de voluntarias sale desde ese espacio para llevar desayunos a los familiares de nenes internados en distintas sales.

En otro orden, Evelein Romero, coordinadora de la sala, consignó que en La Plata hay, además, programas de promoción de hábitos saludables que se realizan en jardines de infantes y escuelas. Allí se lleva diferente material para trabajar en temas como el bullying o de la importancia del cepillado de dientes y del lavado de manos.