Mesas familiares libres de celulares

En los hogares de todo el país, una escena se repite con preocupante frecuencia: padres e hijos sentados a la mesa, cada uno inmerso en la pantalla de su celular. Lejos de la conversación y el encuentro familiar, la tecnología se ha convertido en un actor omnipresente que condiciona los vínculos. Ante esta realidad, los especialistas en salud mental y sociología coinciden en la necesidad de establecer estrategias claras para que los chicos reduzcan el uso del móvil, sobre todo durante los fines de semana y en los momentos de convivencia.

Los psicólogos advierten que la hiperconectividad en la infancia y la adolescencia puede generar un impacto negativo en el desarrollo emocional y social. “El uso excesivo del celular interfiere en la capacidad de atención, la calidad del sueño y la regulación de las emociones”, explican. En este sentido, recomiendan que los padres establezcan límites concretos y predecibles, como evitar el uso de dispositivos en la mesa o designar ciertos horarios libres de pantallas.

Por su parte, los sociólogos subrayan que el consumo tecnológico en los niños está directamente influenciado por las conductas de los adultos. “Los chicos imitan lo que ven. Si los padres pasan el día pendientes del teléfono, difícilmente logren inculcar hábitos distintos en sus hijos”, señalan. Por ello, proponen que los mayores adopten una postura activa y coherente: guardar sus propios dispositivos durante las comidas, fomentar el diálogo y generar espacios de interacción sin la presencia del celular.

Los terapeutas familiares sugieren que una de las claves para reducir la dependencia digital es ofrecer alternativas atractivas. “Si los chicos no encuentran estímulos fuera de la pantalla, es natural que recurran al celular como única fuente de entretenimiento”, sostienen. En este sentido, promueven la organización de actividades compartidas, como juegos de mesa, salidas al aire libre o incluso la preparación conjunta de una comida especial.

Además, destacan la importancia de involucrarse en los intereses de los hijos: “No se trata solo de prohibir el celular, sino de ofrecer opciones que les resulten igual de interesantes”. La clave está en generar momentos de calidad que no se perciban como una obligación, sino como una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y disfrutar del tiempo juntos.

Otro punto fundamental, según los especialistas, es el diálogo. En lugar de imponer reglas de manera autoritaria, sugieren conversar con los niños y adolescentes sobre los efectos del abuso de la tecnología. “Cuando los chicos entienden por qué es necesario limitar el uso del celular y participan en la construcción de esas normas, es más probable que las respeten”, explican. La comunicación abierta y sincera es clave para que los jóvenes se sientan parte de la solución y no solo receptores de imposiciones.

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También es importante establecer acuerdos familiares en los que todos los miembros del hogar participen. “Cuando las reglas incluyen a los adultos y se respetan en conjunto, los chicos perciben que no se trata de una restricción arbitraria, sino de una decisión compartida”, indican los expertos. En este sentido, crear un pacto sobre el uso del celular en determinados momentos del día puede ser una herramienta eficaz para reforzar la convivencia sin generar resistencia.

Finalmente, los especialistas coinciden en que la clave para un uso equilibrado del celular en casa no pasa por la prohibición extrema, sino por el acompañamiento y la generación de hábitos saludables. “El objetivo no es demonizar la tecnología, sino enseñar a utilizarla con criterio y responsabilidad”, concluyen.