Movimientos en Olivos: ¿renovación real o gatopardismo electoral?”

¿Realmente cambiará algo en el Gobierno luego de los movimientos de las últimas 48 horas? ¿O estamos ante el típico caso de gatopardismo, aquella definición surgida del clásico de Di Lampedusa que refiere a la estrategia de realizar cambios cosméticos en una estructura para que, en rigor, nada cambie en esencia? Veamos.

El jueves último hubo una extensa jornada en la quinta de Olivos con la mira en las elecciones legislativas de octubre de la que surgieron ciertos datos a tener en cuenta.

Primero: Karina Milei, que hasta hace un par de años no había incursionado en política y que siendo hoy una recién iniciada, una neófita, no ha perdido ni un gramo de poder. Es, en los hechos, la jefa de campaña de La Libertad Avanza a nivel nacional. Debió correr un poco a su mano derecha “Lule” Menem, quien ya no será el articulador nacional de la política electoral del gobierno. O al menos no públicamente.

Lule no se va

Lule no se irá del gobierno. Mantendrá su cargo y su oficina pegada a la de Karina, aún cuando se ha evidenciado el fracaso de muchas de sus movidas en diversas provincias (que hasta hicieron que gobernadores que fueron aliados hoy estén de punta con la Rosada) y a pesar de que es, teóricamente, la cara del escándalo de las supuestas coimas en el área de discapacidad. En efecto, según el verborrágico Spagnuolo, el arreglo con la prestadora de medicamentos elevaba el dinero espurio hacia su persona y eventualmente, a través suyo, a la secretaria general de la Presidencia.

Lule podría haber sido un fusible a ejecutar para entregar una cabeza por el escándalo de los audios venenosos. No lo fue.

Corrido Lule, al menos “pour la galerie”, la hermanísima puso como una suerte de coordinadora nacional de campaña a su amiga Pilar Ramírez, legisladora porteña libertaria que hasta hace media hora era fanática de la organización cristinista La Cámpora (hay fotos inconvenientes circulando por las redes con la dama portando remera alegórica y haciendo la “V” con sus dedos).

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Santiago Caputo, “El” estratega

Segundo: el asesor Santiago Caputo vuelve a ser “El” estratega de la campaña nacional de LLA, el que diagramará el mensaje, aquel que fije los contenidos que los candidatos deben transmitir. Que es lo que el muchacho sabe hacer.

Caputo había sido corrido de la campaña para la reciente elección desdoblada bonaerense por la interna que mantenía con los “Karina boy” (los Menem, Sebastián Pareja). No lo dejaron opinar, no le dieron ni un candidato a consejero escolar. Por lo cual no fue salpicado por la ingratitud de la derrota, que fue de unos 14 puntos frente al pero-kirchnerismo.

La campaña violeta en la Provincia fue tan mala desde lo conceptual que ahora Caputo carga con el desafío de mostrar que para el test nacional puede hacerse algo mejor. Objetivo: revertir la sensación perdidosa que instaló la derrota bonaerense y tratar de que, aunque módica, en octubre la sumatoria total del país arroje una noticia favorable para el oficialismo.

El protagonismo de Milei

Para eso, Milei será protagonista de la campaña. Es la primera decisión de Caputo: el Presidente pedirá el voto directamente porque La Libertad Avanza sólo lo tiene a él como gran traccionador de voluntades. Intentarán cambiarlo: que deje hosquedades y prepotencias y exaltaciones en los actos y transmita empatía y esperanza respecto a que se viene algo mejor después de los meses de sacrificio social por el ajuste.

Ayer esto empezó en Córdoba, una provincia que supo ser híper-violeta en 2023, cuando Milei fue electo presidente, y que hoy es un gran interrogante para la Casa Rosada.

Seguirá por otros distritos importantes donde, como en La Docta, se enfrenta a la tarea de remontar un error propio: por la estrategia de Karina y Lule de apostar a candidatos violetas puros en vez de explorar acuerdos políticos con fuerzas locales o con los oficialismo dialoguistas, la mayoría de los candidatos libertarios a diputados o senadores nacionales en las provincias son prácticamente ignotos, desconocidos para el gran público.

La misma Córdoba es un ejemplo. El crédito libertario allí es un tal Gabriel Roca. Mucho gusto. Luchará contra el ex gobernador Juan Schiaretti, acaso la figura con mejor ponderación de la provincia, y la diputada Natalia De la Sota, portadora de apellido ilustre. Los libertarios podrían haber acordado, por ejemplo, con el diputado nacional radical Rodrigo de Loredo, aliado en el Congreso y que prácticamente estuvo regalado hasta el final del cierre de listas, pero prefirieron el ejercicio de la humillación hacia él.

La tregua

Tercero: lo antes expuesto supone una tregua entre Karina y sus “territoriales” y Caputo y sus “Fuerzas del Cielo” en pos de un objetivo central. Léase, tratar de ganar las elecciones de medio término o, al menos, lograr que al Congreso entre la mayor cantidad de legisladores posibles de color violeta. ¿Será duradera?

Lo que no queda claro, dado que en rigor los supuestos cambios parecen ser más bien una cuestión de maquillaje y persisten los mismos actores, es si el Gobierno tomó nota del verdadero problema que se esconde detrás de la reciente derrota bonaerense y del escenario desfavorable con el que arranca la campaña para octubre: la formidable mala praxis política que demostró a la hora de las decisiones territoriales, del cierre de alianzas y de la elección de los candidatos.