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Los errores libertarios en una derrota no esperada y los desafíos que se vienen

Los errores libertarios en una derrota no esperada y los desafíos que se vienen
Mariano Pérez de Eulate

Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com

7 de Septiembre de 2025 | 23:36

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La contundente derrota de La Libertad Avanza en Buenos Aires obligará al gobierno nacional a un ejercicio que suele esquivar: la autocrítica. Como avisó anoche el propio Javier Milei. La amplitud de la diferencia que le sacó el peronismo configura el escenario que más se temía en la Casa Rosada en la previa de la elección, donde se analizaba que una eventual caída por poco (menos de 5%) sería un dato manejable, de daño controlable. En la sumatoria por fuerza política, terminaron siendo más de diez puntos.

La elección bonaerense se nacionalizó porque el presidente Milei hizo un enorme esfuerzo para que eso sucediera, a pesar de que la pelea por el Congreso será recién el 26 de octubre. Que es el comicio que le importaba inicialmente, el que seguro le dará más diputados de los que tiene ahora aún sin alcanzar mayorías.

A Milei, en verdad, no le inquieta tener más o menos legisladores en La Plata. Por eso su decisión de subirse a la polarización extrema que le propuso el PJ, enfocando la campaña más en la discusión sobre su modelo económico que en los problemas estructurales que tiene la Provincia, era riesgosa y, en efecto, terminó siendo un bumerán, casi un plebiscito nacional en lugar de un trámite de raíz provincial y hasta si se quiere comarcal, como pasó en otros distritos.

Los ojos del mercado

Por esto, tal vez la de ayer haya sido la elección provincial con más impacto político nacional e incluso supranacional, porque fue seguida con expectativa por actores de afuera de la geografía argentina, en especial en el mundo de los inversores, financistas y organismos internacionales.

Fue notable cómo el Gobierno pasó de la euforia inicial allá por julio, cuando se cerraron las listas, a la cautela absoluta de las últimas dos semanas que, por cierto, encontraron a un presidente golpeado políticamente por un Congreso manejado por la oposición, sin control de la agenda pública tal vez por primera vez desde su arribo al poder, con la economía crujiendo y herido en su credibilidad a raíz del escándalo de las supuestas coimas en el área de discapacidad.

El Presidente se enfrenta al desafío de leer bien el resultado de ayer, acaso algo que no hizo cuando ganó en 2023 porque siempre pareció comportarse como si la sociedad le hubiera dado un cheque en blanco.

Quedó claro que no alcanza sólo con controlar la inflación si la economía doméstica, la del día a día de la gente, no encuentra mejoría en cuanto al poder adquisitivo del salario. Cumplir aquella promesa de evitar una hiper estuvo bien pero otras demandas siguen incumplidas, como la de que el ajuste lo haga “la casta” política, esa que siempre estuvo teñida de sospechas, tal vez el mandato simbólico más fuerte con el que llegó Milei al gobierno.

El resultado de ayer está destinado a impactar en la cuestión económica y ahí radica un desafío especial para el equipo de Toto Caputo: controlar el barco con los menores sobresaltos posibles hasta las elecciones de octubre, que serán con la novel Boleta Única de Papel y puede llegar a deparar otro panorama para La Libertad Avanza en el recuento final nacional.

Está cantado que el mercado responderá al triunfo pero-kirchnerista bonaerense de maneras que inquietarán al oficialismo, que deberá trabajar para que esos eventuales efectos duren lo menos posible y Milei recupere ante esos actores confianza y credibilidad perdida.

Digamos que el de ayer fue un golpe duro pero bajo ningún punto de vista un golpe de muerte. Por eso, el Presidente buscará transmitir que el programa económico general, con la idea de que es innegociable el equilibrio fiscal, no cambiará la esencia a pesar de la derrota distrital en Buenos Aires. Justamente, anoche Milei le habló a los mercados cuando prometió que “el rumbo no se va a modificar sino que se va a redoblar”.

De cara a octubre, el Presidente se enfrenta al reto de recrear apoyo social para darle sustento a esta idea cuando haya que re-configurar el Congreso. Y para eso deberá re-elaborar la estrategia electoral de su partido.

En este sentido, la caída de ayer interpela con fuerza a su entorno más cercano, básicamente a su hermana Karina y a su armador político en la Provincia, Sebastián Pareja, padres directos de la derrota. Impulsores de una lógica de alianzas más expulsiva que inclusiva, con la idea de la sumisión del otro como condición para acordar política y la filosofía de que sólo con la marca “LLA” alcanza para conseguir el apoyo popular. Error.

En Buenos Aires sólo PRO aceptó esos términos. Y habrá que ver hasta dónde aquella alianza resultó efectiva a la hora de fidelizar votos amarillos. Estudios que harán los especialistas en opinión pública desde hoy mismo responderán eso. Surge, inevitable, la pregunta: ¿qué hubiera pasado si en vez de reclamar pureza identitaria violeta, Karina y Pareja hubieran permitido el acercamiento de sectores radicales u otras expresiones de centro, que terminaron yendo por afuera? Quedará la duda.

La inclinación por el “todo o nada” de Milei, por acelerar en todas las curvas, se vio con el tema de la ley sobre discapacidad, un ítem de los más sensibles de la agenda pública. ¿En serio los estrategas libertarios pensaron que no tendría ningún tipo de implicancia electoral? En la dirigencia impera la sensación de que a los libertarios “les falta política” pero, en ocasiones, también empatía. Otro tema a rever, seguramente por el asesor Santiago Caputo que anoche debía fregarse las manos por la caída en desgracia de sus rivales internos: la hermanísima y, sobre todo, el clan Menem.

El otro efecto con el que deberá lidiar Milei es un fortalecimiento del peronismo, en especial el kirchnerismo, que se pasó un año y medio sin saber cómo pararse ante un Presidente que es un personaje raro, ajeno a lo que conocían. A ese PJ la derrota libertaria le insufló -al menos momentáneamente- la idea de que tal vez sea posible un regreso al poder no tan aplazado como parecía en 2023, luego del rechazo ciudadano al pobre gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Quien anoche pretendía apoderarse del triunfo bonaerense desde su lugar de detención.

Habrá que ver hasta dónde la alianza con el PRO resultó efectiva a la hora de fidelizar votos

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