San Alemán, la estampita que zafó a Pipo de los reproches

Lejos de gustar y de convencer, Gimnasia, que merodeó la derrota con una cercanía tan incómoda como estresante, empezó el fin de semana rezándole a la estampita de San Alemán. Si no hubiera sido por él, la noche hubiese sido oscura. El empate de local le sirve porque sumó sin jugar bien, porque el rival expuso sus limitaciones y, también, porque zafó de un escenario realmente incómodo.

alemán, amo y señor tripero, es el líder anímico y futbolístico

Después de los golpes recibidos. Gimnasia retocó el posicionamiento y apostó por un equipo con menor distancia entre líneas. No tan jugado en ataque, replegado y esperando para salir rápido gracias a la zurda siempre lúcida de su mejor jugador, convivió con el riesgo latente de que Argentinos manejara la tenencia con mayor fluidez.

Haciéndose ancho y profundo con Cabrera por derecha y Zalazar por izquierda, el huésped se sintió bastante cómodo, pero le faltó justeza para el toque final de sus construcciones en ataque.

¿Cuánto significa Brahian Alemán para el Lobo? Mucho. Muchísimo. Cuando entra en escena se enciende, naturalmente, la esperanza de que algo bueno puede pasar. El golazo que marcó justo antes del final del primer tiempo ratifica todo lo escrito. Con la incomprensible sucesión de amarillas que tanto preocupan a los hinchas, y una personalidad ideal para ser tan pícaro como decisivo, el uruguayo es el Amo y Señor Tripero.

Sin el grito del diez, los reproches se hubieran metido, prepotentes, en el vestuario local.

el mismo rumbo de partido e idéntico salvador albiazul

Cuando Fratta (uno de los más discutidos por la gente) se mandó la macana que derivó en el segundo gol visitante, el aire del Bosque se puso espeso. Sólo le quedaba a Gimnasia apostar por su mejores naipes. La corrida con gambeta incluida de Carbonero encontró la correcta sanción de penal por parte de Néstor Pitana.

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Otra vez a esperar que Brahian solucionara el problema. Y no falló. Ejecutó con sapiencia. Entonces, el empate empezó a mirarse con mejor cara.

La noche no venía derecha para los de Pipo y el hecho de sumar, aunque sea un punto, representaba algo de paz.

Ahora, irá al Monumental sin su mejor hombre. Quizás le sirva para medir su fuerza real en una prueba por demás exigente.

Alemán se hizo amonestar. Obligado por las cuatro anteriores (eso es lo que tiene que revisar urgente) y, seguramente avalado por Gorosito, forzó la quinta amonestación para asegurarse la presencia en el clásico, que ya empezó a jugarse afuera del campo.

El ciclo de Pipo atraviesa un momento complicado. La escasez de triunfos y unas cuantas decisiones que tomó con escasa aprobación popular, lo han empujado a una coyuntura donde se percibe la presión.

Alemán no tiene reemplazante. Las amarillas que recibe conforman la única crítica que escucha