Una multitud festejó en Lanús

Fue una verdadera fiesta. Una de esas movilizaciones que quedan en la memoria de los hinchas y trascienden generaciones. Como aquel viaje al Chateau Carreras, hace 40 años. Como ese recuerdo fantástico en el Amalfitani, esa final ante Boca de la que ayer se cumplieron 17 años. Una noche en donde, salvo por el color granate de las tribunas, Estudiantes pareció vivir cualquier jornada de Copa Libertadores en el viejo Jorge Hirschi, en Quilmes o en el nuevo estadio UNO. El grito sagrado de ¡Campeones! coronó la locura pincha en Lanús.

La impresionante vista del estadio, cubierto por los hinchas de Estudiantes, que no quisieron perderse la gran final de la Copa Argentina. Un par de horas antes del inicio del partido, el público colmó su sector / N. Braicovich

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De madrugada continuaron los festejos en la Ciudad junto a los flamantes campeones

En la previa hubo un show de apertura, con banderas alusivas a los finalistas y música en vivo, con publicidades de los auspiciantes de la copa. Los géneros mutaron del trap a la electrónica y se lanzaron fuegos artificiales desde los costados del campo cuando la expectativa era total.

Rodrigo Braña dijo presente en el estadio granate / Nicolás Braicovich

El viaje fue un caos. Desde las 15 horas que la Autopista La Plata-Buenos Aires no tuvo circulación fluida. Lento. Trabado. Y con enormes dificultades para poder, primero salir de La Plata y luego recorrer el tramo de los dos o tres carriles. El peaje directamente tuvo que levantar sus barreras porque las colas de autos y colectivos sumaban varios kilómetros. Para quien nada tenía que ver con el partido fue un dolor de cabeza o el peor día para querer ir desde la Ciudad hasta Buenos Aires.

Una selfis para el recuerdo de estos fanas del Pincha / Nn. Braicovich

En total fueron 114 los micros que fletaron filiales y agrupaciones. Escolares, de media distancia y de dos pisos. Todos sirvieron para trasladarse hasta la cancha de Lanús, la meca del fútbol de la Copa Argentina, el escenario al que llegaron sólo los dos mejores equipos de la competencia.

Todos listos para emprender el viaje a la fortaleza / Iván Campos

Una vez abajo de la Autopista el tránsito fue un caos real. La calle Madariaga colapsó y dejó en evidencia que el estadio elegido no era la mejor opción. Por algo se demoró tanto para decidirse: sus accesos no están aptos para un partido de semejante envergadura y con simpatizantes que se trasladaban desde otra ciudad.

Se bajaron del micro para decir presente junto al equipo / Iván Campos

Desde temprano, los hinchas del Pincha llegaron hasta Guidi y Arias, la esquina de la cancha Granate por donde ingresó la marea roja y blanca. Fueron 20 mil los que sacaron entrada pero muchos más los que entraron de “alguna” manera. Muchos se tuvieron que bancar el partido en la platea o directamente en la tribuna popular de Defensa y Justicia. Algunos pudieron pasar al sector pincha con otras entradas, pero no hicieron otra cosa que desbordar la ya repleta tribuna albirroja. A más de 50 minutos del inicio del encuentro, el sector asignado a Estudiantes lucía colmado, mientras la tribuna de Defensa y Justicia evidenciaba el despropósito de la división 50 y 50 de la capacidad del estadio de Lanús.

Como no podía ser de otra manera, llegaron cantando / N. Braicovich

Los hinchas de Defensa y Justicia fueron minoría y su sector no estuvo completo. De hecho sobraron más de 2 mil generales. El grueso de los hinchas llegó unos minutos antes de comenzar el partido.

Estos tres simpatizantes también alentaron al equipo albirrojo

Claramente hubo más gente en el sector de Estudiantes que el permitido. Fallaron los controles, se vendió en exceso y no hubo una buena planificación. Claramente no era el mejor estadio para un partido así, una final. Estudiantes mereció otro lugar más grande. “Abrí la puerta” fue el canto de los pinchas cuando la tribuna ya estaba a reventar y no había manera de acomodarse en el cemento granate.

El placer de viajar para estar junto al equipo albirrojo / Iván Campos

El plantel tuvo que ser escoltado con muchos efectivos policiales. Así se abrió el camino para que no tengan problemas a la hora de llegar hasta el vestuario. De otro modo, hubiese sido imposible.

Nadie quiso perderse la fiesta albirroja en Lanús / Iván Campos

Entre las banderas presentes se vieron, las de Ensenada, Merlo, Los Leales, Villa Elvira, 23 y 68, Hernández, Ringuelet, 4 de agosto, Catamarca, Mondongo, El Bajo, Una forma de ser, Villa Elisa, Seba, vos me haces olvidar de todo lo que me hace mal, Los Hornos, Leones del Sur, Berisso, 17 y 38, sigo por vos. La mayoría de las banderas fueron retiradas cuando comenzó el partido para una mejor visión de los hinchas que colmaban las tribunas las tribunas del estadio Néstor Díaz Pérez.