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Una cesárea y un parto “acuático”, una vecina cuenta su experiencia al dar a luz a sus hijos y cómo con la información adecuada atravesó ambos momentos con tranquilidad
Minutos después del parto, Eugenia y su marido pudieron abrazarse a su segundo hijo sumergidos en la bañera en la que nació
Camila Moreno
cmoreno@eldia.com
Cerca de las 3 de la mañana Eugenia se despertó en su casa de Sicardi con un fuerte dolor, el trabajo de parto estaba iniciando. A las 11.50, metidos dentro de la bañera en un sanatorio de la Ciudad con su marido Juan sostenían a Lucas, su segundo hijo que nació bajo el agua.
“La experiencia de parto en el agua, es la única y creo que la mejor que pude haber tenido, no solo porque el dolor que atraviesa el cuerpo con cada contracción en el calor del agua se hace más transitable, sino también por la libertad de nuestro cuerpo al parir”, relató la mujer y completó: “El plus de estar acompañada por mí esposo y papá de mí hijo, también en el agua, sosteniéndome, y recibiendo a nuestro bebé hizo de la experiencia algo maravilloso. Supongo que para el bebé también nacer en un medio conocido como es el agua para luego ir directo al encuentro con el pecho y el calor de la mamá, debe ser muy confortable”.
El agua puede ser un gran aliado a la hora de parir, tanto en el parto en sí como en el trabajo previo. “El agua es una analgesia natural, es un alivio, es la ingravidez, la sensación de no peso. No es necesario estar embarazada para notarlo, basta con meterse a una pileta con agua tibia para sentir que el cuerpo se relaja. Entonces, durante el proceso del trabajo de parto, a veces el agua se usa para aliviar el dolor, puede ser mientras va haciendo la dilatación, cuando ocurren las contracciones, y/o en el momento del parto” explicó Lorena Ribot, doula y profesora de gimnasia para embarazadas quien acompaña a las familias gestantes en la Ciudad desde hace más de 35 años.
Como mencionó, los beneficios del agua pueden aprovecharse en cada momento. “Hay mujeres que hacen todo el trabajo de parto en el agua y llegado el momento salen de la pileta y tienen a su bebé en un banquito, paradas o en la posición que ellas prefieran y otras que sí tienen al bebé en la pileta”, detalló la especialista miembro del Programa interdisciplinario de atención del parto y nacimiento sin Intervenciones innecesarias (ProNaNi).
En coincidencia con lo que supuso Eugenia, para Ribot el bebé también se ve beneficiado por este tipo de partos ya que “es un proceso de nacimiento más suave (así se lo denomina), porque está dentro de una bolsa de líquido amniótico, está dentro del agua en la panza de la mamá y sale al agua. Entonces es una transición más lenta, más suave”, sostuvo y aclaró: “lógicamente, luego sale del agua y se produce el contacto con el afuera, con el aire y la respiración”.
En el caso de Eugenia ella pasó gran parte del trabajo de parto en su casa metida en la bañera, cuando llegó al sanatorio –luego de atravesar una serie de vicisitudes como la lluvia a cántaros que no paraba y dificultaban el traslado de Sicardi hasta La Plata, el olvido de papeles y la falta de lugar para estacionar, todo eso sumado a los dolores constantes de las contracciones– volvió a sumergirse en el agua. “Rompí bolsa y sentí un poco de alivio”, reconoció la mujer y expresó que mientras “Pilar (la partera) se estaba ocupando de llenar la pileta, mí cuerpo y mí mente necesitaban el calor del agua. En el descanso entre contracción y contracción, me metí en la pileta, mi cuerpo se alivió, y mí mente empezó a entrar en un estado no conocido por mí hasta ese momento. Juan se metió en la pile (por sugerencia de Pili), y de esa manera pase las últimas contracciones, con los ojos cerrados, con Cerati de fondo, pero casi imperceptible porque necesitaba silencio, y sostenida por mí compañero de vida”.
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Al poco tiempo la pareja ya tenía a Lucas en sus brazos y luego con el ingreso de Juani el primer hijo de la pareja la familia ya estaba reunida “los cuatro abrazando esta nueva vida”, narró con emoción la mujer que todo el tiempo estuvo acompañada por la partera, el obstetra y el pediatra, para que todo saliera de la mejor manera.
Del 13 al 17, como cada mes de mayo, se celebró la semana del Parto Respetado, iniciativa internacional con la que se busca garantizar los derechos de las embarazadas y los bebés durante el embarazo, parto y post parto.
“Lo primordial en el parto respetado es tener en cuenta la decisión y el deseo de la mujer o la persona gestante, quienes deben recibir durante todo el proceso la información necesaria para que puedan tomar decisiones. Pero además con una mirada fisiológica, algo que lamentablemente no es moneda corriente, sino que es más habitual la intervención que la fisiología”, apuntó Ribot y simplificó: “Es decir, un parto respetado tiene dos aristas principales, por un lado respetar los procesos fisiológicos, y por otro escuchar el deseo de la gestante durante todo el embarazo desde las consultas obstétricas prenatales hasta el momento del parto y alguna mujer quiere, por ejemplo, tener una cesárea -o si la salud lo requiere-, su derecho también es que se la asista en una cesárea”.
Por cuestiones médicas, a su primer hijo Eugenia lo tuvo por cesárea. “Desde el primer momento en ambos embarazos supimos que queríamos un parto respetado. La idea del parto en el agua, fue una decisión que ya habíamos tomado en el transcurso del embarazo de nuestro primer hijo, en el año 2020. Pero los controles de la semana 41.1 no dieron bien y tuvimos que ir a cesárea”.
Más allá de los cambios de planes de último momento y los nervios, Eugenia y su pareja guardan buenos recuerdos de la cesárea, ya que “me sentí tan frágil pero muy segura de quién me acompañaba. Juan sentado atrás mío dándome la mano, Sole (la partera) filmando y también dándome palabras de aliento y sonando de fondo Puente, la canción de Cerati que nos une a Juan y a mi desde el primer tiempo”, recordó y afirmó: “Fue una cesárea respetada”.
“Deseo que todas transitemos nuestros embarazos y partos con información, respeto y escucha”
“Vos podés tener una cesárea necesaria (por cuestiones médicas) y no tener un parto respetado y podés tener una cesárea necesaria y tener un parto respetado”, señaló Ribot y esbozó que la diferencia “está en la práctica, porque por ejemplo si vos tenés una cesárea por una cuestión de hipertensión, de preeclampsia, una intervención que hay que hacer ya, y la madre entra al quirófano acompañada por la persona que desea, al lugar se le minimiza la luz para que solamente esté iluminada la parte de la cirugía, la madre está tranquila, le ponen música, no se la asusta y los profesionales le hablan, la miran a los ojos, le explican lo que va pasando y no hablan entre ellos y se cuentan lo que va a hacer el fin de semana (algo que es habitual), si la protagonista total del proceso es la mujer y cuando el bebé nace se lo ponen en su pecho contacto piel a piel, entonces sí, esa cesárea es un nacimiento respetado. En cambio si el padre se queda afuera del quirófano porque no hay camisolín o por cualquier otra excusa y después todo el mundo adentro habla de otras cosas, la madre está asustada y nadie la mira a los ojos, nadie le explica, nace el bebé y se lo llevan al costado para cambiarlo, pesarlo, medirlo y demás todas cosas innecesarias porque los bebés no necesitan eso ni bien nacen, entonces ahí no se respetaron los derechos de nadie”.
Para poder transitar un embarazo de la mejor manera y llegar preparadas para el parto es fundamental la información y saber cuáles son los derechos de las gestantes. “Esto es muy importante. Tanto el obstetra como la partera deben informarnos durante el embarazo, para saber que se puede hacer y que es o no es conveniente”, sostuvo Eugenia al respecto.
De esa manera, lo que suceda a la hora del nacimiento podrá ser “una decisión conjunta” manifestó la joven y aclaró que si bien en su primer embarazo el médico tomó la decisión de que le realicen una cesárea, “primero el médico que hizo el eco habló con el equipo, se nos informó en todo momento lo que ocurría y como iba a pasar todo. Fue algo muy importante”, afirmó la mujer.
Por su parte, Lorena aseguró que ahí radica la importancia de la Semana del Parto Respetado, “en visibilizar lo que ocurre en ese momento de la vida, para que la información llegue a todo el mundo y para que no haya mas casos de violencia obstétrica”.
“Ese es mi deseo personal”, -concluyó Eugenia- “que cada vez seamos más las mujeres que podamos transitar nuestros embarazos y partos con información, respeto y escucha”.
Minutos después del parto, Eugenia y su marido pudieron abrazarse a su segundo hijo sumergidos en la bañera en la que nació
“Es un proceso de nacimiento más suave (así se lo denomina), porque está dentro de una bolsa de líquido amniótico y sale al agua. Entonces es una transición más lenta, más suave” Lorena Ribot, doula
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