VIDEO. Las vivencias de Don Miguel Ignomiriello, una leyenda del fútbol

Se baja del auto y camina sin ayudarse de nada. Sube las escaleras sin dificultad. Luego saluda a los que están cerca como sabiendo que lo miran de modo especial. Pide un vaso de agua, se saca el saco y muestra que los botones los tiene bordados con el escudo de Nacional de Montevideo. Contesta un mensaje de su nieta y se presta a una charla en la que va a repasar su vida en el fútbol, justo el día en el que cumple, como él dice, sus “primeros 97 años”. Con ustedes Don Miguel Ignomiriello, una leyenda viviente del fútbol y de la Ciudad, que arrancó su aniversario con llamados desde Uruguay, La Plata, Rosario y Buenos Aires.

Si bien tiene un lazo afectivo con Estudiantes dice que es hincha de Everton, por el respeto que le tiene a Gimnasia, en donde comenzó a trabajar en la antesala del Lobo del ‘62. Luego arrancó su salto a la gloria: en el Pincha desembarcó en 1963 para reordenar el fútbol juvenil y dirigir lo que se llamó La Tercera que Mata, la base del equipo campeón del mundo en Old Trafford 1968. Más tarde pasó por Rosario Central, Nacional de Montevideo y tuvo un paso clave por la Selección, con una preparación de casi tres meses para jugar en la altura de La Paz, clasificar al Mundial de 1974 y, de paso, asegurar la plaza de Argentina para la copa del mundo 1978. A continuación, un repaso por sus momentos más salientes.

Estudiantes campeón del mundo

“Llegué por pedido de Mariano Mangano. En ese momento en el Club no había nada: cancha auxiliar (se alquilaba para circos), vestuarios, ropa, médicos ni preparadores físicos. Pero había cuatro jugadores clave: Juan Ramón Verón, Eduardo Flores, Cacho Malbernat y Carlos Pachamé. Luego llegaron Manera, Poletti, Tato Medina y Aguirre Suárez”, recordó de su desembarco en el Pincha para la explotación de las divisiones menores. El trabajo dio sus frutos en menos de cinco años, ya con la conducción de Osvaldo Zubeldía en el primer equipo: el título del mundo en Inglaterra. “Hay pocos equipos que han logrado en la historia salir campeones del mundo con jugadores formados en su club. Al día de hoy recuerdo lo que fue ese día y me sigo emocionando”.

¿Por qué eligió a Zubeldía? “Porque Victorio Spinetto me comentó de sus cualidades, cómo se juntaban para hablar de táctica, de pelota parada, de preparación física... Cuando Mariano Mangano me preguntó qué técnico llevar a Estudiantes no dudé en recomendarlo pese a no haber tenido nunca un contacto”.

Antes de esa consagración decidió irse del Club, al que volvió en 1971 cuando Mario Martínez lo convocó tras la renuncia de Zubeldía. “No me arrepiento de haber aceptado pero estaba claro que el equipo no era el mismo. La mayoría de los jugadores se había ido y teníamos muchos juveniles. De todos modos la campaña fue excepcional y perdimos la final en un tercer partido. Se nos escapó en Montevideo”, dice sin dudar.

Su paso por Rosario Central

“Fui a trabajar en las divisiones juveniles y cuando renunció el entrenador propuse tres técnicos: Renato Cesarini, Alejandro Scopelli y Enrique Fernández Viola. Ninguno de los tres aceptó y casi que me obligaron. Acepté. Tuve un gran paso y pasaron grandes jugadores, como Aldo Pedro Poy. Se armó una buena base que años después fue campeona en el fútbol argentino”, repasó de su trabajo en Rosario Central, club en el que se cruzó con César Luis Menotti.

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“No es que lo dejé libre, fue él quien pidió el pase libre porque no le gustaba entrenar en doble turno y las exigencias físicas. Un día le dije de jugar en Reserva y me dijo que prefería descansar”, contó y lo diferenció del Trinche Carlovich. “Fue un gran jugador pero no quiso ser nunca de primer nivel, se conformaba con jugar los torneos de Rosario”.

Su otro gran paso por el fútbol fue en Nacional de Montevideo. Allí lo reconocen sus hinchas y varios jugadores que formó, como Juan Ramón Carrasco, la primera persona en llamarlo ayer para saludarlo por su cumpleaños.

La Selección Fantasma: victoria y al mundial

Argentina se había quedado afuera del Mundial de México 1970 y estaba mal pensando en Alemania ‘74. Debía ganarle a Bolivia en La Paz y AFA abandonó por completo al plantel. Ignomiriello colaboró con Omar Sívori en la preparación, de las más exóticas del mundo: tres meses de pretemporada en Tilcara, La Quiaca y Cuzco para jugar un partido de importancia.

“Nos dejaron solos y tuvimos que organizar 15 partidos amistosos en casi tres meses. Con el dinero de la recaudación nos pagamos los gastos. Ganamos 14 y empatamos uno. Pasaron jugadores grandísimos como el Pato Fillol, Mario Kempes y Aldo Pedro Poy. A Bolivia le ganamos 1-0 con un gol de Oscar Fornari, que luego jugara en Gimnasia.