Cuarto intermedio para resolver una recusación

A la jueza la tildaron de “sensible” y dijeron no estaba en condiciones anímicas de agarrar el “fierro caliente” de la causa del ex camarista de Casación preso por presuntos actos de corrupción funcional. Hablamos de Martín Ordoqui y de la presidenta del Tribunal IV de La Plata, Carolina Crispiani, contra quien interpusieron dos recusaciones. Pero la funcionaria no dio marcha atrás y respondió con dureza. Hasta catalogó de “machistas” a los abogados que motorizan su apartamiento.

Por este caso, ayer se hizo una audiencia clave con los magistrados Patricio Marcelo Gandulfo y Marcelo Martín Giorgis, quienes deben resolver la incidencia, aunque, después de escuchar los planteos, informaron que se tomarían 48 horas para dar a conocer su pronunciamiento.

El problema, como se publicó, surgió con la primera recusación fundada en que la magistrada apareció en una lista de testigos para declarar en el debate, aún sin fecha de concreción. Fue por una antigua declaración testimonial en el marco de un sumario administrativo contra otro miembro del máximo órgano penal bonaerense, cuando Crispiani era relatora.

Si bien ese trámite interno se cerró sin novedades, por error, como sostuvo el fiscal Mariano Sibuet al contestar un traslado sobre la cuestión -que fue impugnado por los abogados defensistas-, se lo sumó a las pruebas ofrecidas para el juicio.

Por eso, Crispiani contestó con firmeza en rechazo del pedido y le advirtió a los abogados defensistas que no iba a tolerar “faltas de respeto” ni ataques contra su investidura. También expresó: “Sepa que me resultan por demás agraviantes sus palabras”, indicó con evidente malestar.

“Les recuerdo que como Jueza tengo la responsabilidad de dirigirme con respeto hacia ustedes, pero también de exigirlo. No voy a aceptar expresiones que comprometan mi dignidad, ni desvíen el objeto del proceso”, cerró.

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Seguidamente, la defensa volvió al ataque con una segunda recusación, ahora basada en los términos de la respuesta de Crispiani: “La magistrada nos hace saber que se ha sentido injuriada por las expresiones vertidas en las recusaciones promovidas por esta parte y otros consortes de causa, situación que conlleva una dificultosa tarea de recomposición emocional para actuar con soltura en un proceso penal en carácter de juez”.

El cruce siguió con un nuevo responde de Crispiani, que contestó a esas manifestaciones e hizo saber que “han excedido los límites del ejercicio profesional legítimo”. Ahora el escenario aparece como incierto y a la espera del fallo de Gandulfo y Giorgis.