Números y estadísticas de por qué los argentinos eligen viajar sin compañía

A la hora de elegir con quién viajar, cada vez más argentinos eligen no elegir. Porque viajar solo dejó de ser una rareza o un último recurso para convertirse en una tendencia consolidada. La autonomía, el deseo de conocerse a uno mismo y la posibilidad de armar itinerarios a medida están entre los principales motivos por los que muchas personas deciden irse de vacaciones en soledad.

El dato es claro: un 39% de los argentinos que viajan solos lo hace porque quiere planificar con total libertad, sin tener que consensuar destinos, horarios, gustos o ritmos con nadie. Esa independencia es, para muchos, la puerta de entrada a una experiencia diferente: una forma de viajar más conectada con los propios deseos y menos condicionada por la dinámica grupal.

Así lo indicó un informe de la empresa Booking.com, que encuestó a 800 argentinos.

Pero no se trata solo de logística. Un 33% busca algo más profundo: tiempo para reflexionar y estar consigo mismo.

La idea del viaje como proceso también aparece en otro dato: un 23% de quienes viajan solos lo hacen aunque alguien los espere al llegar. No se trata de un viaje sin vínculos, sino de una travesía elegida y transitada en soledad. La primera parte del trayecto es tan valiosa como el reencuentro final.

El deseo de no tener que alinear planes con nadie más también pesa. Un 21% de los encuestados elige viajar solo porque no quiere coordinar agendas, gustos o ritmos con otros. ¿Querés levantarte tarde, comer a deshora, improvisar una excursión? Nadie lo impide.

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Otro 21% directamente lo formula así: quiere hacer lo que quiere, sin depender de nadie más. Desde elegir el hotel hasta decidir si visitar un museo o dormir la siesta, todo está bajo control personal. Y para un 10%, el deseo se orienta aún más hacia la autonomía: quieren elegir los destinos sin negociar con nadie.

El ritmo también influye. Un 12% dice que quiere viajar más frecuentemente que sus posibles compañeros, y un 10% valora poder decidir a último momento. Viajar solo, permite ser más espontáneo, aprovechar una oferta o una ventana de tiempo libre sin consultar a nadie.

Y aunque el eje parece estar en la autonomía, también hay espacio para lo social. Un 19% cree que viajar solo es la mejor forma de conocer gente nueva. Al no depender de un grupo propio, uno se abre más a hablar con extraños, compartir charlas o formar vínculos espontáneos en hostels, excursiones o bares.

Por último, hay quienes viajan solos por circunstancias vitales: un 9% dice que lo hace porque terminó recientemente una relación sentimental. El viaje, en esos casos, también funciona como un proceso de duelo, transformación o renacimiento.

Lo cierto es que lo que que antes podía ser visto como una excentricidad hoy se transforma en estilo de vida. Las agencias ofrecen paquetes para “solo travelers”, y los hostels y aplicaciones de viaje tienen funciones específicas para quienes se mueven sin compañía.

Viajar solo no es estar solo: es elegir con quién, cuándo, cómo y por qué moverse por el mundo. Y en un contexto donde la libertad personal, la salud mental y el disfrute ganan terreno frente a las obligaciones o imposiciones sociales.