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La Ciudad |MERCADO LABORAL

Entre necesidad y elección, cada vez más jubilados deben trabajar

Entre necesidad y elección, cada vez más jubilados deben trabajar

Quienes más siguen trabajando tras jubilarse pertenecen a los segmentos más pobre y más rico del país

29 de Mayo de 2025 | 04:05
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La cantidad de personas que siguen trabajando tras jubilarse es cada vez mayor en el país. Como muestra la última Encuesta Permanente de Hogares, ya son casi uno de cada seis (el 15,47%) quienes continúan en actividad laboral tras alcanzar el momento de la jubilación, lo que representa un incremento del 42% con respecto a lo registrado en 2011 .

El fenómeno, que se observa especialmente entre los jubilados más jóvenes (24,3% de los menores de 70 años sigue trabajando), tiene su principal causa en la necesidad de subsistir. Con una jubilación mínima que ronda actualmente los $366.000 y una canasta básica que supera $ 1.200.000, la mayoría se ve forzado a mantener algún ingreso para no caer en la indigencia.

Pero lo cierto es que no todos los que optan por seguir trabajando tras jubilarse lo hacen por fuerza mayor. Así lo muestra un informe difundido por la Fundación Navarro Viola que indaga en la complejidad del fenómeno en el contexto de un cambio demográfico profundo: el marcado aumento en la esperanza de vida de la población. Mientras que, en los tiempos en que se diseñaron los sistemas previsionales, la gente fallecía en promedio a los cinco años de haberse retirado, hoy eso suele ocurrir recién 15 o incluso 20 años después.

DESIGUALDAD EN LA VEJEZ

La participación de los jubilados en el mercado laboral no es homogénea. Como muestran las estadísticas, quienes más siguen trabajando pertenecen al primer y al quinto quintil de ingresos. Es decir, los más pobres y los más ricos.

En los sectores de menores ingresos, trabajar después de la jubilación es una cuestión de subsistencia. En muchas familias, los ingresos previsionales no alcanzan para cubrir las necesidades básicas. A esto se suma la informalidad laboral, que acompaña a muchos trabajadores desde su juventud hasta la vejez. La mayoría de estos adultos mayores realizan “changas” o trabajos temporarios, precarios y mal remunerados, sin acceso a beneficios laborales formales.

“Trabajar por necesidad. ¿Qué otra cosa podría esperarse en una sociedad donde el 40% de los hogares con mayores declaran no llegar a fin de mes? ¿Qué otra cosa podría esperarse en una sociedad donde al menos una de cada cuatro personas mayores vive en hogares en condiciones de pobreza multidimensional?”, resalta desde la Fundación Navarro Viola el sociólogo Enrique Amadasi.

Autor del informe “¿Por qué aumenta la cantidad de personas mayores que siguen trabajando?”, Amadasi señala el hecho de que las personas mayores son, por otra parte, quienes menos acceso tienen a programas de ayuda social. “Se presume que están cubiertas por el sistema previsional, pero muchas veces las jubilaciones mínimas no alcanzan, y los adultos mayores quedan fuera de las transferencias de ingresos o la asistencia alimentaria”, explica el investigador.

Más complejo resulta comprender las razones de seguir trabajando sin necesidades económicas cuando se alcanza la edad de la jubilación, lo que se observa entre el sector de mayores ingresos, el quinto quintil. Como señala Amadasi, en este segmento parecen entrar en juego las motivaciones personales: el deseo de seguir haciendo lo que aman, la necesidad de sentirse útiles, la identidad profesional, el reconocimiento social o simplemente la aversión a la inactividad.

“Hay muchas personas mayores que aman lo que hacían, laboralmente hablando. Por su reconocimiento social, por su valoración por parte de los otros, por su contribución la propia identidad, por su autoestima, por no dejar de ser lo que fueron, por su deseo de dar a otros, por su resistencia al cambio, a encarar otros desafíos asociados al aumento de la edad, por su mayor aversión a quedarse en casa”, dice el sociólogo.

OPORTUNIDADES

Pero lo cierto es que no sólo existen una diversidad de motivos y razones sino también de oportunidades laborales para continuar participando de los mercados laborales más allá de la edad jubilatoria.

 

Trabajar por necesidad. ¿Qué otra cosa podría esperarse en una sociedad donde el 40% de los hogares con mayores no llega a fin de mes?”

Enrique Amadasi
Sociólogo e investigador

 

Para los jubilados de sectores socialmente más favorecidos, las oportunidades laborales también son diferentes -explica el investigador-. Aquellos con mayor nivel educativo y capital social tienen más chances de seguir activos. Profesionales como abogados, médicos o contadores, por ejemplo, pueden reducir su carga horaria o trabajar con mayor flexibilidad, sin abandonar del todo su actividad. En este segmento, continuar trabajando es una forma de seguir ejerciendo su vocación, mantener sus redes sociales y preservar su identidad.

“Nuestros estudios señalan que el desempleo -es decir personas que desean trabajar, pero no encuentran esa oportunidad- es bastante más bajo entre las personas mayores que entre los de menos edad. Esto habla de las mayores oportunidades laborales para los mayores, aunque parezca lo contrario. Y dentro de estos, la estructura de oportunidades parece distribuirse muy desigualmente: son mayores entre los de mayor capital en todas sus dimensiones, entre las que sobresale el capital educativo”, cuenta Amadasi.

Son los asalariados que desean seguir trabajando después de los 65 años quienes encuentran más obstáculos. Aunque la legislación hoy permite extender la edad laboral hasta los 70 años, muchas empresas todavía prefieren trabajadores más jóvenes para los cargos jerárquicos. Esto reduce las oportunidades de los mayores con trayectoria asalariada, salvo que opten por emprender proyectos propios o asociarse con otros profesionales.

 

Más complejo resulta comprender las razones de seguir trabajando sin necesidades

 

La experiencia acumulada, las relaciones construidas y la formación profesional son activos que pueden aprovecharse en actividades independientes como la consultoría o la capacitación, aunque en un marco más formal y mejor remunerado que el que se observa en los sectores más vulnerables.

En suma, el incremento en el porcentajes de jubilados que siguen trabajando refleja tanto los límites del sistema previsional como la diversidad de trayectorias personales. Ya sea por necesidad o por elección, se trata en cualquier caso de un fenómeno que interpela a la sociedad en su conjunto y que obliga a repensar cómo se articula la vejez con el trabajo, la dignidad y la libertad.

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