Discuten el futuro de la cuarentena y la Provincia propone retroceder en AMBA

La etapa actual del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de coronavirus entra en tiempo de descuento. La cuarentena seguirá más allá del domingo 7 de junio, con la mayoría de las provincias avanzando hacia la denominada “nueva normalidad” de la última fase y la gran incógnita ciñéndose sobre el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) -que incluye al Gran La Plata-, donde el confinamiento podría continuar tal como está -en el nivel 3, de segmentación geográfica- o, por el contrario, dar marcha atrás.

Esa última posibilidad es analizada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, en una estrategia que podría marcar nuevas diferencias con lo planteado por la ciudad de Buenos Aires y comunas como La Plata, más proclives a intentar una gradual flexibilización de actividades.

¿Retroceder o avanzar? Esa pregunta latió ayer en la reunión que en Casa Rosada encabezó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, junto a sus pares de la Provincia, Carlos Bianco, y del gobierno porteño, Felipe Miguel, además de funcionarios de las áreas de Salud, Desarrollo Social y Seguridad.

Lo que pase a partir del lunes, terciaron en la Rosada, dependerá del ritmo de los contagios. Si se mantiene en los 700 u 800 casos diarios -el piso de la semana pasada-, el confinamiento podría mantenerse o, incluso, dar un paso más. Si se dispara, la reversa podría ser inevitable.

Un dato alentador es que, mientras anoche transcurría el cónclave en Casa de Gobierno, se conocía el reporte diario del COVID-19: 564 casos, 526 de ellos repartidos entre porteños y bonaerenses.

Pero, más allá de esa cifra, la administración de Axel Kicillof mira con lupa la propagación de un virus que, según los últimos registros, ya ingresó a los cuerpos de 865 personas en una decena de villas, lo que representa el 14,07 por ciento de los 6.144 infectados bonaerenses. Esa cifra es casi cuatro veces superior a los 220 contagios detectados en villas hace menos de dos semanas. La más golpeada sigue siendo Villa Azul, el cercado asentamiento entre Quilmes y Avellaneda, con 246 contagios. Pero hay también casos como el del barrio José Luis Cabezas, entre Berisso y Ensenada, donde 12 habitantes ya dieron positivo.

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El escenario llevó ayer al vicemeministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, a sugerir con todas las letras que “hay que retroceder de fase. Estamos en la parte de ascenso de la curva. Cuando empiezan a duplicarse los casos, hay que achatar la curva. Ahora hay que producir las medidas de contención que reduzcan los contagios”, alertó durante una entrevista radial.

La advertencia encontró respaldo en el gobernador Axel Kicillof que, si bien aclaró que la decisión “no está tomada”, consideró que “la opinión [de Kreplak] parte de un punto de vista médico o epidemiológico”. Aunque avisó: “Si suben los casos, quiere decir que hay mayores contagios. La regla simple es que, cuanto mayor es la cantidad de contagios, más deben ser las restricciones. Es lo que funcionó en todo el planeta, pero todavía no hicimos la evaluación fina”, dijo horas antes de analizar la situación sanitaria y económica junto a los intendentes Gustavo Menéndez (Merlo), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Fernando Moreira (San Martín) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas).

Deteniéndose en el AMBA como epicentro de los contagios, Kreplak aventuró que “si no tomamos una decisión para reducir los casos drásticamente, el sistema [sanitario] va a colapsar en unas semanas”, en línea con lo que en la víspera había advertido el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán.

“Hay que frenar e ir a lo esencial para achatar la curva”, insistió el viceministro.

Para la Región, eso implicaría retroceder, al menos, una fase. Como se sabe, el Gobierno estableció cinco fases de aislamiento. Hoy, el AMBA y La Plata se encuentran en la fase 3. De dar marcha atrás, podría volver al nivel 2 (aislamiento administrativo, con un 25 por ciento de movilidad) o al 1 (aislamiento estricto, con apenas el 10 por ciento de movilidad).

La estrategia bonaerense marcaría diferencias con la hoja de ruta porteña, donde observan un “amesetamiento” de los casos, por lo que estudian autorizar “nuevas actividades de bajo riesgo”. También, con lo que pretende el intendente Julio Garro, a la espera de una respuesta para avanzar en aperturas graduales de actividades. Incluso, como informó ayer EL DIA, el jefe comunal impulsa junto a cámaras empresariales y de comercio una mesa regional para encarar un abordaje localizado de la crisis, por fuera del AMBA, entendiendo que, con 169 contagios, aquí no se replica un foco infeccioso de tal magnitud.

“Habrá que ver qué pasa si se materializa este retroceso y qué prevé -decían ayer voceros municipales- En La Plata, técnicamente, no hay más que comercios esenciales abiertos y algunos otros puntualmente exceptuados”.