A plena luz del día, un millonario golpe en una carbonera de Romero

Delito en el centro y más delito en la periferia. La Ciudad sigue atravesada por un preocupante fenómeno de inseguridad, que mantiene a todos los vecinos atados a ese flagelo. Ahora pasó en Melchor Romero, en una zona alejada de los ruidos mundanos, aunque se sabe que no hay lugar inmune a los ladrones.

De acuerdo a lo que pudo saber este diario, a las diez de la mañana del último miércoles, cuando dos hombres desempeñaban tareas en una carbonera de la calle 186 entre 492 y 500, aparecieron cinco personas, que no eran clientes; todo lo contrario.

Con el inconfundible mensajes de las armas, enseguida los amenazaron, los redujeron y los inmovilizaron.

Las víctimas del ataque refirieron a un grupo de entre 4 y 5 personas, que se llevaron una verdadera fortuna.

En ese sentido, el reporte oficial marcó una suma desconocida en dinero en efectivo, celulares, garrafas, el DVR de las cámaras de seguridad y dos vehículos: una camioneta Fiat Fiorino blanca y un Peugeot 308 gris.

En principio, se sabe que hubo una tercera damnificada por el despliegue de los asaltantes. Se trata de una mujer, que cumpliría tareas de limpieza en el predio y a la que le sustrajeron su teléfono móvil.

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Por suerte, agregaron las fuentes consultadas por este diario, “no hubo que lamentar heridos”. Si bien fue una situación muy tensa, cargada de dramatismo, no hubo réplica con golpes. Y si hubo alguno, no requirió de ningún traslado a un centro asistencial.

Ahora en la investigación tomó intervención la UFI Nº 9 de Autores Ignorados, con colaboración de personal de la seccional decimoquinta.

En principio, no hay registros de los movimientos de los delincuentes en el interior de la carbonera, ya que, como se dijo, se llevaron la memoria que almacenaba las imágenes de las cámaras. “El corazón” del aparato.

Por eso ahora los pesquisas, al margen de los vehículos sustraídos, de los que cuentan con toda la numeración de patentes, vidrios y motor, salieron a la búsqueda de testigos y otros registros fílmicos de la zona.

No se descarta que se trate de alguna banda con asiento en el cordón más austral del Conurbano bonaerense, aunque esa hipótesis está sujeta a revisión, ya que bien podríamos hablar de una gavilla autóctona.

A LA BUENA DE DIOS

La zona rural de La Plata enfrenta un sostenimiento de la realidad de inseguridad, que afecta tanto a los productores rurales, como a los que comercian con ellos y a los habitantes de las comunidades más alejadas del centro urbano.

La situación se agrava debido a la creciente presencia de grupos delictivos que operan en áreas de difícil acceso, lo que complejiza las tareas de patrullaje y vigilancia por parte de las autoridades locales.

Según los informantes, la mayoría de estos delitos ocurren durante la noche, aprovechando la oscuridad y la escasa presencia policial.

“Ya no podemos dormir tranquilos. Esto se puso muy complicado. Es triste ver cómo se aprovechan de nuestra vulnerabilidad, robando lo que con tanto esfuerzo conseguimos”, expresó un poblador de un paraje lejano.

Ayer, por esta cuestión, hubo una reunión de la que participaron autoridades locales y las de Brandsen, que intentan aunar esfuerzos para prevenir el robo de ganado, un delito cuya prevención presenta notorios obstáculos.