Estudiantes y una noche épica con remontada en el final

Estudiantes tuvo su noche épica ante Central Córdoba. Jugaba mal y perdía 2-0 como local. Nada le salía pero a falta de 20 minutos se puso las pilas, inclinó la cancha y lo dio vuelta con fútbol pero mucha autoridad. Así se trepó a lo más alto de la tabla de posiciones de la zona A, al menos hasta que juegue Argentinos Juniors. Fue una muestra de carácter para disimular algunas falencias, pero esa vibra mostrada es lo que llevó a este equipo a ser campeón dos veces el año pasado.

No fue bueno el primer tiempo de Estudiantes. Tampoco el nivel del partido en general, pero se esperaba más del Pincha, por ser local y tener pretensiones ambiciosas. No estuvo atento con la pelota y cometió distracciones que pudieron costarle caras.

En el contexto de un campo de juego que cada partido luce peor y ya hace pensar que la mudanza esta más cerca d elo imaginado, el equipo de Eduardo Domínguez no supo hacer circular la pelota. No pudo ponerla al ras del piso o lo hizo en momentos intermitentes del partido: a veces la recuperó y amagó con una contra peligrosa pero la entregó mal de inmediato. En este rol se fueron prestando las desventuras.

Estudiantes se plantó con un esquema 4-2-3-1, con José Sosa como falso “9” y Luciano Giménez de referencia. Medina por izquierda y Palacios en la derecha. No funcionó ese dibujo porque no tuvo peso en la generación y para nada cuando pisó el área.

Apenas un par de remates desde afuera del área de Tiago Palacios, uno cruzado de Eric Meza ingresando por derecha y algunos desbordes que nunca encontró bien posicionado a Giménez. En esos 45 minutos iniciales Estudiantes no pudo imponer superioridad ni mostrar credenciales. Le costó y por eso no llegó con verdadero peligro al arco de Alan Aguerre, que supo cómo poner nerviosos a los rivales haciendo lenta cada salida del arco con la complicidad de Andrés Merlos.

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Así como lo sufrió en otros partidos, anoche la pasó mal cada vez que el rival, en este caso Central Córdoba mandó centros cruzados al área. No tuvo en Mansilla al arquero capaz de descolgar esos centros ni a los marcadores centrales que se hicieran dueños del área. Por eso las pocas veces que el Ferroviario hizo esto avisó. Y en la última jugada, que el Pincha reclamó falta previa, Iván Gómez tiró un pase aéreo preciso de derecha a izquierda para el gol de Matías Perello que a falta de dos minutos aprovechó la distracción en la marca para bajar la pelota y colocar al segundo palo de Mansilla, que cuando quiso reaccionar era tarde. Golazo y final del primer tiempo. Llamado de atención.

Para jugar el segundo tiempo Domínguez cambió al volante central: Ezequiel Piovi por Neves buscando así una salida más clara y encontrar el pase en una defensa que lógicamente se abroqueló atrás.

No lo encontró el pase y en otra jugada que el local reclamó infracción el colombiano Angulo corrió media cancha, le sacó un metro a Boselli y le cedió el gol al Pupa Heredia que ingresaba por el segundo palo. La tormenta que se vislumbraba por detrás de la platea de calle 1 se anunció en el campo de juego un rato antes.

A la impericia de Estudiantes se sumó la forma de jugar de la visita, que hizo lo que quiso con el aval de Merlos, que detuvo todo lo que pudo el juego irritando a los hinchas y desnudando las falencias de un equipo que no se había recuperado del primer gol cuando recibió el segundo.

Entonces desde el banco llegaron las primeras respuestas buscando despertar al equipo. Adentro Tobio Burgos y Edwuin Cetré. El juego se aceleró y la cancha se abrió. Estudiantes por primera vez tomó el dominio pero con una desventaja complicada. Hubo un penal por mano que reclamó todo el estadio y una aparición de Arzamendia por el segundo palo que salvó el arquero. Después de los 20 minutos el Pincha mostró algo de su juego: al menos entusiasmo para encarar el partido.

Esa superioridad se transformó en gol a los 23 minutos cuando un preciso centro de Meza al corazón del área mostró un buen salto y cabezazo de Luciano Giménez, que clavó la pelota junto al palo derecho de Aguerre. Primer gol del exChacarita en el Pincha. Y algo de justicia. Ni hablar cuando dos minutos después, con un tiro libre desde el vértice derecho, Joaquín Tobio Burgos hizo un golazo para el 2-2 que no estaba en los planes de nadie 10 minutos antes. Fue una furia el equipo y tuvo su premio.

Al partido le quedaban más de 20 minutos y los nubarrones ahora contrastaban con lo que sucedía en la cancha. El equipo mejoró con los cambios y fue agresivo. Pasó el auto a nafta y fue por la victoria, a esa altura con todos los condimentos de épica: incluso llovía de manera copiosa. Y la logró a falta de cinco minutos con otro centro cruzado de derecha a izquierda. Esta vez el goleador fue Santiago Arzamendia, también en su primera vez en el arco de enfrente. Gol y explosión de los hinchas. Satisfacción por la recuperación y una noche de verano en lo más alto. Con lluvia y cosas por mejorar, pero con la tranquilidad que cuando aprieta los dientes pega bien fuerte.

El informe de Martín Cabrera tras el triunfo del Pincha desde UNO