Sin rampas, un nene de 9 años padece la travesía diaria hacia su escuela

En primer lugar, hay que agarrar fuerte ambas manijas del macizo andador. Segundo, subir las dos ruedas delanteras. Tercer, cuarto y quinto paso -que ocurren casi de forma simultánea-: hacer mucha fuerza, levantar al niño, a las ruedas traseras del andador y terminar de subir al cordón. Sexto: respirar profundo, y caminar en el barrio como cualquier familia hasta la próxima esquina, 100 metros adelante donde el ciclo volverá a repetirse.

Esta es la odisea que todos los días enfrenta la pareja de Tolosa, Luciano Granea y Yésica Rincón, cada vez que llevan y buscan a su hijo Salvador a la Escuela N° 89 “Juan Zorrilla de San Martín”, ubicada en 520 entre 5 y 5 bis.

Salvador es un niño de 9 años que está en cuarto grado y que se traslada con un andador entrenador de marcha a raíz de su enfermedad ‘ataxia’, una afección neurológica que genera problemas de coordinación en movimientos musculares; un andar ‘gelatinoso’.

Desde el año pasado, cuando dejó de trasladarse en auto y comenzó a hacerlo caminando -por recomendación médica-, la familia notó que en las siete intersecciones que separa la escuela de su hogar (520 y 115), no había rampas para discapacitados (a excepción de calle 4) lo que dificultaba notoriamente el ansiado andar.

“Yo no quiero un gran proyecto. Simplemente te estoy pidiendo que nos allanes el camino 5 cuadras. Ojalá hubiera rampas en toda la Ciudad, pero yo necesito la solución hoy, es urgente”, fue lo que dijo Yésica ante las autoridades de la delegación comunal de Ringuelet, hace dos meses.

“Me dijeron que podría incluirse en las obras de la nueva subida a la Autopista Buenos Aires La Plata, cosa que se inauguró a fines de abril”, recordó la mamá de Salvador en diálogo con EL DIA.

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“Sigo sin novedades. Nos dijeron que iban a elevar el pedido a Obras Públicas. No nos dieron un número de reclamo, un papel o un tiempo estimativo”, expresó Luciano.

Con la nueva entrada a la Autopista que une La Plata con la Ciudad Autónoma, la avenida 520 se volvió más transitada que lo que era. La hora pico se extendió a todo el día y camiones de gran porte, colectivos y miles de autos particulares corren todos los días por aquella vía.

Eso debe enfrentar también la familia Granea a partir de calle 2 hasta 115, cuando cruza la avenida y, ante las veredas intransitables para las ruedas de un andador, camina dos cuadras por el borde del asfalto. “Desde la Delegación nos dijeron que las veredas era problema de los vecinos”, contó Luciano.

Salvador es uno de los 16.890 platenses que cuenta con Certificado Único de Discapacidad y uno de los 5.683 personas con una disfunción motriz, según la Dirección de Acceso e Inclusión en Salud provincial. Pero, para la familia Granea es único: “Salvador es un ejemplo. Él no se queja y desde que comenzó a caminar con el andador, es conocido por todos los vecinos. Para nosotros, la caminata de la escuela a casa y viceversa es un encuentro familiar. Para él es una práctica para que el día de mañana camine sin la ayuda externa”, manifestó Yésica Rincón.

La solución de la no solución

“Averigüé por un ‘rotopercutor’. Me cobraban 65 mil el alquiler diario. No sé cómo usarlo pero lo voy a alquilar para romper el cordón y hacer yo mismo las rampas para mi hijo”, advirtió Luciano. “Hasta pregunté por una ‘maza paraguaya’ pero me dijeron que era imposible con eso. A ese nivel de cansancio llegué”, continuó.

¿Y si hay consecuencias?: “Estoy haciendo una rampa que el Estado no tiene tiempo para hacer. Yo lo hago por mi hijo pero es para todo el barrio también”, cerró.

Ante la consulta de este diario, la Municipalidad no emitió respuesta.