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El derrotero de la inversión extranjera en la Argentina

El ahorro externo que arriba al país bajo la forma de inversión puede brindar recursos que potencien la acumulación de capital local

El derrotero de la inversión extranjera en la Argentina

vaca muerta, uno de los polos de la inversión extranjera / web

Instituto de Economía Aplicada

1 de Junio de 2025 | 05:57
Edición impresa

Universidad del Este (UDE)

Esta semana el Banco Central de la República Argentina (BCRA) publicó su Informe sobre Inversión Extranjera Directa (IED) en Argentina al término de 2024, por lo que nos proponemos en este artículo realizar un sucinto análisis sobre el derrotero de la inversión extranjera en Argentina durante los últimos años.

La tasa de inversión o de acumulación de capital posee un rol determinante de los ciclos económicos ya que dinamiza la productividad del trabajo y amplía la capacidad productiva de la economía, sentando las condiciones para lograr un crecimiento sostenido. Ejemplo de ello son las economías de elevado crecimiento en los últimos 40 años (mayor al 5% promedio anual), tales como China, India, Corea del Sur y Singapur en las cuales la tasa de inversión anual promedio osciló entre los 30 y 39 puntos del PBI para el período 1980-2023.

Por el contrario, cuando miramos el caso argentino, el crecimiento anual promedio para ese período fue de 1,8% -el menor de los países más importantes de América Latina con excepción de Venezuela-, y su tasa de inversión de 16,4% del PBI. La inversión o la compra de bienes de capital para producir con esos medios otros productos, debe ser financiada con el ahorro, ya sea nacional o proveniente del exterior.

En la última década, la tasa de ahorro nacional bruto de la Argentina fue del 15% del PBI en promedio, la que dista, con holgura, de los niveles de ahorro propios de aquellos países de fuerte crecimiento en los últimos 40 años.

Por ello, el ahorro externo del resto del mundo, que arriba al país bajo la forma de IED, puede brindar, en una primera instancia, recursos que potencien la acumulación de capital local.

Atenuar la restricción externa

En países como el nuestro, la IED también cumple un rol relevante para atenuar la restricción externa, pues inicialmente la inversión supone el ingreso de divisas al sistema financiero local. Tomemos por caso Brasil que, desde 2007, posee de forma ininterrumpida déficit en su cuenta corriente, es decir, su balanza comercial de bienes y servicios más los pagos de intereses de su deuda le generan una sangría de reservas constante. Sin embargo, salvo en cuatro años de dieciocho, la IED brasileña ha más que compensado ese egreso de moneda extranjera. En dicho período, el déficit de cuenta corriente brasileño acumuló un saldo de USD 964.160 millones (un 45% del PBI actual del país vecino), mientras que los ingresos por IED alcanzaron los USD 1,2 billones.

 

En 10 años la tasa de ahorro nacional bruto de la Argentina fue del 15% del PBI

 

En los últimos 35 años, la IED en Argentina evolucionó al calor de los distintos ordenamientos macroeconómicos y sus crisis. La convertibilidad de los años 90 y el proceso de privatizaciones supuso un importante influjo de capitales extranjeros que adquirieron empresas locales existentes y llevaron la IED al 7,6% al PBI, lo que representó casi la mitad de la inversión bruta total en el país.

Con la crisis de 2001-2002, la IED se desmoronó hasta el 0,7% del PBI y con la recuperación que inicia en 2003 ésta se recompuso a través del aumento de nuevos aportes de capital de las empresas extranjeras y la reinversión de sus utilidades, alcanzando en el 2008 el 3,3% del PBI.

Reducción

A pesar de este crecimiento, la participación de la IED sobre la inversión total se redujo, demostrando que la capitalización por parte de los residentes locales tuvo un mayor dinamismo en ese período. Instaurado el cepo en 2011, la reinversión de utilidades de las empresas extranjeras, que veían limitada su remisión al exterior, y la acumulación de deuda con las empresas matrices comenzaron a ser un factor de suma relevancia dentro de la IED.

El gobierno de Macri y el levantamiento del control de cambios no supuso una “lluvia” de inversiones, aunque la IED subió un peldaño adicional hasta el 3,4% del PBI en 2018.

El cepo

La frágil situación externa que se hizo carne desde ese momento, el restablecimiento posterior del cepo en 2019 y la crisis derivada de la pandemia, hicieron que las empresas extranjeras no trajeran divisas para nuevas inversiones, sino que se circunscribieran a retener las utilidades que se veían imposibilitados de distribuir e incrementaran fuertemente la deuda con sus matrices.

Las elevadas tasas anuales de reinversión de utilidades en los últimos cuatro años, en el orden de 73% a 82%, no se explican por buenas condiciones de rentabilidad para las empresas extranjeras sino en los controles de capitales que aún siguen rigiendo para las mismas.

Bajo la flexibilización del cepo decidida ante la firma del nuevo acuerdo con el FMI, el gobierno permitió la remisión de utilidades a partir de 2026, mientras que en 2024 el BCRA habilitó una salida parcial, muy acotada en términos cuantitativos, canjeando el pasivo de las empresas por uno propio en dólares a través de su emisión de deuda (BOPREAL), algo que planea realizar nuevamente.

Las corporaciones extranjeras se han apurado a cancelar deuda comercial con sus matrices en el último trimestre de 2024, al relajarse las condiciones para su acceso al mercado de cambios por este concepto, y también han encontrado maneras de saltar las restricciones suscribiendo deuda corporativa que realiza los pagos en el exterior. Si bien antes decíamos que inicialmente la IED puede dar un “empujón” a la economía local, en el largo plazo debe evaluarse el impacto que tendrá sobre la balanza de pagos debido a los drenajes por la remisión de utilidades al exterior y un incremento de las importaciones.

Por otro lado, si analizamos el destino sectorial de la IED, se observa que son sectores ligados a los recursos naturales, como los de la minería, petróleo y gas, y la industria alimenticia, aquellos principales receptores de IED en los últimos años. Asimismo, destacan el sector automotriz y los bancos, con elevados grados de transnacionalización, los que se han visto afectados por las restricciones cambiarias, acumulando stocks de dividendos sin distribuir y deudas con sus casas matrices. En 2024, el Congreso argentino aprobó el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) enviado por el Poder Ejecutivo dentro de la Ley Bases, el cual brinda beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios para empresas que realicen inversiones mayores a USD 200 millones. Entre los proyectos de inversión registrados bajo el RIGI, el 90% de éste se concentra en el desarrollo del sector petrolero y gasífero en Vaca Muerta y la minería en otras provincias cordilleranas.

En este sentido, cabe preguntarse si la inversión extranjera podrá tener efectos significativos sobre el aumento de la productividad total de la economía a partir de una transferencia tecnológica efectiva, aprovechando eslabonamientos en las distintas cadenas de producción y, asimismo, si el alivio sobre la restricción externa en el corto plazo será extensible hacia el largo plazo y contribuir al crecimiento sostenido de la economía argentina evitando las crisis recurrentes de la balanza de pagos.

 

 

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